XVI

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—¡Nate!

Lo vio irse en su moto, sin detenerse, cuando ella llegaba a la casa de Blake junto al muchacho, luego de salir del hospital.

Un llanto histérico se apoderó de ella, antes de ir corriendo detrás de él, siendo detenida por su hermano.

—Cala.

—S-Se fue, se fue sin mi —lloró desesperada, intentando soltarse—. Déjame, Blake ¡Tengo que ir por él!

—Escúchame, tú aún estás muy débil, yo iré por él, tú quédate aquí con Brenda.

—N-No, no, tengo que ir por él y explicarle lo que ocurrió —sollozó forcejeando—. Por favor, Blake, déjame ir.

—¿Y a dónde irás, Cala? Tú no tienes velocidad para ir corriendo detrás de él, ni el olfato sensible para seguir su aroma. No sabes tampoco conducir para ir a buscarlo, déjame que yo vaya por Nate. Hazme caso, quédate con Brenda.

—Pero...

—Te prometo que lo traeré, confía en mí —le dijo antes de soltarla y darle un beso en la frente—. Entra a la casa, yo iré por él.

En cuanto la pelirroja entró a su casa, fue hasta su moto y la encendió, rastreando el aroma de Nate, antes de ir tras él. No sabía que había ocurrido para que se fuera así, pero hablaría con el muchacho.

🌘🌘🌘

Había dejado a Nieve en casa de su prima, pidiéndole que lo cuidara hasta que él regresara. Tenía que ir hasta su cabaña y guardar lo más importante para poder irse del bosque.

Le vendería Sunrock a algún comprador humano, porque necesitaba dinero para poder irse a vivir fuera del bosque. O... También tenía la opción de venderle su territorio a los Wildwolf, sabía que ellos eran un clan muy prestigioso y millonario en el mundo humano.

Tal vez era lo mejor, ellos sabrían explotar mejor Sunrock que los humanos.

—¡Nate!

Miró por uno de los espejos que Blake venía detrás de él en la moto y gruñó, acelerando. No quería saber más nada con esa familia ¿Por qué demonios lo estaba siguiendo?

—No me hagas saltarte encima —le advirtió Blake alcanzándolo, estando ambos a la par conduciendo.

—¿Qué quieres, Blake? ¡Yo ya no quiero saber nada de tu familia! —gruñó, acelerando.

—Para y hablemos como dos adultos, Nate ¡No eres un maldito cachorro ya! ¡Actúa como el hombre que se supone que eres!

Detuvo la moto y Blake a varios metros más adelante, debido a que no creyó que iba a hacerlo. Respiró profundo y caminó hasta él, observando la rabia y frustración que sentía Nate.

—¿Por qué te fuiste así de casa? Una relación, sin comunicación, está destinada al fracaso.

—¿De qué relación me hablas? ¡Esto nunca fue una relación! Ella a mí no me ama, no me ve como su pareja ¡Se siente obligada a estar conmigo!

—¿Por qué lo dices?

—Tiene una luna que no soy yo, y no sé quién sea, sólo que se llama Gael —gruñó con lágrimas en los ojos—. Tenía quince años cuando la conocí ¡Llevo cinco malditos años intentando que esto funcione! ¡Competí solo en la competencia de alfas para darle lo mejor a ella! ¿Tú puedes entender como me siento? ¡Yo maté al tipo que le hizo daño! ¡Ahora soy un maldito asesino! ¿Y de qué mierda me sirvió? ¡De nada! Y no me mires así, lo sé muy bien, ella no me debe nada, yo hice todo eso porque quería, pero no creo merecer... Tanto desprecio tampoco —masculló, derramando las primeras lágrimas—. Jamás pensé en mí, sino en ella. Si hubiese pensando en mi, me hubiese unido al clan Woods, y no fue así.

—Nate, tú tendrías que haber hablado con ella, saber que es lo que siente y piensa. Entiende que ella tampoco lo está pasando bien, no hace ni dos meses que fue contigo, y estuvo unida a ese tipo que sólo le-

—¡¿Yo soy un maldito psicólogo, Blake?! ¡¿Y quién mierda me entiende a mí?! ¡¿Yo a quien le importo, eh?! ¡A nadie!

—¿Entonces no vas a escucharla? ¿No te interesa saber lo que siente?

—¿Qué va a decirme? —le inquirió riendo, sintiéndose roto—. ¿Qué no fue su intención decir el nombre de otro? ¿Qué no soy su luna pero que me elige? ¿Qué le tenga paciencia por lo que pasó? ¿Qué va a llegar a amarme algún día? No, ya no me interesa eso, ya no más —le dijo negando con la cabeza, tomando su moto—. Cinco años de mi vida le dí, y si no me crees, pregúntale a ella todo lo que hice durante estos cinco años, para poder vernos.

Blake lo observó irse, afligido. Sabía que Nate tenía razón, no era justo lo que estaba pasando, no después de todo lo que había hecho.

🌘🌘🌘

—Ya está oscureciendo —pronunció nerviosa Cala, mirando por la ventana—. ¿Crees que ellos se demoren mucho más? ¿O les habrá pasado algo? Tendríamos que ir a buscarlos.

—Blake y Nate saben cuidarse bien, no te preocupes, ya deben de estar por regresar —le dijo con calma Brenda.

—¿Y si él no quiere regresar y por eso mi hermano aún no volvió? Quizás no pudo convencerlo —le dijo comenzando a sollozar—. Soy una estúpida.

—Tal vez sea lo mejor para ambos ¿Tú pensaste en eso también, Cala? ¿Crees que sería justo para Nate que tú tengas una luna que no sea él?

—Pero que importa eso, si yo lo estoy eligiendo a él —sollozó.

—Tal vez él no sea el hombre con quién debes estar, sino con tu luna.

—No, no sería justo para Nate.

—Para Nate no es justo que tú lo elijas por gratitud, por creer que le debes algo.

...

NateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora