Capítulo №33

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Después de algún tiempo de no hacer nada juntos y que estemos completamente solos, mi hermano me invitó a comer, al cine y a ir de compras, estuvimos todo el día paseando y dando vueltas por la ciudad, gastando dinero que no debemos y comiendo a más no poder. Tobías quería levantarme el ánimo y también remediar las cosas entre nosotros que venían tensas desde las fiestas en dónde le hice un gran desplante a su novia. Yo estaba tan ocupada en los problemas de mi vida que no tenía tiempo para los de él, pero aún así, él me demostró que siempre estará ahí para mí, cumplió con su palabra una vez más a pesar de todo.

—Dios sabe lo mucho que te quiero —susurro entrelazando mi brazo con el suyo y caminando por las góndolas del supermercado.

Llenamos dos changos, uno para cada uno ya que necesitaba cosas en mi casa, nos fuimos separando por diferentes necesidades, busqué unos productos específicos para mi cabello y Tobías se fue a la parte de la carnicería. Caminé un poco más y choqué con el pasillo de bebés sintiendo una puntada de dolor golpear en mi vientre. Tomo en mis manos un ajuar de bebé y lo pongo en mi carrito, luego tomo una mamadera e investigo para la edad que es, y cuando la voy a dejar en mi carro Tobías me toca la cintura con la punta de su dedo llamando mi atención.

—Et, amigo, ¿cómo estás? —saluda detrás de mí y siento como la sangre se me sube al rostro y se me revuelve el estómago.

Me giro sobre mi lugar y lo encuentro viéndome las manos con la boca entreabierta. Estático, sin expresión como de costumbre.

—Hola, Ethan —saludo intentando disimular ante mi hermano.

Et por fin levanta la mirada de mis manos, la pasea por mi carrito dónde y fija sus ojos en el ajuar, por último, su mirada se endurece cuando sube a mis ojos.

—Hola —saluda meramente por obligación.

—¿Cómo has estado? —le pregunta mi hermano y se acerca a palmear su hombro.

—Regular —responde y frunce su entrecejo—, ¿y eso? ¿Hay bebé en camino? —inquiere apuntando a mis manos.

La presión en su mirada me destruye.

—Es para mi sobrino, ¿recuerdas que Tobías será papá? —consulto y noto cómo sus hombros se caen.

—Lo sabía, pero lo había olvidado —responde con su mirada perdida en el suelo—, perdón por no felicitarte antes —le habla a mi hermano—, estuve tan mal estos meses que ni siquiera tengo control del tiempo que ha pasado...

—No pasa nada, es entendible, no fue fácil para ti, ojalá hubiera podido estar ahí contigo, pero sé que te gusta el espacio —responde mi hermano y Et intenta sonreír con gratitud, pero no le sale, tiene el rostro tan triste que la comisura de sus labios están inclinadas hacia abajo.

—¿Es un niño? —le pregunta.

—Sí, un niño, se llamará Benicio, 6 meses ya de embarazo.

—¿Y Caleb?

—Caleb será el padrino —responde Tobías con felicidad pero yo me cubro el rostro de la cosa que me da de solo oírlo.

La situación es peor de lo que pensaba, Caleb no está para nada feliz, ni siquiera sé cómo van a hacer durante el resto de su vida para tener una familia feliz de 4.

—Felicitaciones otra vez —dice Et y le sonríe—, estoy seguro que debe ser maravilloso esperar un hijo, eres afortunado. Me tengo que ir —avisa y le da la mano—, nos vemos, amigo.

Y sigue su camino sin siquiera mirarme. Tengo tal angustia que se me debilitan las piernas.

—¿Qué carajos pasa? —inquiere mi hermano—, ¿por qué actúa así, tan mal terminaron?

Perpetuo Caos #4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora