XV

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Le acarició suavemente el cabello, la frente, una de sus mejillas, mientras la observaba dormir. La fiebre había bajado gracias al cielo, por lo que había dejado de sudar también, y su ritmo cardíaco estaba normal.

Aunque aún no había despertado, sabía que ella estaba mejor. La expresión tranquila de su rostro se lo confirmaba. Pero, aunque se sentía aliviado por aquello, lo que le había dicho Blake lo había dejado pensativo, afligido.

Él dudaba cambiar a Cala por alguien más, porque sabía que la amaba ¿Pero ella a él? Sabía que los omegas eran muy frágiles y sensibles, por lo que no era fácil para ellos imponerse a sus sentimientos.

Ir en contra de sus sentimientos los frustraba, y terminaban por enfermarse. Entonces, sabiendo aquello, dudaba que Cala lo eligiera sobre su luna en caso de conocerlo.

La vio mover suavemente sus párpados, y le acarició la mejilla.

—¿Te sientes mejor, amor?

—¿D-Dónde estamos? —le inquirió en un hilo de voz, con los ojos cerrados aún.

Se sentía débil, mareada.

—En el consultorio de tu hermano, tenías mucho fiebre ayer —le dijo en un tono bajo.

—Me duele mucho el cuerpo —se quejó bajo.

—Es por la fiebre, Cala... Estuve tan preocupado por tí.

Apretó suavemente los párpados y abrió sus ojos, intentando mirarlo. Pero tenía la vista tan borrosa y la mente confusa.

—Tan hermosa —sonrió al verla con los ojos abiertos—. Estuve tan preocupado por ti —le dijo bajando a sus labios para darle un suave beso.

—Gael —murmuró con los ojos cerrados nuevamente Cala, a escasos centímetros de los labios de Nate.

El rubio terminó por separarse de ella luego de besarla y la miró aturdido.

—¿Qué dijiste?

Cala abrió los ojos y lo observó confundida.

—¿Q-Qué?

—¿Cómo acabas de llamarme?

—Nate.

—Dijiste Gael ¿Quién es Gael?

—N-No sé de qué hablas —le dijo mirándolo a los ojos—. Dije Nate.

Nate la miró a los ojos y luego respiró profundo, antes de pasarse una mano por el rostro.

—Necesito un poco de aire —murmuró alejándose de la camilla, tomando su campera.

—N-Nate.

—Llevo casi cuarenta y ocho horas sin dormir, necesito un poco de aire —le dijo saliendo de la habitación.

Los ojos de Cala se cubrieron de lágrimas y con cuidado se bajó de la camilla. Con pasos lentos y un tanto torpes, fue hasta su ropa que estaba en una silla y tomó una campera.

—Cala ¿Qué haces? Vuelve a acostarse —le dijo Blake al entrar a la habitación y verla parada—. Vamos, ven aquí, debes descansar.

—¿Viste a Nate cuándo salió? —le preguntó al borde del llanto.

—Me dijo que iría hasta casa por algo para comer. ¿Ocurrió algo? ¿Discutieron? —le inquirió preocupado al ver que comenzaba a llorar.

—N-No.

—¿Por qué lloras entonces?

—N-Nate... Se veía muy c-cansado.

—Sí, él no se fue de tu lado —sonrió, acompañándola hasta la camilla—. Dormitó unos minutos sentado junto a ti, porque no quiso despegarse de tu lado. Y si no fuera porque Brenda y las niñas le traían algo para comer, ni siquiera eso hubiese hecho. Estaba muy preocupado por tí, y eso que le expliqué que no tenías nada grave.

—S-Sí, él me... Ama mucho —sollozó.

—Cala ¿Puedes ser sincera conmigo? ¿Por qué lloras?

La jovencita se acostó y Blake la ayudó a taparse.

—Conocí a m-mi luna en Sunrock, por favor no le digas nada a N-Nate, no quiero herirlo.

La miró a los ojos, afligido.

—¿Y qué sentiste?

—N-No sé cómo explicarlo, fue la primera v-vez que sentía algo así. Él... Él me pareció tan lindo, y su aroma es tan dulce, delicioso, que fue la primera que también yo... Yo sentí a-atracción sexual.

—Sí, por eso entraste en celo.

—No le digas nada a Nate, por favor —le pidió sollozando—. No quiero herirlo, él no se lo merece.

—No, no sé merece que lo hieras, y mucho menos le mientas, Cala, porque no sería justo para ninguno de los dos. Tú debes ser honesta, tanto con él como contigo misma.

🌘🌘🌘

—Ey ¿Qué te pasa? Y no intentes mentirme, porque después de ser madre, se cuando un muchacho no está bien —le dijo Brenda.

—Creo que me voy a ir, Bren —murmuró sin mirarla, observando el bosque desde la ventana del balcón de la casa de su prima.

—¿Ya despertó Cala? ¿Cómo está ella?

—Cala... E-Ella tiene una luna que no soy yo, creo que su nombre es Gael.

—¿De dónde sacaste eso, Nate? ¿Seguro tú también no tienes fiebre?

—¿Sabes lo que más me duele? Qué después de todo lo que ocurrió, aún así ella nunca va a ser mía. Y no la culpo, porque no es su culpa después de todo, pero en el fondo tenía la esperanza de que ella me amara también.

—¿Me puedes explicar que está ocurriendo? Porque no entiendo nada.

—Cala tiene una luna, y no soy yo, Brenda —repitió mirándola—. Y yo no la voy a obligar a estar conmigo. No voy a dejar que ella se enferme de tristeza por creer que me debe algo.

—Nate eso no es lo todo. Yo la tuve, Blake la tuvo, y ninguno de los dos está con su supuesta luna.

—La diferencia es que ustedes se aman, y ella a mí no.

—¿Por qué dices eso? Dejó a su familia para irse a vivir contigo.

—Eso no es amor, es gratitud.

—Claro que no, es-

—Me voy a ir del bosque, estoy harto de este lugar, de lo que aquí ocurre o lo que significa.

—Nate ¿Hablas en serio? ¿Al menos hablaste con ella?

—No hay nada de que hablar. Si Blake al besarte nombrara a alguien más ¿Tendrías dudas de que hacer?

...

NateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora