Capítulo treinta y tres

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Advertencia: contenido fuerte. 



Entró a la empresa sintiéndose nervioso, su cuerpo temblaba a pesar de sus intentos por relajarse. Había tratado de convencerse que solo serían unos minutos, solo tendría que hablar un poco con Craig y ya todo acabaría de una vez. ¿Y luego qué haría?

Tenía todo servido en bandeja de plata, no había ningún impedimento a su propuesta.

Subió el ascensor luego de la hablar con la empleada de la recepción, le era difícil respirar con normalidad. La puerta de la oficina de Craig estaba abierta y él estaba observándolo expectante, probablemente sorprendido de su repentino acercamiento.

Craig le dio un rápido beso en los labios y lo abrazó en cuando cerró la puerta, fue cuando notó cierta felicidad en su rostro triste. Era como si hubiera tenido un golpe de suerte con su visita. Como si todas sus penas desaparecieran de una segundo para el otro.

—Estuve pensándolo mucho, llegué a la conclusión de que deberíamos comprar otra casa, una que te guste a ti. Podríamos ir a unas inmobiliarias ahora mismo para ver opciones si quieres —comenzó a decir, buscó unos folletos dentro de su escritorio. —No vuelves a casa porque te trae malos recuerdos, ¿verdad?

Tweek no fue capaz de abrir la boca, tomó los folletos sin desearlos, eran inmobiliarias de mucho reconocimiento. Atrás especificaban las opciones de viviendas con sus características y ubicaciones, se sintió nervioso. ¿En qué había pensado Craig todo este tiempo?

—Si no te gusta ninguna, puedo enviarla a construir de la forma que más quieras. Pero en ese caso tardaría algunos meses —agregó al ver su expresión. —¿Te acuerdas que me dijiste de ir a la playa? Stan puede quedarse a cargo de la empresa, así que podríamos aprovechar ese tiempo para viajar. Pensé en comprar un motorhome, ¿o prefieres ir en avión?

Por un breve instante imaginó hacer el viaje por carretera junto a Craig, lo habían planeado alguna vez cuando eran adolescentes. La ruta era hermosa de noche, cuando las estrellas parecían tan cercanas a ellos.

Abrió su mochila, dudó por algunos segundos en sacar aquellos papeles. Estaba claro que Craig no quería divorciarse, era esperable su reacción luego de enterarse de toda la verdad. Pero dudaba que su forma de actuar fuera solo por el amor que le tenía, lo más seguro era lástima y culpa.

Le entregó los papeles y Craig los tomó sin comprender.

—Solo tienes que firmar y todo estará arreglado, no pido nada. Mi abogado me dijo que me corresponde una gran cantidad de dinero porque fue el tipo de matrimonio que elegiste, si vuelves a casarte deberías pensar en el matrimonio con bienes divididos. Tienes mucho para perder —aconsejó sin saber si era lo correcto. Estaba nervioso y comenzaba a hablar más de la cuenta.

—Tweek, ¿qué es esto? —preguntó con indignación. —No puedes pedirme esto, no puedo aceptar que quieras separarte de mí.

Ya le había expresado en varias ocasiones que no quería volverla a hablar, había sido muy evidente cuando al no querer verlo en tanto tiempo. Después de todo lo que había ocurrido entre ellos, ¿cómo era posible que el alfa no lo haya esperado?

—Craig, te lo dije. Te dije que no te perdonaría —dijo. Estaba tratando mostrarse firme en su decisión cuando le doliera en el alma hacer aquello. —Ya no hay más oportunidades. Quiero hacer mi vida lejos de ti.

—Pero te amo, y tú también me amas. Nos amamos desde niños, vivimos más tiempo juntos que separados. ¿Cómo puedes pensar en esto?

Craig se veía dolido, se removió incómodo, como si no supiera que hacer. Agarró los papeles con las dos manos y lo rompió en trozos. Estaba enojado, muy enojado, pero estaba haciendo un gran sobreesfuerzo para no demostrarlo.

La vida es sueño. (CENSURA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora