Capítulo nueve

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Los días siguientes apenas había tenido la energía suficiente como para levantarse de la cama, ni siquiera lo había hecho. Había estado tan agotado pasaba el día entero durmiendo y llorando. Algunas veces había ido Bebe a llevarle algo de comer y a hablar un poco, otras se despertada con Tricia trayéndole algo para merendar.

No estaba bien lo que hacía, era tan deplorable.

—¿Me puedes acompañar? —le preguntó Tricia con una enorme sonrisa.

—Ella necesita ropa de invierno, creo que sería mejor tu opinión que la mía —agregó Stan.

Tweek aceptó sintiéndose inmediatamente fatigado, pero no quería ni podía negarle nada a Tricia, aún menos cuando se mostraba tan alegre por su compañía.

No había salvado ningún abrigo de su antiguo departamento, probablemente Scott habría tirado todo ya. De todos modos, no iba a aparecerse ante él a menos que tuviera el dinero que le debía. Buscó ropa entre las bolsas que Pete había dejado en su habitación, lo máximo que encontró fue un cárdigan de color verde.
Ya podía pagar el arreglo de su computadora, comenzaría a trabajar lo antes posible para poder cubrir todas sus necesidades.

Stan los llevó a una tienda dentro de un shopping del centro de la ciudad. La ropa era para personas de la clase social de Craig, para gente que nunca iba a tener que preocuparse por dinero. Él ni siquiera debía estar allí, desentonaba con el ambiente.

—¿En serio crees que tengo buen gusto para esto? Mira cómo estoy vestido —le dijo a Stan tratando de reírse un poco de sí mismo.

—Tricia lo cree así. No creo que tengas peor gusto que yo —contestó con una sonrisa. Él se vestía con traje, pero era verdad que la ropa era demasiado neutra como para decir que sabía vestirse.

Miraron como la niña caminaba entre los mostradores de ropa para ver absolutamente todo lo que había en la tienda. Era aún muy pequeña, pero Tweek estaba seguro que ella sabía bien qué comprar.

Tweek fue por su parte, quería hacer su propio recorrido de la tienda para luego ofrecerle sugerencias a Tricia. Buscó ropa acorde a la medida, quiso confiar en sí mismo para encontrar algo que le encantara a ella.

Sintió que la puerta del local se abrió y escuchó a las empleadas yendo rápidamente donde estaban los nuevos clientes.

Tweek se emocionó al encontrar un pequeño saco color azul claro, desde la parte de la cintura hacia abajo era como una falda. Si fuera una niña de siete años en ese momento estaría demasiado feliz tenerlo puesto, pero en color verde.

—Tricia, ¿qué te parece este? ¿Te gusta este color? —preguntó.

El azul era definitivamente un color que le iba bien a los Tucker, pero Tricia quizás prefería colores más pasteles por su edad.

—Pff, eso es feo —dijo alguien a pocos metros. Tweek dejó de respirar por algunos segundos al reconocer la voz de Thomas. Bajó la prenda sintiéndose algo avergonzado. —Tricia, ven conmigo, te mostraré lo que se va a usar esta temporada.

Tweek se sintió un poco tonto, por supuesto que él no sabía nada de tendencias. Siempre había usado lo que le gustaba sin importar lo que dijeran, no era la persona más adecuando para guiar a Tricia. En silencio volvió a dejar la prenda en su lugar.

—Llevabas días sin levantarte de la cama, ¿qué milagro fue este? —dijo Craig a su espalda. Tweek intentó no mirarlo para ignorarlo, pero fue imposible cuando estaba tan cerca. —Hoy iba a ir a verte. La última vez me excedí un poco contigo. Token me habló sobre los testimonios que dieron las prostitutas de lugar.

La vida es sueño. (CENSURA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora