XII

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—Ten mucho cuidado, que tu piel no esté en contacto con la sustancia —le dijo Nate mientras roceaba por los cercos un aceite hecho a base de las flores de Lilialth.

—¿Esto no será peligroso para los animales? —le inquirió preocupada.

—No, a menos que decidan lamer la madera.

—Pero ¿Que ocurriría si uno sin querer lo roza con su pelaje y luego la lame?

—Bueno, ahí sí sería peligroso.

—¿Moriría?

—Lo más probable.

Observó con temor a Nieve, que estaba en su carrito junto a la moto.

—Nate ¿Y si lo roza un lobo?

—Es casi imposible, porque el aroma que desprende es muy irritante. No creo que haya un animal tan estúpido para venir e intentar tocarlo.

—De todos modos me preocupa que alguno pueda hacerlo y muera envenenado —murmuró afligida.

—Eres tan dulce —sonrió, marcando cada tronco con suficiente aceite—. Termino con estos, y avanzaremos con la moto al siguiente tramo.

—Oye ¿No podríamos sembrar en estas tierras?

—Son muy frías por la altura, y además el suelo es muy rocoso, no creo que podamos plantar nada.

—Mm ¿Y criar animales?

—Sí, podríamos criar animales ¿A ti te gustaría?

—¡Sí! Me encantaría tener ovejitas bien lanudas —sonrió con ensoñación.

—Sí, y podríamos vender no sólo su carne, sino también su lana y pieles con los pueblos y familias vecinas. No es mala idea realmente.

—¿Q-Qué? ¡No! ¡Yo no quiero matarlas, amor! —chilló espantada, haciéndolo reír.

—Cala, comes conejo y ciervo ¿Cuál es la diferencia con una oveja?

—En que nosotros las criariamos, no serían salvaje. Es... Horrible de solo pensar asesinar al animal que ha confiado en ti. Es como si quisiéramos comer a Nieve.

El cachorro al escuchar su nombre dejó de morder un zapato viejo que Cala le había regalado, y la observó ladeando su cabeza, haciéndola reír.

—Claro que a ti no te comeríamos, tonto —sonrió abrazándolo.

—Bueno, no quieres que comamos a las ovejas ¿Para que entonces?

—Vender su lana. Podríamos criar ovejas, vender su lana, y criar gallinas y vender sus huevos.

—¿Tampoco podríamos comer pollo?

—¡No! A menos que sean salvajes.

—Su carne es muy dura.

—Los animales domésticos no sé comen, Nate. Mi padre llegó a tener más de veinte gallinas, y jamás las comimos. Incluso las cabras, solo usábamos su leche cuando habían cachorros.

—Muy sentimentales —murmuró.

🌘🌘🌘

Llegaron hasta el último tramo por colocar el aceite en los cercos, cuando al momento de bajar de la moto, visualizaron al otro lado del cerco, muy próximos a ellos, unos tres tipos.

—¿Nate? —le murmuró Cala, con cierto temor.

Los ojos azules del rubio tomaron un color rojo, tomando por sorpresa a Cala... ¿Qué significa aquello?

Nate respiró profundo y luego emitió un profundo y alto gruñido, mientras se dirigía a ellos, que lo observaron con el ceño fruncido.

—No queremos problemas, sólo estábamos conociendo nuestro nuevo territorio —pronunció el mayor de ellos, un tipo de cabello castaño y largo, de ojos azules.

—Estas tierras no tienen dueño —gruñó furioso.

—Ahora sí, las hemo comprado, y sólo estábamos viendo hasta donde llegaban.

Cala se acercó a Nate, cargando en brazos a Nieve, que ya casi era la mitad de ella. El cachorro al verlos, comenzó a ladrar.

—No los quiero de mi lado, o de lo contrario, morirán —gruñó Nate.

—Eres el tipo de PurpleSnow que ganó en la competencia ¿No?

—Sí.

—Sí, ya nos han hablado de tí —pronunció con cierto recelo—. La familia Blackwolf.

—Ah, los tipos de más abajo, que estaban en mis tierras —gruñó arrugando la piel sobre su nariz con rabia.

—Sí, mis primos... Descuida no tocaremos tus límites, sabemos que usas hierbas tóxicas.

—Sólo no queremos problemas —murmuró Cala, tomando de una de sus manos a Nate.

La mirada del tipo cambió a la pelirroja, curioso.

—¿Es tu hembra?

—¡Largo! No lo volveré a repetir.

—Pero si estamos de nuestra parte —pronunció con burla un muchacho de cabello negro—. ¿O piensas pasar el cerco para atacarnos igual?

El castaño apoyó una mano sobre su pecho, negando levemente con la cabeza.

—Nos iremos, nosotros tampoco queremos problemas. Por cierto, mi nombre es Trent.

Nate lo miró a los ojos y le gruñó, antes de que los tres se dieran la vuelta para marcharse. Sólo cuando salieron de su rango de visión, volvió el color azul de sus iris.

—Nate ¿P-Por qué tú aroma cambió?

—Sólo es una mutación genética, nada más —le dijo en un tono calmo, antes de mirarla y sonreír—. Al momento de transicionar, tengo algunas habilidades delta, sin necesidad de serlo.

—Pero tu aroma no es de un delta.

—Nop, es el aroma producto de mi mutación, en unas horas se irá... ¿Te incomoda?

—N-No, sólo es un poco... Fuerte. Huele como la Lilialth.

—Sí, la mutación fue gracias a la hierba. Mi familia comenzó a consumirla desde el comienzo generacional prácticamente, y eso ha hecho que las últimas generaciones naciéramos con esta mutación e inmunes a la Lilialth.

—Pero Brenda no huele así.

—Aunque todos pertenecemos al mismo clan, no todas las familias del clan llevan la mismas costumbres. Hasta donde tengo conocimiento, la mutación sólo se ha presentado en mi familia, y otra mucho más alejada a la nuestra.

—¿Hablas de tus hermanitas?

—No sólo de ellas, sino algunos primos... Para llegar a nosotros, nuestros padres se han unidos entre parientes muy cercanos.

Cala abrió los ojos sorprendida, atónita.

—¿Y tus papás que son?

—Es complicado —sonrió incómodo—. Son, am, cómo medios hermanos. Es por esto que ellos querían que nos uniéramos a otros clanes, para poder ganar territorios, ya que al unirse entre ellos por muchas generaciones, no sé extendieron.

...

NateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora