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Llegaron hasta la casa de Samir, observando ambos sorprendidos aquel lugar... No creyó que en medio del bosque podrían hacer una casa de ese tipo.

Pero después de todo, era normal en los Wildwolf ser un tanto ostentosos.

—¿En serio aquí vive tu hermano? —pronunció sorprendido.

Había una laguna artificial en frente de la casa, por lo que tuvieron que bajar del auto, y pasar por un puente.

—S-Sí, creo que esta era una de las casas de mi padre, pero yo no la recordaba tan grande.

—¿Pero cuántas personas viven aquí?

Cruzaron el puente, llevando Nate a Nieve con una correa, mirando sorprendidos aquel hermoso lugar. Parecía tan... Irreal.

La puerta principal se abrió, y de la casa salió Samir, sonriendo al reconocer a su hermanita, que ya no era una niña, como él la recordaba.

—Milena, cuánto has crecido, niña —sonrió abrazándola—. Dios, siento que ayer fue la última vez que te vi, y te ves tan grande ahora.

—Si con todo eso quieres decir que estás feliz de verme, yo también —sonrió, correspondiéndole el abrazo.

—Por supuesto que estoy feliz de verte, y no sólo por eso, sino también porque pudiste salir de esa familia.

Dejó de abrazarla y sonrió, antes de mirar a Nate y darle la mano.

—Es un placer conocerte, soy Samir, el hermano mayor de Mile.

—Nate, un gusto conocerte también —sonrió tomando su mano—. Y él es nuestro cachorro, Nieve.

—Wou, se ve bastante grande para ser un cachorro —sonrió, observando el cachorro de pelaje claro y marrón.

—Eso es porque Nieve es un lobo.

—¿H-Hablas en serio?

—Sí —sonrió con cierta diversión—. Lo encontré en Sunrock, y lo adopté.

—Que increíble, por aquí no se ven muchos lobos. Pero bueno, pasen por favor, están todos emocionados por verlos. Incluso Mar y los niños están aquí —les dijo guiándolos hacia la casa.

—¿Niños? —le preguntó curiosa Milena, siguiéndolo por detrás, tomando de la mano a Nate.

Entraron, y en esa hermosa y lujosa sala, estaban Vesnia junto a dos niños de la misma edad, un varón y una niña, y al lado de ella estaba Mar con dos niños también, un varón de la edad de los mellizos de Samir y una niña más pequeña.

—Ella es mi mujer Vesnia —le dijo Samir a Nate, antes de mirar también a Milena—. Y nuestros hijos Aspen y Kaia.

Las castaña se acercó a saludarlos, seguidos por Nate también. Pero los pequeños estaban más interesados en Nieve.

—¿De cuánto estás? —sonrió suavemente Milena, mirando la panza de Vesnia.

—De siete meses, y también son dos, sólo que niños. Parece que tu hermano únicamente sabe hacer de a dos —pronunció con cierta diversión, haciendo sonreír a ambos.

—Y ella es la mujer de mi hermano Shayne, Mar y sus dos hijos, Scott y Charlotte.

Milena saludó a Mar, luego a Charlotte que estaba en brazos de su madre. La pequeña castaña de ojos avellana debía tener como tres años.

Y al momento de saludar a Scott, sintió un nudo en la garganta al verlo. Él... Era tan parecido a Shayne.

—¿T-Te puedo abrazar? —le preguntó emocionada.

El niño asintió con la cabeza y dejó que Milena lo abrazara.

—Disculpa si esto te parece extraño, pero te pareces tanto a tu papá.

—Sí, siempre me lo dicen.

Estaba segura que al ser mayor, hasta tendría un tono de voz muy parecida a la de él.

🌘🌘🌘

Zukaritas observó desde arriba a Nieve, moviendo suavemente la cola de un lado hacia otro. No le agradaba en lo más mínimo que ese perro estuviese en su casa. Desde que lo había visto entrar, lo había seguido por los muebles, muy atento a cada movimiento que hacía.

Reacción que no tuvo Nieve. Él simplemente lo había visto e ignorado luego, su atención estaba en los niños. Al parecer, el cachorro estaba encantado de jugar con los pequeños.

—Creo que tu gato no se ve feliz —le dijo Samir divertido a Vesnia.

La castaña buscó con la mirada a Zukaritas, y lo encontró en una repisa, mirando serio a Nieve que estaba con los niños, persiguiendo una pelotita que le arrojaban... Qué era de el.

Vesnia rio divertida y lo fue a tomar en brazos, besando suavemente su cabeza.

—¿Qué pasa, Zuka? ¿No te agrada tu primo? Ay Dios mío, que gatito más celoso.

En la cocina, estaban Mar, Milena y Nate preparando el almuerzo, y la pequeña Charlotte comiendo un yogur, observando curiosa a todos.

—¿Y planeas tener más hijos? —le inquirió Milena, mientras lavaba unas verduras, y se las iba pasando a Nate para que las cortara.

Mar le había contado que ambos niños habían sido concebidos por inseminación artificial, luego de que Shayne muriera, cumpliendo el deseo de él.

—No, no creo que tengo más niños —sonrió suavemente, batiendo unos huevos—. Con dos tengo más que suficiente, y quiero dedicarles el tiempo que se merecen ambos. Además, este había sido el sueño de Shayne, y se dió tal cual él lo soñó, primero un niño y luego una niña.

—Has sido muy fuerte, Mar, y tienes unos niños preciosos —le dijo con una cálida sonrisa Milena—. Shayne de seguro está muy orgullosa de tí.

—Y-Yo... Aún me emociono mucho cuando hablo de él —pronunció con lágrimas en los ojos, antes de intentar sonreír—. Pero gracias, hago lo mejor que puedo.

Y sí, ella después de todo era una omega, muy sensible y tierna. Qué alguien de su casta hubiese llegado sola hasta este punto, de perder a su compañero y criar sola a dos niños, hablaba mucho de su fortaleza.

...

NateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora