XXVII

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—P-Pero tienen latidos —pronunció atónita Milena.

—Sí, pero presentan muchas malformaciones —le dijo el médico señalando el monitor—. Y estos dos de aquí, ni siquiera... No, no puedes continuar con el embarazo, te haré la orden para realizarte la interrupción.

—¿Entonces ninguno es sano? —preguntó Nate.

—No, ninguno podría llegar a nacer y vivir. Y si lo hicieran, vivirían sólo unos minutos.

—¿Y por qué presentan malformaciones? —le inquirió Milena—. ¿Nate y yo no somos compatibles?

—Es una opción, pero también podría ser porque estuviste expuesta a algo que lo causó.

—Eso es imposible —le dijo serio Nate—. A menos que esto sea culpa de la inyección que usted le dió hace más de un mes atrás.

—Podría ser también.

—¿Podemos irnos? —le inquirió Milena—. Me gustaría regresar a mi casa y... Descansar —murmuró.

—Claro, te enviaré las instrucciones por mensaje, y el día que realizaremos la interrupción.

La castaña asintió con la cabeza y se acomodó la ropa. Tomó de la mano a Nate, y ambos salieron del consultorio. En ese momento, no sabía como sentirse.

—No te sientas triste —le dijo en un tono bajo, abrazándola, caminando ambos fuera de la clínica—. Así fue como debía ser.

—Lo sé, pero... ¿Y si no somos compatibles, Nate? No puede ser que de seis fetos, ninguno sea sano.

—Si es así, entonces no podremos tener cachorros en un futuro. Pero no pienso en eso, me centro en lo positivo, Milena. Sin cachorros, tu hermano no nos puede seguir obligando a quedarnos aquí.

—Ojalá él pensara así, pero yo realmente no sé que creer. Kenneth no está bien de la cabeza, y no sabemos cómo reaccionará cuando lo sepa.

—A todo esto ¿Por qué no tiene él mismo sus propios hijos? —le inquirió llegando al auto.

Milena se subió primero, acariciado la cabeza de Nieve que estaba apoyando su hocico en el asiento de adelante.

—Creo que él no quiere hijos, o tal vez no puede tenerlos, no lo sé realmente. Ellos no tienen mucha comunicación conmigo, creo que al ser la menor, no me toman en cuenta.

🌘🌘🌘

Su padre estaba furioso por todo lo que estaba pasando. Y no estaba para nada feliz con las decisiones tomadas por él. Culpaba a Kenneth por el actual estado de salud de Skyler. El muchacho estaba muy delicado, debido a los golpes en la cabeza recibidos por Nate.

Aún no despertaba del coma, y no sabían que tipo de secuelas a largo plazo tendría tampoco.

Y ni hablar al enterarse del embarazo de Milena... Estaba furioso con Kenneth.

Y no sólo él, Caelan, el hermano de Skyler, también lo culpaba por lo que había pasado. Era quien más furioso se encontraba con la situación, y no era para menos, unos siete años atrás habían perdido a su otro hermano, Shayne.

Skyler era todo lo que le quedaba.

Es por eso, que Kenneth había decidido hacerse a un lado por un tiempo, al menos hasta que todo se calmara un poco. Porque incluso Cecilia le había dado la espalda, luego de pasar sobre ella en la toma de decisiones.

Después de todo, ella era la líder del clan.

—Nate ¿Verdad?

—Sí —pronunció con desconfianza, al ver que esa alta mujer castaña se dirigía a él.

—Mi nombre es Cecilia Wildwolf, soy la hermana mayor de Milena. Kenneth habló conmigo, me contó lo que pasó.

—¿Y por qué estás aquí? —le inquirió con el ceño fruncido—. Si es por lo de tu otro hermano, fue en defensa propia, él me disparó en la espalda.

—Lo sé también, y no estoy por eso aquí. Mira, no negaré el hecho de que mis hermanos operan de una forma... "No convencional", de acuerdo, es por eso que estoy aquí para disculparme por los daños ocasionados. Incluso te daré una compensación económica por eso, Kenneth no volverá a meterse en sus vidas.

—Lo dudo bastante.

—Yo no, porque él ahora presente bastante problemas, especialmente con el hermano de Skyler. Pero eso es irrelevante para tí. Mira, no quiero tener diferencias con el clan PurpleSnow, después de todo, nosotros también tenemos familias viviendo en el bosque.

—De acuerdo —pronunció indiferente.

—Si Milena está estable, puedes retirarte ya.

—¿Por qué me iría? La operaron hace una hora, sí está estable, pero está durmiendo. Quiero estar aquí cuando despierte.

—Kenneth me dijo que manipuló a Milena. Utilizaron drogas y hormonas experimentales en ella, para provocarle el celo y la sensación de "unión" entre ustedes. Nada de esto fue real, Nate, puedes irte ya. Yo me haré cargo de mi hermana.

La observó completamente desconcertado, sin poder creerlo.

Entonces ¿Todo había sido una mentira?

—Hazme caso, vete. Cuándo el organismo de Milena esté completamente limpió, no querrá tenerte cerca. Ahora que ella ya no recibe las hormonas, dejará de verte como su compañero.

—Estamos unidos —pronunció bajo, sin poder salir del shock.

—La unión se romperá en cuestión de semanas.

—N-No, claro que no, porque yo la quiero. Nosotros llevamos viviendo juntos más de un mes, los sentimientos no fueron producto de las hormonas, el celo sí.

—Yo te lo advertí, si quieres quedarte, hazlo. Pero la Milena que tú conociste en este mes, no es la verdadera. La verdadera Milena es la chica que conociste en la competencia.

...

NateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora