La observó con tristeza, tomándola de una de sus manos, mientras ella dormía. Todo había sido falso, su atracción, su amor, su unión, todo.
Nada era real.
Pero aún así, él no quería irse de su lado, porque tenía la esperanza de que ella lo quisiera.
—¿Nate?
—Aquí estoy —le dijo en un tono suave, acariciándole el rostro.
—Me duele el cuerpo —se quejó bajo, con los ojos cerrados.
—Lo imagino, pero estarás bien. Ahora sólo necesitas descansar.
—Tal vez me duele el cuerpo de tanto estar acostada —pronunció antes de abrir los ojos, y mirarlo—. ¿Qué ocurre?
—Sólo estaba preocupado por tí.
—No te preocupes, ya estoy mejor —sonrió levemente—. Sólo me siento un poco cansada y necesito descansar.
—Mile, luego de que te den el alta, y estemos en casa, tenemos que hablar de algo importante.
—¿Qué cosa? ¿Pasó algo con Nieve? ¿Kenneth le hizo algo? —le inquirió preocupada.
—No, Nieve está bien, pero si está vinculado con tu hermano.
—¿Te hizo algo a ti?
—Es algo que prefiero hablarlo en casa, cuando tú estés recuperada —le dijo en un tono bajo, tomándola de una de sus manos—. Has pasado por una intervención importante, y no es momento ahora.
—Si no era el momento de saberlo ¿Entonces por qué me lo dices? —le inquirió seria—. No soy una niña, Nate, dime la verdad y ahora, que está pasando. ¿Qué hizo mi hermano?
Asintió con la cabeza y desvió la mirada, sintiéndose tan... Frustrado.
—La noche que fui a tu casa, cuando volvimos a vernos, tú no te sentías bien ¿Lo recuerdas?
—Sí, fue por el celo.
—Ese celo no fue natural, Mile, tú hermano te lo causó. No sé cuándo ni como, pero él te lo provocó. Fue para que nosotros nos uniéramos.
Lo miró atónita, antes de intentar recordar.
—D-Dos días antes que tú vinieras, él me dijo que debía darme una inyección. El doctor Roger me dijo que era un refuerzo de no sé qué cosa, y me dió también unas pastillas —pronunció aturdida—. Yo... Creo que fue eso.
La miró, afligido.
—Lo que sentimos en ese momento no fue real, fue solo producto de lo que hicieron.
Milena lo observó, aún aturdida por lo que le estaba contando.
—E-Entonces... ¿No eres mi luna?
—No —murmuró bajando la mirada.
Se quedó en silencio, observándolo, antes de que sus ojos se cubrieran de lágrimas, y un dolor horrible en el pecho se presentara. Dolor que también sintió Nate.
—¿Y n-nuestra unión?
—No fue real.
—Sí, ya entendí la parte de las hormonas y todo eso, pero yo te estoy hablando de nuestros sentimientos, Nate. ¿Tú no me quieres?
—Claro que te quiero, nada ha cambiado para mí esto —le dijo mirándola, afligido, angustiado—. Tú misma lo dijiste los primeros días, era extraño porque no nos conocíamos, pero estaba ahí la necesidad de estar juntos. Y sí, fue producto de la intervención de ellos, pero vivir juntos, estar juntos, y mis sentimientos que nacieron de nuestra convivencia, son reales. Yo aún quiero estar contigo, Milena, quiero que sigamos siendo una pareja, que sigas siendo mi compañera. Mis planes siguen siendo lo mismos contigo.
Ella negó con la cabeza, encogiéndose de hombros, antes de sollozar.
—¿E-Entonces que importa? A mí n-no me importa si a ti tampoco como se dieron las cosas.
—¿Y si luego conoces a tu luna?
—Nate yo estoy contigo —sollozó apoyando su mano libre en el pecho de él—. Mi corazón late a la par del tuyo, tu sufrimiento, tu felicidad, es la mía. Estamos unidos, y aunque apareciera mi luna, mi unión es contigo.
—¿N-No vas cambiarme?
—No, jamás lo haría. Eres el único que ha estado ahí para mí, aún después de toda la mierda que mi familia te hizo pasar. Tú me aceptaste y me elegiste como tu pareja, y yo a tí, Nate.
—Yo no quiero planificar una vida a tu lado, para que luego me dejes por alguien más —le dijo derramando varias lágrimas.
Con algo de dificultad, Milena se sentó en la cama y lo abrazó, apoyando su mejilla contra el pecho de él.
—No voy a cambiarte, jamás haría eso, yo soy tuya como tú mío. Nuestra unión es real por nuestros sentimientos, Nate. Yo te quiero mucho, y quiero una vida a tu lado.
🌘🌘🌘
—Me gustaría ir unos días al bosque, pero no a la casa familiar, sino... A visitar a mi hermano.
Nate le acarició el cabello, mirando el techo. Ambos ya estaban en su casa, a Milena le habían dado el alta, y estaban acostado en la cama.
—A mí no me agrada mucho la idea de volver al bosque.
—Samir no vive cerca del centro, él está bien al sur, no hay clanes cercanos.
—De acuerdo, en ese caso podemos ir a visitarlo, pero luego de que los médicos te permitan viajar. Mañana debemos volver a la clínica para tu chequeo.
—Sí, y además primero debo hablar con Samir, no sé si él quiera recibirme.
—¿No tienes buena relación con él?
—La verdad es que nunca fuimos muy cercanos. Mi hermano Samir era el jefe de nuestra empresa familiar más importante, cuando se unió a su mujer, mi padre lo echó. Cecilia quedó al mando de la empresa, y él se fue a vivir al bosque con su compañera. Sé que tiene dos niños, que deben tener unos ocho años ahora. La última vez que los ví, fue cuando falleció mi hermano Shayne.
—Mm, bueno, podrías llamarlo por teléfono y hablar con él.
—Sé que allí también vive la ex mujer de mi hermano Shayne, y creo que tengo un sobrino también por su parte. La verdad no conozco mucho de la situación, mis hermanos mayores no me contaban casi nada.
...
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Nate
Short StoryLibro #5 de la serie "Hijos de la luna" Si por las buenas no podemos estar juntos... por las malas serán.