La vida es sueño. (CENSURA)

Capítulo ocho

Abrió los ojos sintiéndose confuso, la habitación donde se encontraba era blanca y muy fría. Intentó seguir durmiendo, pero la preocupación invadía su mente al punto de ya no poder ignorarla. Se sentó en la extraña cama, la sábana blanca se deslizó de su cuerpo con facilidad.

Estaba en un hospital, algunas escenas vinieron a su mente. Estaba aturdido.

Alzó su mirada luego de algunos minutos, había tardado en darse cuenta que no se encontraba solo en la habitación. Sin embargo, nunca esperó que Craig estuviera allí observándolo con desprecio. Su semblante lleno de suficiencia nunca desapareció, incluso a esa hora de la madrugada.

No se dijeron ninguna palabra, Tweek no se atrevía a preguntarle qué había sucedido con Lance.

La puerta se abrió, allí entró Stan junto a Wendy, quién tenía una bata blanca que delataba su profesión.

Llevaba tiempo sin saber de ella, todo parecía que había ido bien con su vida. Wendy se paró junto a la cama, lo observaba con unos ojos llenos de tristeza. Su boca temblaba ante la imposibilidad de hablar.

—Wendy, ¿cómo está el bebé? —pronunció, ella siempre había sido confiable. — ¿Puedo verlo? Su madre no lo quiere, no puede estar solo por más tiempo.

Wendy esquivó su mirada, luego tomó su mano con fuerza para apretarla. Tweek no entendió aquella acción, no parecía que fuera algo bueno. Lance probablemente estaba enfermo a causa del descuido de Red, aún era muy pequeño, pero ¿se curaría?

—Ese niño llevaba días muerto. Si no fuera por ti probablemente ahora estaría en algún basurero —dijo Craig.

Había una sonrisa en su rostro, Tweek deseó golpearlo en ese mismo instante. ¿Cómo podía bromear con algo así? Lance era un bebé.

—Tweek, calma —interrumpió Wendy. Lo apretó en un abrazo fuerte, sabía que estaba intentando calmar su temblor nervioso —No era tu responsabilidad, Tweek. Tú no tienes la culpa de lo que ocurrió.

¿No fue mi culpa?

Vio como en la sábana que cubría sus piernas caían gotas, el recuerdo del aspecto del bebé volvió a su mente. Era tan grotesco lo que había ocurrido con él, habría podido evitarle su muerte si hubiera sido más inteligente. Si no hubiera confiado una vez más en alguien.

—Deja de actuar como un loco, ese niño ni siquiera era tuyo. ¿Qué importa que se muriera? —dijo Craig con voz ronca, estaba perdiendo la paciencia. —Continúas haciendo el ridículo, agradece que este hospital no quiso hacer público que tú estuvieras involucrando con un prostíbulo.

—Craig, por favor. Los omegas tienen un instinto de protección, no importa que no fuera su sangre. ¿Cómo puedes ser tan insensible?

—¿Instinto? A los omegas solo les importa con quién pasar su celo.

Wendy frunció su ceño, ella también era omega como para sentirse ofendida con el comentario de Craig. Él los odiaba desde lo más profundo de su alma, lo peor es que era su culpa.

—Tweek, lo siento, no puedo ponerte más sedante. Tu peso es demasiado bajo, ve a casa y come, distráete —le dijo la omega al tomar sus brazos para ayudarlo a bajar de la camilla. Tweek aún no era capaz de detener sus lágrimas, pero no le agradaba estar en ese lugar. —Craig, quiero hablar contigo por un momento.

El azabache la siguió de mala gana. Por otro lado, Stan tomó su mochila para acompañarlo hasta el estacionamiento del hospital. Allí se sentó en el lugar del acompañante sintiéndose incómodo. Sin embargo, pudo sentirse mejor cuando supo que Stan no llevaría a Craig en el mismo auto que a él.