XXXVI

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—¡Qué hermoso lugar! —exclamó Kaia corriendo hacia el jardín donde se llevaría a cabo la ceremonía, el cual ya estaba siendo ambientado para la ocasión.

—Que bueno que hayan podido venir —sonrió Milena recibiendo a su familia.

—Los niños estaban muy emocionados con salir de la casa, así que vinimos apenas recibimos la invitación —sonrió divertida Vesnia—. Además imaginamos que necesitarían ayuda.

—Pues sí, más que nada Nate —pronunció mirando a Samir—. Él está en el fondo con otros machos preparando la decoración, y acomodando los bancos y mesas.

—Iré a ayudarlos entonces —le dijo siguiendo la dirección donde la castaña había señalado.

—Debes estar muy emocionada con esto —sonrió Mar—. El lugar se ve tan bonito.

—Sí, y quedará mucho más lindo cuando lo terminemos de preparar. Aquí en el medio, hasta el fondo, va un camino de madera rodeado de de piedras blancas, y hacia los costados van a estar los asientos. Nate sabe que me gusta el color azul, así que la temática de la boda será esa —sonrió—. Vengan, quiero enseñarles el vestido ¡Es precioso!

🌘🌘🌘

—Dos días después—

—Luces hermosísima —sonrió con lágrimas en los ojos Mar, luego de ayudarla a maquillarse—. La novia más linda que ví jamás.

Milena la observó y la tomó de las manos, sonriendo suavemente, antes de abrazarla.

—Gracias por acompañarme en este momento tan especial para mí. Y Mar, estoy segura que mi hermano, dónde sea que esté, está muy feliz y orgulloso de tí. Y en el fondo, creo que él hubiese querido que tú siguieras adelante, que encontraras a alguien más con quién compartir tu vida.

Mar negó con la cabeza, alejándose de ella para secarse las lágrimas de los ojos y sonreír levemente.

—Gracias, Mile, pero yo no podría tener otra pareja. Y ahora no es momento de hablar de eso ¿De acuerdo? Hoy es tu gran día, uno de lo más importante de tu vida —sonrió, antes de abandonar la habitación e ir hacia el jardín donde ya estaban la mayoría de los invitados.

Milena respiró profundo y se observó en el espejo... Era el día más importante de su vida, y de todos sus hermanos, sólo estaba Samir con ella. Ni siquiera sus padres habían asistido.

Y había un poco de dolor en su pecho por eso, especialmente cuando conoció a la familia de Nate. No habían ido sólo los padres y hermanas de él, habían ido también sus tíos, primos, e incluso sus abuelos.

Su familiares eran tan unidos, tan diferentes a su familia.

—¿Puedo pasar?

Se secó las lágrimas de los ojos y se obligó a sonreír, antes de girarse.

—Sí, ya estoy lista.

Samir entró a la habitación y al momento de ver a Milena en su vestido de novia, sus ojos se cristalizaron.

—La primera vez que te vi, eras tan pequeña, que te perdías en mis brazos —sonrió—. Nuestro padre, y aunque no lo parezca, estaba muy emocionado con tu nacimiento. Eras su segunda hija, y la más pequeña de la familia.

—N-No quiero llorar —le dijo con lágrimas en los ojos.

—Estás hermosa, Milena, tan pequeñita eras, y ahora toda una mujer a punto de unirse a su pareja. Ay hermana —pronunció en un tono quebrado, antes de abrazarla—. Agradezco al cielo que hayas podido salir de esa casa y conocer a un hombre tan bueno como Nate. Se nota que te ama mucho, y eso es muy bueno. Espero de todo corazón que puedan ser muy felices juntos.

NateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora