Capítulo №10

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Hoy fue un día con suerte, estar fuera del trabajo a las seis de la tarde es un milagro, tengo muchas cosas por hacer, pero me decidí por la que más ganas tenía de cumplir, y es pasar el rato con mi amiga Jane, no la veo muy seguido, los trabajos, la vida, y las distancias que se han creado por percances del pasado, nos han hecho alejar, pero siempre mantenemos el contacto y cada tanto nos vemos. Ella vive bastante lejos, fuera de la capital, trabaja en una casa de comidas con su pareja y ha tenido un bebé hace apenas seis meses. Su vida ha dado un vuelco enorme, y aunque pasa necesidades económicas y lucha día a día por salir adelante, se la ve feliz y enamorada, tiene una pareja que la cuida y un hermoso hijo que le da motivos para levantarse todos los días.

—Qué rechonchito estás —susurro al darle muchos besitos en las mejillas y hacerlo reír.

Huele tan rico y es tan simpático. Mi amiga prepara algo fresco para tomar por el calor, ya que lo único que nos refresca es un viejo ventilador que mueve aire caliente.

—¿Qué trajiste, Jul? —consulta algo avergonzada.

—Unas cositas —respondo.

Le compré ropitas y cosas costosas de perfumería de primera necesidad a Emanuel que siempre vienen bien.

—No tenías que hacerlo —se queja cuando abre las bolsas.

—Pero quería —replico y la hago reír.

—Muchas gracias —agradece.

—De nada —susurro y sonrío.

—¿Y cómo están todos? —consulta sentándose frente a mí.

—Bien, todo sigue igual desde la última vez que nos vimos, sólo hay algo diferente.

—¿Qué? —consulta con mucha curiosidad—, vamos, dime, sabes que mi vida es plana y aburrida y la tuya es lujosa, elegante y llena de emociones —bromea.

—No digas eso —le reclamo—, ¿sabes lo que yo daría por estar en tu lugar? —inquiero.

—Era una broma, Jul.

—Sé que bromeas, pero si en el fondo crees que mi vida sola y vacía es mejor que la tuya consideralo —confieso con amargura—, el amor y un bebé se me escaparon.

—Ya te he dicho que no encuentras el amor porque estás cerrada a ello.

—No estoy cerrada, simplemente no es lo que quiero —dudo.

—Lo que estás esperando es al mal nacido y no quieres aceptarlo.

—Estás muy equivocada —respondo victoriosamente—, no es Ethan.

—¿No?

—No, porque ha vuelto a la ciudad y lo he comprobado, no lo estoy esperando.

—¿En serio? ¿Cuándo volvió?

Jane abre sus ojos en demasía y espera ansiosa a que le cuente. El bebé pide ir con ella y cuando lo toma en brazos me acomodo sobre la silla y suspiro para empezar a contar lo que ha pasado en tan pocos días.

—No sé qué decir —confiesa Jane—, pero pagaría por ver algo así, siempre has estado tan embobada que me resulta extraño verte tan fría y malvada con él.

—No soy malvada, simplemente ya no quiero sufrir, estoy bien así y pretendo seguir de esta manera.

—Quién iba a pensar que ya no sentirías nada por él ¿no?

—¿Quién dijo que no siento algo? —cuestiono.

—¿Qué sientes?

—Siento muchas cosas —suspiro y pienso—, malestar, miedo, frustración, dolor, y luego cada tanto aparece el anhelo, extrañar, desear, soñar, y es ahí cuando comienzo a recordarme todo lo que pasé para que eso que tengo guardado dentro no salga.

Perpetuo Caos #4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora