Sí, estaba mal. ¿Pero quién de ese bosque era justo moralmente hablando? ¿Quién podría juzgarlo? Nadie, nadie de su especie podría hacerlo, porque todos cargaban con delitos encima.
Tomó el cuchillos, y cortó aquel pedazo de carne, escuchando al tipo gritar contra la mordaza de su boca.
—Lástima que eres un omega, y no vayas a pasar la noche —pronunció con asco, observando aquello de su mano—. ¿Y con esta miseria te atreviste hacerle daño? Vergüenza me daría cargar con eso —le dijo antes de arrojárselo a la cara.
Tomó un hierro rojo por el fuego, y lo apoyó sobre la herida, haciéndolo gritar nuevamente, cauterizándola.
—Esto es lo que pasa con los hijos de putas que no saben tratar a una mujer. ¿O te creías que nadie te haría pagar? Yo no soy de aquí ¿Sabes? —sonrió, mirándolo a los ojos—. En PurpleSnow la vida es muy diferente, un tanto cuestionable. Es verdad, somos más civilizados, pero... Sólo tecnológicamente —le dijo tomando unas pinzas—. Lo primero que nos enseñan de cachorros, son de hierbas. ¿Sabes por qué nuestro clan lleva ese nombre? Hay una hierba muy venenosa, a la cual nosotros nos hicimos inmunes, pero ustedes no. Qué causa un color púrpura en la piel, a medida que va a avanzando.
Lo tomó del cuello, apretándolo y le quitó la mordaza de la boca, para que no pudiera gritar por la falta de aire.
—Te voy a arrancar la lengua —sonrió—. Y mientras estés consciente, vas a recordar cada palabra de mierda que le dijiste a Cala. Y cuando estés muriendo, meteré un poco del veneno en tu cuerpo, para que sientas un calor sofocante recorrerte por completo, quemandote por dentro. ¿Y sabes por dónde lo meteré? Sabrás lo que ella sufrió.
🌘🌘🌘
—¿Cómo está Cala?
—Durmiendo por la anestesia... Dios, Nate ¿Qué hiciste? —le preguntó preocupado Blake.
—Nada.
—Sabes que no puedes mentirle a mi olfato.
—Y tú sabes que yo no diré nada que te involucre. Además, dudo que lo encuentren fácilmente.
—¿Q-Qué?
—¿Puedo entrar a verla?
—Sí —murmuró, consternado.
Entró a la habitación y vio que la pelirroja estaba durmiendo. Se acercó a la camilla y se sentó en el borde de la misma, tomando una de sus manos, acariciándola suavemente.
—Todo estará bien a partir de ahora.
—¿Nate? —pronunció en un tono bajo.
—Aquí estoy, preciosa.
—¿Qué pasó?
La miró, antes de respirar profundo.
—Tuviste un aborto.
—¿Q-Qué? ¿Cómo qué un aborto? ¿Blake lo hizo? —le preguntó con lágrimas en los ojos.
—No, tu cuerpo lo expulsó. Al parecer, no era compatible con la vida. Blake dijo que venía con problemas o algo así. De seguro él luego te lo explicará.
—¿N-No fue mi culpa entonces?
—No, Cala —le dijo en un tono suave.
—Está bien —murmuró cerrando los ojos nuevamente.
La observó, y luego le acarició suavemente el cabello con su otra mano.
—¿Te sientes mejor ahora?
—Un poco —murmuró.
—Cuando te sientas bien, y si aún quieres, podemos irnos. Hice una cabaña muy bonita en las montañas, y tengo un cachorro de lobo llamado Nieve —sonrió.
—Sí, me gustaría mucho —le dijo en un tono bajo, con los ojos cerrados.
Se sentía tan cansada.
—Descansa, mi amor —murmuró dándole un beso en la frente—. Todo estará bien cuando despiertes.
La dejó dormir, y al salir de la habitación, se encontró con Blake en la puerta.
—Le dije que tuvo un aborto espontáneo, y eso realmente le quitó culpa, sintiéndose tranquila. Cuando despierte, de seguro querrá que tú se lo confirmes. Invéntale alguna malformación mortal, es lo que ella necesita oír.
—De acuerdo —pronunció bajo.
—Blake, esto era lo mejor para Cala, y cuando despiertes y hables con ella, sabrás que teníamos razón.
🌘🌘🌘
Sonrió suavemente, observando al cachorro de Nate jugar con una zapatilla. Al parecer estaba cambiando los dientes, porque mordía todo lo que estuviera a su alcance.—Es muy bonito.
—Sí, pero está en la etapa de destructor —sonrió, antes de acercar un trozo de carne a los labios de Cala—. Come, amor, sabes que debes recuperar fuerzas.
Sonrió suavemente y abrió la boca, masticando. La verdad, es que no tenía hambre, pero tener a Nate con ella era una caricia al alma.
—Ya no te vayas —le pidió apoyando su mejilla contra el pecho de él—. Quédate aquí conmigo.
—Pero si yo no me fui por gusto, tú me echaste. En todo caso, ya no me eches —sonrió.
—No, ya no más, sólo quiero estar contigo.
—Como siempre debió ser —sonrió, dándole un beso en la cabeza—. Todo va a estar bien, mi amor, lo prometo.
Cala dejó de abrazarlo, al escuchar que afuera de la cabaña habían muchas risas, voces, y exclamaciones.
—¿Qué está pasando? —pronunció confundida.
—Creo que alguien llegó.
Hazel entró corriendo en ese momento, con una gran sonrisa.
—¡Cala! ¡Biel regresó!
...
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Nate
Short StoryLibro #5 de la serie "Hijos de la luna" Si por las buenas no podemos estar juntos... por las malas serán.