CAPÍTULO CINCO

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𝐄𝐋 𝐀́𝐑𝐁𝐎𝐋 𝐘 𝐋𝐀 𝐁𝐈𝐁𝐋𝐈𝐎𝐓𝐄𝐂𝐀 𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐃𝐀

Antes de pisar la isla de Nunca Jamás, Sage tenía que informarse bastante acerca de las condiciones en las que estaba aquella tierra y acerca de sus habitantes. Pues había estado mucho tiempo sin supervisarlas, ya no conocía nada. En tres siglos pueden cambiar muchas cosas.

El ruido pesado de las grandes y viejas puertas abriéndose resonó en los túneles subterráneos del Gran Palacio, las puertas de la biblioteca prohibida se habían abierto para la Reina Sage, y detrás de ella se cerraron haciendo el mismo ruido.

El inmenso salón con estantes que tocaban el techo y estaban repletos de libros parecían formar un laberinto del cual solo la Reina conocía la salida. Caminó por un pasillo de estantes hacia la derecha, luego a la izquierda, otra vez a la derecha hasta que se hacían más bajos y terminaban cuando una mesa redonda comenzaba a verse, un árbol de gran corteza estaba en el centro de la mesa, aquel había sido llevado a Pradinem desde Camelot luego de que Merlín despertara.

—Parece que mi profecía se ha cumplido. —La voz del viejo hechicero surgió desde dentro del árbol apenas Sage se sentó en una de los sillones.

—Así es, por eso estoy aquí, de lo contrario no habría puesto un pie en este lugar otra vez. —Apoyó sus codos en la mesa y juntó sus manos. 

Ella sabía que Merlín no estaba realmente allí, pero sí sabía que era obra suya que el árbol le hablase, después de todo había sido él quien le pidió que al despertar se quedara con su árbol.

—Sé que sabes que no estoy aquí en realidad y también sé por qué has venido. —Mantuvo el misterio como siempre.

—Sé que sabes, pero quiero que me lo digas. —Ni siquiera se molestó en dedicarle una sonrisa sarcástica.

—Si estás aquí significa que han descubierto dónde está la Rosa de los Vientos, pero no puedes llegar a ella sin Peter Pan. —Se escuchó muy confiado, Sage se sorprendió por la certeza de aquellas palabras, pues sabía que la voz no estaba interactuando con ella, sino que el hechicero había guardado en el árbol años atrás aquellas palabras—. Y ahora quieres información sobre él y todo lo que se relacione.

—Debería robarle ese poder. —Apoyó su espalda en el cómodo sillón y cruzó sus piernas mostrando estar interesada.

—Hay un libro en el estante a tu derecha, es de un color verde jade. —Esperó como si supiera los movimientos que haría, Sage buscó en la dirección indicada y vió un libro que llamaba la atención entre otros de colores cafés—. Supongo que ya lo has encontrado. Ábrelo.

Solo bastó un movimiento de su muñeca para que el libro volará hacia sus manos. Parecía ser cuero lo que lo cubría. Lo abrió y observó la primera página con maravilla. Nunca Jamás estaba escrito con letras grandes. Le pareció extraño que el título no estuviera en la tapa.

—Lo he escrito personalmente para ti. —Miró al final de la hoja donde estaba escrito con letras prolijas "Merlín"—. Y como cuestionas todo, seguro has pensado en que el título no está en la tapa. ¡Pero es que no debe llamar tanto la atención!

«Pues creo que resaltaba mucho entre libros de otros colores»

—Si no regresas a tu puesto como mi consejero y mensajero real voy a buscarte y no voy a detenerme hasta encontrarte, te doy mi palabra —habló tan calmada como si fuera un delicado cumplido lo que había dicho.

—Quizá hayas dicho algo como "te voy a encontrar" etcétera, etcétera. Y déjame decirte que lo harás como siempre lo has hecho.

Ya ni siquiera le había sorprendido que supiera lo que había dicho, al menos no como la primera vez. La Reina se aburría rápido de las cosas.

Ingobernables: Nunca Jamás  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora