Me había quedado dormido en el sillón como muchas de las otras noches, incómodo, con el cuello y la espalda contracturada; sin el calor y la comodidad de mi cama. Mis ojos estaban puestos en el ventanal del frente, la que tiene vista al pequeño bosque y sendero de la entrada, esperando día a día que ella vuelva. Pero aún no pasa. Hoy se cumple el quinto mes de embarazo, y tendremos la ecografía donde nos dirán con certeza de qué sexo es. Es un día feliz, más cerca de mi bebé y de Julieta.
Está helando para meterme a la piscina a refrescar ideas, pero siempre puedo darme una ducha fría que me espabile. Me arreglé y elegí un traje azul muy oscuro, con pequeñas rayas blancas, zapatos y cinto color suela, sin corbata, el perfume que me regaló Julieta y un par de anillos y reloj. Me acomodo el cabello para que no se desarregle durante el día y salgo para la oficina sin desayunar. Quiero adelantar trabajo para quedar libre luego del almuerzo, la cita con la doctora es a las tres de la tarde, pero pretendo estar listo para mucho antes y esperarla. Por lo que me dijo, vendrá al edificio a visitar a su padre.
Thomas se ha adaptado de maravilla a la empresa, no sé qué tanto con Tobías, pero a mí me agrada mucho tenerlo por aquí. Sé que Julieta debe estar muy feliz de verlo todos los días, y admito que el ambiente de la empresa se ha vuelto mucho más cálido. Lo único que queda es que Thomas se quede con alguna de las casas que están a la venta, él insistió en pagar la parte de Connolly&Connolly, lo dejé ya que yo le regalaré la casa a Julieta y la empresa está en proceso de cambios y expansión, y por ende, hay mucho dinero que invertir.
—Señor, Connolly —habló la recepcionista por el teléfono.
—¿Sí? —eran casi las dos y yo estaba sumido en mi computadora.
—La señorita Jensen está aquí.
—Dile que pase.
La señorita Camila Jensen era la decoradora de interiores, después estaba Cristina, que era la diseñadora de interior y exterior. Ambas y su nuevo sector definitivamente le daban un toque sofisticado a la empresa. Estaba buscando lograr similitudes con España.
—Buenos días, Ethan —saludó ella al pasar.
Contoneando sus caderas y sonriendo a más no poder, desde la primera vez que la vi intentó seducirme, me recuerda mucho a Megan. Pero no volvería a cometer el mismo error nunca jamás, por más que tenga abstinencia y qué con un chasquido de dedos lo logre, no lo haría. Sé que no le debo nada a Julieta, pero ni ella ni su estado lo merecen. Mi consciencia limpia mucho menos.
—Hola, Camila, gracias por venir.
—Intenté llegar más temprano pero se me hizo imposible. ¿En qué puedo ayudarte?
—Toma asiento por favor —pido y busco en mi computadora—, quiero hacer una habitación así —le enseño la pantalla con una habitación infantil—, el diseño es neutro pero hoy me entero del sexo.
—¿Para qué cliente es?
—Es para mi casa, es una habitación grande sin uso y solo está pintada de blanco.
—¿Tendrás un bebé? —consulta muy sorprendida.
—Sí —respondo y continuo mostrándole los detalles que busco, desde los muebles, las telas, el color de las paredes, empapelado, todo lo hago meticulosamente—, quiero que se vea exactamente igual a esa.
—Es muy bonita, me encargaré de cada detalle. No sabía que estabas en pareja —comenta con normalidad.
—Soy soltero —explico tratando de no dar mucho detalle—, voy a tener un bebé pero estoy separado de su madre.