25| O'ahu

108K 8.9K 1.2K
                                    

Haley

La isla de O'ahu nos recibió con el sol en lo alto y aires cálidos con regusto salino que hizo caer en cuenta de lo cerca que estaba la playa de la pista de aterrizaje que utilizó el jet privado de Daxen.

—Creí que tú pilotarías—dije cuando subimos al auto que nos esperaba y nos aventuramos en las ajetreadas calles de Honolulu.

Daxen tenía un aspecto despreocupado con el cabello alborotado y la camisa arrugada. Como si me leyera el pensamiento, se pasó los dedos por sus mechones para peinarlo un poco pero solo sirvió para remarcar lo atractivo que lucía incluso luego de pasar un largo vuelo de ocho horas.

—Me gusta volar, pero no me odio tanto para hacerlo por ocho horas consecutivas—respondió mirando por la ventana—. Además, quería dormir un poco.

—Ya—apoyé la cabeza en el respaldo del asiento—¿Lograste dormir algo?

El jet no era un espacio gigantesco. No había mucho lugar por el que pudiera transitar sin ser detectado y lo escuché caminar por los pasillos toda la noche. Aunque dormimos en lugares separados de anchos asientos que se reclinaban lo necesario para convertirse en una especie de cama, no eran lo más cómodo del mundo y tampoco pude dormir mucho.

—No, pero eso ya lo sabes—sus ojos encontraron los míos y atrapé el brillo de la diversión en ellos.

—¿Cómo sabes que no dormí?

—Tenías tu laptop encendida. ¿Qué hacías?

—Oh—lo olvidé por completo—. Trabajo—me apresuré a responder.

—¿A las tres de la mañana?—preguntó con un deje de sospecha.

—No hay mucho qué hacer en un vuelo, ¿o si? ¿Qué quieres, que haga lagartijas en medio del pasillo para matar el tiempo?—inquirí con sarcasmo y sonrió de esa forma que me cortaba la respiración, despreocupada y natural. Era el tipo de sonrisa que lo hacía lucir más joven y creaba más estragos en mi tonto corazón.

Me aferré a la mentira que le dije para reaccionar. Lo cierto era que recibí un correo con muchos datos interesantes sobre él, Ciara e Ian gracias a mi informante y pasé la mayor parte de la noche analizando la información para usarla como mejor me pareciera.

—No me sorprendería encontrarte haciendo eso, la verdad—mencionó sacándome de mis cavilaciones.

—Por favor, tú eres el obsesionado con el ejercicio aquí—me quejé.

—Cierto, olvidé que tengo el saco de boxeo en una de las bodegas—una sonrisa jugó en su comisura cuando abrí la boca impresionada.

—Es una broma, ¿no?

—Cuando haga una broma, lo sabrás.

—¿Otra cosa exótica que lleves en tu jet de la que deba enterarme? Digo, para no infartarme cuando la vea.

Frunció un poco el ceño como si pensara.

—Depende, ¿qué es exótico para ti?

—No sé, ¿un zoológico portátil?

—Ah, no, no te preocupes, no encontrarás eso en el jet—expulsé el aire por la boca—. Eso lo llevo en el avión privado.

—Dios—dije simulando impresión y compartimos una mirada cómplice por la broma.

El resto del camino transcurrió en un cómodo silencio y estiré mis piernas al llegar al imponente hotel que los Pembroke reservaron para todos los asistentes del congreso. Las enormes puertas de cristal se abrieron para nosotros y revelaron un vestíbulo gigantesco con piso de mármol, columnas decoradas con elementos paradisiacos y el dulce aroma a frutas tropicales inundando la estancia.

Irresistible Acierto [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora