—Gracias por pasar por mí —agradezco y beso su mejilla una vez que ingreso al coche.
—¿Qué tal la pasaste?
—Bien, estuvo muy lindo, la fiesta sigue pero ya estoy cansada y mal dormida.
—¿Vas a ir al club?
—No, no, Chris tampoco irá hoy, mañana sí.
—¿Qué quieres hacer? —consulta y me sonríe.
—Yo quiero ducharme, comer algo y ver tele hasta quedarme dormida, estás invitado si quieres unirte a ese plan —propongo mientras busco mi teléfono en la cartera por una vibración.
Y es Ethan enviando una solicitud para seguirme en Instagram. Niego con mi cabeza no creyendo lo que sucede, la frialdad con la que se maneja conmigo y mis sentimientos.
—Ese me parece un buen plan —responde.
Lío insistió en vernos hoy, le dije que estaba ocupada y que no iba a salir ni tampoco tenía intenciones de hacer nada, pero a él no parece molestarle que haga lo que a mí se me plazca. No me complica la existencia ni me hace renegar, y eso me agrada.
No le acepto la solicitud a Et. No quiero que me siga ni seguirlo, de hecho no quiero saber nada de lo que hace, porque todo me lastima. Quiero volver a mi realidad, y como él propuso, poder convivir. Si bien acepté, no significa que seremos amigos de verdad, es solo una cordialidad, no podría ser su amiga ni en siglos, y me duele que él si pueda ser mi amigo. Que lo sienta tan liviano.
—Muy pensativa —comenta Lío y me olvidaba que estaba con él.
—A veces pienso —bromeo.
—Ayer me encontré con un viejo amigo, que volvió de viaje.
—Ajá... —lo sigo.
—Ethan Connolly —no desvía su vista del camino, pero la mía se pierde en mis piernas.
No sé qué pensar primero, ni siquiera le voy a buscar el árbol genealógico a la situación, simplemente suspiro entendiendo que es posible, tienen la misma edad, vivieron en la misma ciudad, van al mismo gimnasio, es fácil deducirlo, pero la verdad es que no pensé que iba a tener tan poca suerte. Quería desconectar, cortar lazos con todo mi pasado, pero cosas como estas hacen que mantenga una conexión, que siempre se vuelva un círculo vicioso.
—Ya sabrás que es mi ex.
—Me lo contó Jesse.
—¿Jesse? —inquiero molesta.
—Sí, o sea, no me lo contó porque sí, estábamos tomando una cerveza los tres y surgió la conversación, Jesse fue el encargado de aclarar.
—¿Fueron a tomar una cerveza? —pregunto al aire.
Ethan ya lo sabe, y no parece haber sufrido lo que yo cuando supe que tenía pareja.
—Sí, nos encontramos en el gimnasio el miércoles y quedamos.
—Bueno, no es secreto de estado, sí es mi ex.
—Me llama bastante la atención porque nunca me contaste nada de tu vida.
—Te conté lo más importante, que es lo que hago, lo que soy, te conocen mis amigos, mi entorno, incluso mi hermano. ¿Qué más deberías saber, de mi ex, para qué?
—Lo haces ver cómo un simple ex novio pero me ha dicho que iban a casarse...
—¡¿Y eso qué Lío?! ¿debía decirte cosas de las que ni yo quiero acordarme?