No podía creer lo que sucedía, ni tampoco lo difícil que me resultaba reaccionar debidamente.Aún estando aterrado y desorientado, tenía una creciente erección. Mi estado de pánico no fué capaz de frenar el tremendo subidón de estímulo que suponía tener a semejante adonis resfriegándose placenteramente sobre mí.
Y sus manos, muy diferentes a las suaves y delicadas de una mujer, eran grandes y pesadas, y fruto de las muchas peleas en las que se metía a diario, tenían callos y cicatrices por doquier. Ésto, lejos de asquearme, me encendía aún más. Se sentía exquisito que aquellas manos homicidas me acariciasen fogosamente. Como si dos armas mortales me hicieran deliciosas y dulces caricias.
¿A cuántos habrá quitado la vida con esas mismas manos que ahora recorren mi cuerpo?
Un juego peligroso e impredecible: eso era acostarse con Felicios. Sabía muy bien que no debía, y eso lo hacía malditamente irresistible.
Intenté en vano mantener la calma ante la sugerente visión que se ofrecía ante mí. No lograba ordenar mis pensamientos, azotados por un irrefrenable deseo primal. Mis nervios iban a estallar.
- No pensé que pudiera ser divertido hacerlo contigo, seco y terco como eres. Parece que me equivoqué. Esa expresión que tienes, mezcla de pánico y deseo, me está enloqueciendo. - habló, deteniendo el leve movimiento de sus caderas sobre mi miembro.
Lento, acercó su rostro al mío. Casi rozábamos nuestras narices. Me hice un poco hacia atrás, tembloroso, aún debatiendo qué hacer.
¿Debía dejar que las cosas pasen?¿Debía dejar que ésto me deleite, sin siquiera entender el porqué se me insinuó en primer lugar?
¿Debía apartarlo con fuerza? ¿Debía gritarle e insultarle?¿Realmente quería acabar con ésta situación?
¿O quería ponerlo debajo de mí y volverlo un desastre, hasta que me ruegue que me detenga?
Me asustó encontrarme fantaseando con hacerle el amor brutalmente.
¿Siempre he sido así?
Felicios, a milímetros, susurró:
- ¿Ves? Esa mirada de contrariedad, de lucha interna, me calienta demasiado... - su voz, varonil y susurrante, lentamente se colaba en mi cerebro y lo derretía.
Desvié la mirada, agitado, buscando distraerme con cualquier cosa que fuera capaz de despegarme del cuerpo perfecto que se retorcía sobre mí. Pero nada servía. Nada lograba sacarme de aquel trance de confusión y placer. El morbo de mis pensamientos crecía a medida que el rubio se deslizaba lentamente sobre mis caderas.
La erección comenzó a hacerse dolorosa.
"No puedo permitir que ésto continúe"
Me lo repetía a mí mismo.
- ... Ya basta, no puedo... No juegues así conmigo rubio, ésto es muy bajo de tu parte... - hablé con esfuerzo, girando el rostro, evitando verle a los ojos.
Percibí una pícara sonrisa por el rabillo del ojo.
- No hay bajeza en ésto, muñeco, y no estoy jugando. Simplemente quiero olvidar todo por un instante, deja de buscarle tanto significado a todo y házmelo de una vez... - pidió con una voz sumida en la lujuria.
Aquello me sacudió. No podía parar de fantasear con embestirlo igual de fuerte que como presencié aquella vez en la orgía. Su voz, su cuerpo balanceándose...
Podía ser yo quien le dé ahora ese placer.
- Para ya. No quiero ésto, antes dijiste que no me obligarías a... -
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PARADISO (+18/GAY)
FantastiqueValentino es un joven intrépido recién llegado al infierno. Indignado por la falta de un pecado que justifique su estadía, busca respuestas. Las cosas no serán nada fáciles para Valentino, menos cuando un poderoso demonio posa su interés en él... ¿C...