💗Dale play al soundtrack mientras lees💗
Ahí me encontraba yo, en la comodidad de las sombras, cayendo en mis antiguos hábitos, estaba mal, pero no dañaba a nadie, no retrocedía, simplemente estaba en contacto con mi yo interno. Observar a Julieta sin que ella lo note era mi pasatiempo favorito desde siempre, y eso no había cambiado ni con el tiempo ni las terapias. Lo hacía en lugares públicos dónde no violaba su privacidad, yo solo quería verla, necesitaba estar en contacto y no sabía cómo. Tenía miedo de contarle a Bill lo que estaba haciendo, pero lo tomaba como un permitido a mi delirante cabeza, era como fumar un cigarrillo de manera social.
Una vez que entró a su departamento pude irme tranquilo a casa. Cuando llegué lo primero que hice fue llenar la bañera de agua caliente y observarla un momento antes de entrar, parpadeaba rápido para que la sangre desaparezca y cuando lo logré, ingresé y me acomodé. Marqué su número, no sin antes mirar su foto de perfil y enamorarme una vez más.
—Hola, Et —saludó risueña.
—July, ¿cómo estás?
—Bien, acabo de salir de la ducha, a punto de cenar y a la cama.
—¿No vas a esperar los saludos después de las 12?
—No, estoy agotada y tengo frío, necesito descansar, recibiré todos los saludos en la mañana. ¿Y tú qué haces?
—Estoy sólo, caliente y mojado —susurro.
—Ay por Dios —se queja.
—Qué mal pensada, estoy en la bañera —explico y oigo su risa—, tan pequeña y tan degenerada.
—¿De quién crees que lo aprendí? —juega.
—De mí seguro que no, soy un ángelo.
—Sí, uno caído.
Ahora quien se atora con la risa soy yo.
—¿Mañana vendrás temprano?
—Obvio que sí.
No solo era su fiesta de cumpleaños, sino que era el momento en donde íbamos a decirle a su familia del embarazo, ella quiere que yo esté presente y yo también lo prefiero así. Ya no es una niña, pero lo mínimo que puedo hacer es apoyarla ya que soy 50% responsable del asunto. Íbamos a cenar en su departamento, pero su madre y Tobías insistieron en hacerlo en su casa más que nada por la organización de la comida y la disposición del lugar. Sé que July quería invitar a sus amistades más íntimas, y no pasaríamos de las 10 personas, creo que ni a Brenda la contó.
—Espero que no haya altercados como los de siempre —ruega.
—¿Por?
—Cumpleaños en casa de mi madre ¿Qué podría salir mal?
—¿Quieres que pase por ti y vamos juntos?
—No no, ve después de las 21 que es cuando están todos citados, yo llego un rato antes.
—Bueno —dije un poco pesimista, ya que esperaba que me dejara ir con ella—, ¿y qué vas a cenar? ¿Estás tomando todas las vitaminas?
—Voy a cenar una sopa con fideos, verdura y pollo. Y sí, tomando absolutamente todo, pero no pasan las 10 de la noche y ya estoy durmiendo, ya se me nota abultado el vientre, mañana me pondré algo suelto.
«Muero por tocar ese vientre», pensé.
—Nos vemos mañana entonces, qué descanses —me despedí.
—Igualmente, Et, adiós.
Y colgó.
Mi vista se fijó en el techo del baño y ahí me quedé disociando, me sumerjo y dejo salir todo el aire de mis pulmones, me resisto a salir a la superficie y experimentar el golpe de la realidad, me fui a ese refugio donde vive la pequeña Julieta, la que me veía como lo más genial del mundo, donde no existe ningún tipo de rencor o reclamo, donde me ama tal cual soy... donde no llora. Pero no lo soporto más, me ahogo y no sólo físicamente, me angustio cuando regreso a la realidad en la que ella ya no es feliz conmigo, donde agoté toda su paciencia y ya no me quiere en su vida. Doy una gran bocanada de aire y recupero la respiración sintiéndome miserable. Los ojos se me llenan de lágrimas y me abrazo a mí mismo como cada noche, me reprimo a mí mismo para no hacerle daño una vez más.