Against Fate (fanfic Isabella y Alessio)

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Alessio

Eran las siete y media de la tarde y estaba todavía metido en el Sugar Trap, cuando la reserva era a las nueve de la noche. Claramente porque Nevio llevaba toda la tarde liándonos con tonterías.

- Massimo, tenemos que irnos o no llegaremos a la carrera. - Estábamos llenos de sangre después de torturar a dos deudores y necesitaba ducharme antes.

Fabiano nos despidió con la cabeza y salimos de ahí mientras Nevio se limitó a mirarnos.

- Alessio, te estás metiendo en un pozo de mierda. - Me dijo Massimo mientras nos subíamos al coche.

- No te preocupes, tengo todo bajo control. - Como odiaba estar todo el rato justificándome.

- Me preocupó por ti, porque no estás siendo realista con lo que estás haciendo, el resto me da puto igual. - Mi hermano me era leal, de eso podía estar seguro. Nevio también lo era, pero metiendo una tercera persona en la ecuación se cegaba.

- Hermanito, de verdad que está todo controlado. Hoy hablaré con Isabella y pactaremos lo que los dos queremos y el precio que estamos dispuestos a pagar por ello. Estoy hasta los cojones de que durante toda la semana mi vida haya sido de asunto público.

- Ya se les pasará, tu solo asegúrate de saber realmente lo que quieres y que ellos no se enteren.

¿Qué era lo que quería? Ni puta idea.

¿Qué necesitaba? Eso si lo tenia claro: arruinar a Isabella para cualquier otro.

¿El problema? Que la delgada línea que separaba una cosa de otra poco a poco se iba difuminando cuando más estábamos juntos.

Nunca había tenido que cuidar a nadie que no fuera de mi familia, pero tampoco pensé que lo disfrutaría como con Isabella.

Ella obviamente lo ignoraba e igual no me veía por la casa, pero por las cámaras la tenia todo el día vigilada. Y disfrutaba hasta la tontería de ver su rutina diaria.

- Vale, repasemos el plan: a las ocho y media nos montamos en el coche. Te dejo en el casino y me voy. Lo único que tienes que hacer es evitar que os pueda ver gente que se chive después. - Le dije a mi hermano mientras aparcaba el coche.

- Tranquilo, no se atreverían. - Me  contestó riéndose y seguramente tuviera razón.

Subí las escaleras de dos en dos para ducharme y cambiarme de ropa, evitando pasar por el salón para que nadie viera la sangre.

Mi madre y mis tías podían estar casadas con asesinos y aceptar que sus hijos ahora también lo fueran, pero a ninguno nos gustaba que nos vieran así.

Obviamente la ropa  la tenía en el maletero, porque no tenía sentido ir elegante para ver unas carreras ilegales.

Al bajar si que hice acto de presencia mientras esperaba a Massimo.

- Alessio, me han llamado de Kansas que tienen problemas en un laboratorio. A si que mañana salimos para allí y me gustaría que vinieras conmigo. - Me dijo mi padre nada más verme.

Puta mierda, estaba seguro de que eso me iba a llevar por lo menos dos días fuera e Isabella se iba el martes. Pero era trabajo y me debía a mi familia y a la Camorra, a si que asentí por mucho que me jodiera.