Capítulo treinta y siete

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Miró por alrededor de una hora su celular, las llamadas entrantes de Craig no paraban. Tenía sueño, estaba entre dormido cuando empezaron a llegar, quería contestar y regañarlo por su insistencia, quería decirle que vaya a terapia o reclamarle por no haberle respondido la pregunta que le había hecho la última vez que se vieron.

Pero no se atrevió a responder. Cerró los ojos y escuchó el celular vibrar una y otra vez. Luego de algún tiempo los abrió para encontrarse con el nombre de Francis en la pantalla.

Respondió rápidamente, el alfa se relajó al escuchar su voz. Parecía nervioso por alguna razón.

—Satán, no te asustes. ¿Bien? —comenzó a decir. Tweek sabía que cuando le decían eso se iba a tratar de algo que lo iba a aterrar, lo sabía bien. Deseó preguntar frustrado "¿qué pasó ahora?". —En las noticias están diciendo que ese loco se fugó, el beta que te atacó en el supermercado. El policía que lo cuidaba está internado por una lesión en el cráneo.

Tweek golpeó su rostro, ahora había dos lunáticos sueltos en la ciudad que querían secuestrarlo o matarlo, y probablemente los dos sabían bien la dirección en la que se encontraba. ¿Qué tan malo sería comprar un arma en ese momento? Era bueno disparando, había aprendido de pequeño, pero siempre había tenido desconfianza de las armas.

Lo cierto era que ya estaba resignado a vivir de esa forma, con miedo a que alguien le hiciera daño. Era esperable cuando empiezas a tener algo de fama, quedas expuesto al mundo.

—No te preocupes, no pienso salir de mi departamento —dijo.

Francis se quedó un poco más tranquilo luego de hablar con él por unos minutos. La realidad era que no necesitaba salir de allí en ningún momento, no necesitaba ir a comprar para comer porque podía fácilmente encargarlo.

El timbre comenzó a sonar de pronto, con mucha insistencia. Tweek tomó el timbre y no dijo nada, temía darle el número de su departamento a algún asesino que estuviera buscándolo.

—¿Tweek?

Por primera vez en mucho tiempo, la voz de Craig lo tranquilizó. Estaba respirando agitado, como si hubiera estado corriendo.

—Acabo de ver las noticias, estoy bien —comenzó a decir. —Craig, tú también estás en peligro. No salgas a la calle como si nada, y deberías decirle a Bebe que no trabaje por algunos días. Ya sabes que Thomas puede entrar como si nada a tu casa.

—Cambié las cerraduras de casa hace tiempo. Yo no tengo miedo, tengo a Kenny —dijo. Tweek apretó sus dientes al escucharlo. —Tweek, ¿por qué te no vas de viaje? Sé que no quieres estar conmigo, pero podrías ir con Bebe o algún amigo tuyo, yo te lo pagaré. En lo posible quisiera que salgas del país por algún tiempo, donde sea menos aquí.

Craig tenía razón, no era seguro ni era vida estar encerrado con miedo. Incluso por la noche le era difícil dormir estando solo con Ceniza.

—Hay muchas cosas que quiero hacer aquí. Tengo trabajo, y... y quería mudarme pronto a mi casa. ¿No es injusto que deba dejarlo todo de nuevo por Thomas?

También quería estar con Ceniza, no debía ser agradable para el gato estar en un avión o viajando por muchas horas. Ya era grande, solo necesitaba descansar.

—Lo es, cariño —dijo pensativo. —Quizás solo planea esconderse por el resto de su vida, tal vez no está planeando hacerte daño.

Sus palabras no tenían nada de convicción, Tweek también deseaba pensar en esa ilusión. Pero Thomas estaba loco, no tenía ninguna duda de que haría algo a alguno de los dos.

Se despidió de Craig rápidamente, no le gustaba la idea de que estuviera parado en la entrada del edificio. Se arrepintió por haber contestado en primer lugar, también por haberle dirigido más de tres palabras.

La vida es sueño. (CENSURA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora