Después de la anterior competencia, que había resultado ser una de las más sangrientas en los últimos años, se les había prohibido herir de muerte, o asesinar de forma directa, a uno de los contrincantes.
Ahora, simplemente podían luchar hasta que uno quedara de pie, dejando al rival inconsciente. En caso de incumplir dicha regla, el grupo entero sería expulsado del bosque, sin posibilidad de regresar.
Y el clan tendría que pagar una compensación económica al clan afectado.
Y aunque su familia se negó rotundamente que él participara, Nate de todos modos lo hizo. Él no sólo quería demostrar que era capaz como cualquier otro alfa, sino también, conseguir territorios.
Ya no quería seguir viviendo con sus padres, ni bajo sus exigencias y reglas, él quería valerse por si mismo. Más aún... Sí quería conseguir a Cala.
En aquella competencia no participaría Coldrivers, ya que no habían machos disponibles para hacerlo. Zarek, quien se aproximaba más a su edad, era un beta.
—¿Y bien? ¿Qué hueles? —le inquirió uno de sus primos.
Había entrenado por cuatro años con Blake su olfato, para poder agudizarlo. Y aunque no fuera tan sensible como el de él, era mucho más que el de un alfa común.
—Hay un clan de seis a ocho kilómetros —pronunció con los ojos cerrados, oliendo.
—¿Alguna hembra?
—Sí, hay una.
—¿Puedes detectar que clan es?
—Wildwolf —pronunció abriendo los ojos sorprendido.
—Okay, tomemos otra dirección entonces —pronunció uno de sus primos.
—No, necesito sus tierras —les dijo Nate, serio.
—Son seis, Nate, y nosotros tres, no podemos pelear contra seis.
—Necesitamos el territorio de Wildwolf. Las tierras que han puesto en competencia me servirían de mucho.
—Estamos arriesgando nuestro propio territorio si perdemos. ¿No lo entiendes? No sólo no conseguiremos sus tierras, sino también perderemos la nuestra, y las que ya hemos conseguido.
—Confía en mi, oculten sus aromas, tengo un plan. Yo iré al frente, ustedes quédense atrás.
🌘🌘🌘
—¿Bradley? ¡Demonios! —gruñó al ver que no se despertaban.
Les había dicho a los imbéciles que no bebieran de esa agua, que olía extraño ¡Y no la habían querido escuchar! Escuchó pasos acercándose a ellos, y gruñó, afilando la mirada.
—Sólo queda ella —sonrió divertido un alto tipo de cabello castaño y ojos verdes—. ¿En serio quieres pelear con ella, Nate?
El rubio salió de entre los árboles y observó a la joven castaña.
—Te ví en la presentación, Milena ¿Verdad?
—Largo —gruñó cambiando el color de sus ojos verdes a un negro profundo.
—Está cagada de miedo, hasta transicionó —rio su primo, antes de que le saltara encima—. ¡Suéltame, maldita zorra! —gruñó intentando quitársela.
Nate y su otro primo observaron, sin poder interferir, ya que esas eran las reglas, uno versus uno.
Le dió dos puñetazos seguidos debajo de las costillas, logrando que la soltara, antes de caer de pie y darle una patada en el pecho, seguida de otra más por debajo del mentón, que lo derribó al suelo.
Observó a Nate y al otro muchacho, antes de gruñir y correr hacia su primo, quien la recibió con un puñetazo en el rostro.
—Zack, es una hembra —gruñó Nate.
—Me importa una mierda, mira como dejó al imbécil de Flack —gruñó comenzando a atacarla.
Y comenzaron los dos a lanzarse puñetazos y patadas. Sí, la hembra era unos quince centímetros más baja que Zack, pero no por eso estaba en desventaja.
La desventaja la tuvo su primo, cuando ella le pateó violentamente la entrepierna, aprovechando que él se agachó, para darle un golpe en la nuca y dejarlo inconsciente.
Observó a Nate jadeando, y él le negó con la cabeza.
—¿Te parece un empate?
Ella lo observó y le gruñó.
—Ellos ya quedaron descalificados, los dos hemos quedado solos. ¿Qué dices?
—Que puedo contigo también —gruñó, caminando hacia él.
—No quiero pelear contigo, estás muy cansada.
Le gruñó y se le lanzó encima, intentando tomarlo del cuello. Nate la tomó del la mano, y la giró, dejándole el brazo detrás de la espalda, y sujetándola con su brazo libre por el pecho y el cuello, para que no se moviera.
—Podría asfixiarte ahora mismo, y dejarte fuera de juego también ¿Eso quieres?
—¡Hazlo! No me importa —gruñó.
—O no lo hago, y ambos seguimos en competencia.
—No voy a hacer una maldita alianza con tu asqueroso clan.
—No es una alianza, tú por tu lado y yo por el mío.
—No —gruñó.
—Okay —murmuró antes de ajustar más su agarre, asfixiándola fácilmente.
Cuando sintió que ella dejaba de gruñir, y luchar para liberarse, la soltó.
Milena cayó al suelo, intentando respirar débilmente.
—No hacía falta que perdieras tú también —le dijo quitándole su pluma pavo.
—PurpleSnow —susurró, con los ojos cerrados.
—Nate es mi nombre.
—Wildwolf... N-No olvida.
La observó y frunció el ceño. ¿Qué significaba eso? ¿Lo estaba amenazado?
Negó con la cabeza y se fue de allí. Pronto vendrían a buscar a los muchachos para llevarlos a revisión médica. Él por su parte ahora debería cuidarse el doble.
...
¿Saben quién es ella? 👀🧡🌘🐺✨
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Nate
Short StoryLibro #5 de la serie "Hijos de la luna" Si por las buenas no podemos estar juntos... por las malas serán.