Irresistible Acierto [+18]

37| Elecciones

Haley

El aire pulsó entre nosotros.

Mi loco latir era lo único que mis oídos registraban mientras esperaba que Daxen hablara. Cuando lo hizo, dejé de respirar.

—No estoy seguro si el bebé que esperaba Evelyn era de Ian...o mío—confesó, su voz cruda, como si le doliera admitirlo.

Mi estómago se anudó y la sangre viajó hasta mis pies. ¿Había escuchado bien? ¿O mi cabeza me jugaba otra mala pasada?

—¿Qué? —Fue lo único que salió de mi boca en un hilo.

Me miró en silencio, el remordimiento esculpido en cada facción de su cara.

—Tuve algo con Evelyn Hogg, en el pasado. —Su voz hueca me erizó la piel como un mal presagio—. Solo una vez y fue...

Se pasó una mano por el cabello y emitió un sonido de frustración.

—No debí decirte esto. Fue una estupidez, lo siento.

Mi garganta dolió cuando tragué. Conocía muchas cosas de Daxen gracias a mi contacto, pero ¿esto? Esto no lo veía venir, y ahora quería una explicación. No, no la quería, la necesitaba.

—Ya comenzaste—dije severa—. Será mejor que termines de hablar y te expliques. ¿Por qué Evelyn engañaba a Ian contigo? ¿Él se enteró de su relación?

Hizo una mueca de incomodidad y, por un momento, temí que se cerrara otra vez. No quería que se guardaran más secretos entre nosotros.

—No fue una relación. Tuvimos sexo una vez, en mi auto, luego de dejar a Ian ebrio en su casa. —El arrepentimiento en sus palabras era tanto que casi podía sentirlo—. Comenzamos a hablar mientras conducía y me contó sobre lo mal que se sentía porque él ocultaba su relación, sobre lo mucho que sentía que lo avergonzaba.

—Ya me lo habías dicho. Josh Crakehall jamás aprobaría que su hijo estuviera con alguien como ella, pero ¿por qué estuviste tú? —Estreché los ojos, una diminuta llamarada de celos se encendió en mi interior, pero la apagué. No tenía sentido molestarme por algo del pasado.

—Evelyn lo insinuó.

Bufé.

—Claro, ustedes son siempre los santos.

—Es verdad—había sinceridad en sus ojos cuando habló—. Nunca vi a Evelyn como algo más que la novia de mi mejor amigo y me odié después de lo que hicimos.

Una punzada de sospecha me llenó. ¿Era la verdad o estaba mintiendo otra vez? Dios, este juego de confianza me volvería loca. Sentía que lo estaba perdiendo.

—¿Se lo contaste a Ian?—cuestioné recelosa.

Su rostro se endureció.

—No.

—¿Ella se lo dijo?

—No. Siguió enviándome mensajes después de lo ocurrido para vernos otra vez, pero no acepté. Cuando estábamos juntos e Ian estaba cerca, era más disimulada, pero seguía insistiendo.

—¿Y lo hiciste? ¿Te reuniste con ella de nuevo?

—No—dijo con agriedad—. Lo que hicimos fue un error y no pensaba repetirlo. Pensé que ese desliz se olvidaría con el tiempo, hasta que recibí el mensaje.

Lo miré con fijeza, expectante.

—Me dijo que estaba embarazada y no sabía de quién—acotó con pesar, el dolor visible en su cara.