47| Verdades que duelen [parte 1]

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Daxen

Algo andaba mal.

Desde el atentado ocurrido en la corporación de los Colbourn no había dejado de percibir cierta inquietud, y mientras la madre de Haley ayudaba a su esposo a limpiar su herida en el estudio, la sensación se volvía más fuerte.

Las palabras que Ciara no abandonaban mi cabeza y habían provocado un incendio de preguntas. Si Ciara no fue quien envió a un tipo para asesinar a Haley, ¿entonces quién?

Ian parecía la opción más viable, pero no era tan imbécil. Además, él no tenía idea del trato que yo había hecho con Fisher, al menos hasta donde estaba enterado y necesitaba a Haley viva para seguir extorsionándola.

Si Ian y Ciara no enviaron al tipo para asesinarla... ¿entonces quién?

Me mantuve en una esquina de la estancia, cerca de la puerta. Una parte de mí quería huir, olvidar todo y darle la espalda para siempre a este desastre porque algo me decía que no ganaríamos este juego con vida. Sin embargo, la otra, la que tenía mayor partido, insistía en quedarme al lado de Haley para protegerla.

Mi corazón sabía la respuesta correcta, aunque mi cabeza me gritaba algo diferente. ¿Qué pasaría cuando ella descubriera que fui yo quien envió información sobre las malas prácticas de las empresas Crakehall y Colbourn?

Un nudo se formó en mi estómago solo de imaginarlo. ¿Nuestra relación era tan fuerte para sobrevivir algo así? ¿Haley lograría perdonarme? Me pasé una mano por el cabello, estresado, y un terror frío se ancló a mis huesos al imaginar lo peor. ¿Y si ella decidía que era demasiado para perdonarme?

La idea me hizo sentir enfermo y una especie de extrañeza se asentó sobre mi piel. ¿Desde cuándo sentía tanto miedo de perder a alguien? Percatarme de la importancia tan profunda que tenía Haley Colbourn en mi vida fue como recibir una bofetada de realidad, una en la que podía apreciar el panorama completo de la situación.

Estaba. Completamente. Jodido. No solo estaba enamorado de ella hasta la médula; amaba a esa mujer. La amaba tanto que preferí perder mi libertad y enfrentar la humillación y el escrutinio público por segunda vez antes que verla a ella en peligro.

Miré al techo saboreando esta nueva revelación que se sentía extraña y ajena. Era la primera vez que una mujer se clavaba tan profundamente en mí y la primera ocasión en que sentí el verdadero temor a perder algo y no sabía cómo manejarlo.

Las emociones no eran algo que pudiera ordenar para obtener algo distinto, o borrar, o ignorar. Eran tan crudas y reales que me dejaban desarmado en medio de la batalla, una que ya sentía perdida, porque Haley había ganado hace tiempo. Me había ganado a mí, en cuerpo y alma, era todo suyo para que hiciera conmigo lo que quisiera.

—¿Te sientes bien? —La voz de la señora Colbourn me sacó de mis cavilaciones.

Estaba solo a unos cuantos pasos de distancia y me miraba de forma rara.

—Sí, estoy bien—dije tranquilo. Esperaba que mi tono sirviera para esconder el pandemónium que era mi mente.

La puerta del estudio se abrió entonces y el chico que venía con el tipo de ojos verdes entró en la estancia. Nos miró con atención y cierto recelo.

—¿Qué sucede? —cuestionó ella.

—Papá me pidió que les explicara los siguientes pasos del plan.

—De acuerdo, ven aquí—dijo el señor Colbourn desde el sillón mientras terminaba de abotonarse la camisa y se sentaba—. No omitas nada, Gabriel.

Irresistible Acierto [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora