Capítulo veintinueve

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Sintió que su cuerpo era aplastado por un peso que no le permitía respirar con libertad. Abrió los ojos luego de algún tiempo debatiéndose si debía seguir durmiendo o finalmente levantarse, observó al gato anaranjado con sobrepeso encima suyo, estaba durmiendo con sus patitas debajo de su cuerpo.

Se mantuvo en esa posición para no molestarlo, después de todo la casa era suya y estaba ocupando su tan preciado sofá.

En la noche había estado abrazando a Francis mientras lloraba y le contaba toda su vida hasta el momento. El alfa curó sus heridas, le cambió las vendas y lo abrazó con fuerza sin contener sus propias lágrimas.

No supo en qué momento se había dormido, lo único que recordaba era su cabello siendo acariciado por Francis.

Se levantó de golpe olvidando por completo al gato encima suyo cuando olisqueó a algo quemado. Miró alrededor en busca de la respuesta, caminó rápidamente por la casa hasta ver la gran humareda que salía de la cocina.

Allí se encontró al alfa, tratando de sacar un pan de adentro de la tostadora con un palillo. Tweek sonrió al verlo luchar desesperado por quitar la tostada trabada.

Se acercó y desenchufó la tostadora, también abrió una ventana para que el humo saliera de allí. Francis se veía algo avergonzado por el pequeño caos que había hecho.

—¿Te desperté, Satán? —preguntó. —quería sorprenderte con un desayuno, pero le di vacaciones a la señora que me ayuda con las comidas para que estuvieras cómodo aquí. Supongo que no soy bueno para la cocina.

Tweek miró al plato lleno de tostadas quemadas, no tenía ninguna duda de que Francis nunca había usado la tostadora y no sabía que tenía un botón para regular la temperatura.

—Soy yo quien debe preparar todo, perdón por pedirte quedarme aquí —comenzó a decir. —De verdad, haré lo posible para que no me notes.

—¿Qué dices? Estoy feliz por compartir casa contigo. ¿Qué tal si pedimos un delivery? Tampoco quiero que te esfuerces en estos días, estás muy herido.

El alfa lo rodeó con sus brazos, ya tenían la suficiente confianza como para esas muestras de cariño. Francis lloró cuando le contó sobre el video, se sorprendió haberlo visto tan furioso cuando le dijo quienes habían sido sus abusadores.

Tweek le enseñó el mágico truco de raspar la parte quemada del pan para luego untarle crema de leche y mermelada. Le sorprendió que Francis ni siquiera supiera aquello, quizás se había hecho rico haciendo videos y directos, pero no había duda de que había nacido en una cuna de oro.

Tomó su celular que había estado en silencio desde la noche anterior, habían más de decientas llamadas perdidas de Craig y continuaba. Por las horas que marcaba cada llamaba supo que el azabache no había podido dormir en toda la noche, sus mensajes eran desesperantes, le preguntaba dónde estaba, le avisaba que estaba afuera del edificio y luego que estaba buscándolo por la zona donde vivía antes.

Bloqueó su número, hubiera deseado no tenerlo memorizado.

Le escribió a Pete para avisarle que estaba bien, que no volvería al departamento por algún tiempo. Le pidió que no dejara que nadie entrara a la fuerza porque lo descubrirían todo.

El desayuno fue interrumpido por el timbre, Francis fue a abrir la puerta rápidamente y volvió a la cocina seguido de un hombre que reconocía. Kyle Broflovski era un streamer que solía estar cerca de Francis, pero además había estudiado abogacía y solo ejercía su profesión en casos muy aislados. El alfa le había hablado para que asesore a ambos de cómo seguir con la causa.

La vida es sueño. (CENSURA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora