17| Pídemelo

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Haley

Dejé caer el tenedor sobre el plato tras escuchar la pregunta de papá. Tenía la reputación inequívoca de ser un hombre directo y sin filtros, pero esto lo elevaba a otro nivel.

No conocía esa faceta protectora suya, al menos no en este matiz. Nunca adoptó esa postura defensiva con Ian, mucho menos con Glenn, quien era un ser enviado del cielo. ¿Por qué entonces mantenía esa actitud recelosa?

—Papá, por favor, no seas tan...—intenté desviar la conversación y parar esta masacre, pero mi compañero se robó las palabras de mi boca.

—Como usted dice, solo Haley puede decidir si soy lo que ella quiere—contestó con suma tranquilidad—. Al final, lo que yo piense no importa. Es ella quien tiene el poder de elección.

Su mirada conectó con la mía. Exudaba seguridad y quietud, reflejando control sobre la situación.

—Y sé que ella no tomaría una mala decisión—su tono se tiñó de sinceridad antes de concentrarse en mis padres sin perder la templanza—. Cualquier cosa que elija, ya sea quedarse conmigo o no hacerlo, será lo correcto. No por nada es una de las CEO más hábiles del país—sus rasgos mostraron una mueca complacida.

Mamá apoyó su espalda en la silla y se cruzó de brazos con ese característico aire desconfiado que la rodeaba cuando había alguien nuevo en su círculo. No la culpaba, comprendía sus razones.

—Ella es hábil, sabemos lo buena que es para tomar decisiones—mencionó mi madre con tono firme sin despegar la vista de él—. La conocemos, pero no te conocemos a ti. Solo queremos saber con quién compartimos la mesa.

Genial, ahora era mamá quien le colocaba la daga al cuello.

—Creo que este interrogatorio al estilo de la inquisición no es necesario—intervine molesta con esta faceta de mis padres.

—Déjalos, esto se está poniendo bueno—interpeló Jarrel desde su lugar. Dio un sorbo a su copa con la misma expresión de diversión sádica que papá—¿Debería ir por las pinzas de tortura?

Su esposo le dio un golpecito en el brazo y le lanzó una mirada de advertencia. Gracias Glenn, pero conocía lo suficiente a mi hermano para saber que su impertinencia no se detendría.

Daxen se removió en su sitio y sonrió. Una sonrisa llena de confianza y seguridad.

—Por supuesto, lo entiendo. Solo quieren lo mejor para su hija.

Los ojos de mamá eran tan fríos como una tormenta de nieve en invierno y el brócoli que me llevé a la boca se quedó atorado en mi garganta luego de las siguientes palabras que dijo mi compañero con total tranquilidad.

—Sé que puedo llenar sus expectativas. Conozco varias formas para hacerlo.

Tosí y me golpeé el pecho hasta que la verdura pasó mi garganta. Qué. Mierda. Acababa. De. Decir.

Tal vez yo estaba pasando mucho tiempo con él porque comprendí enseguida el doble sentido que subyacía a sus palabras. Mis padres no mostraron reacción alguna ante su respuesta y el alma me volvió al cuerpo.

Iba a matarlo cuando esto terminara.

—No sé si al final estaremos juntos, pero sí sé que estoy disfrutando del viaje a su lado—soltó con audacia y sinceridad, tanta que mi corazón se compungió.

Papá soltó el aire por la nariz y movió el tenedor en su plato, pensativo. Mi corazón aumentó en tempo, temeroso de lo que diría a continuación.

—Es bueno tenerte en casa, Westler—dijo templado y el alivio me supo dulce en la punta de la lengua—. Si mi hija te eligió, sé que es por una buena razón.

Irresistible Acierto [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora