Capítulo catorce

2.8K 314 400
                                    

Craig se acercaba a él como un depredador, Tweek esquivó su mirada cuando estuvieron a unos pocos centímetros de distancia. No sabía cómo describir lo que el alfa le hacía sentir, iba desde el miedo, la repulsión y la excitación.

Pero eso último era provocado por sus feromonas. Esta vez no era algo que deseaba sentir.

Acarició su mejilla antes de agarrar su mentón para obligarlo a mirarlo. Tweek apretó sus labios, no quería que Craig lo viera, que supiera todo lo que provocaba en él a pesar de la forma tan despreciable de tratarlo.

—¿Qué puedo hacer para que dejes de estar molesto? —preguntó con total seriedad. Craig no quitaba la mirada de sus labios. —Vamos, Tweek. Déjame hacerte sentir bien.

Su voz se fue apagando, Tweek no abrió la boca para recibir aquel beso de Craig. Pero el alfa no iba a rendirse, abrazó su cintura y lo obligó a abrir los labios para besarlo profundamente. No quería hacerlo, no quería recibir nada de Craig, pero era débil... muy débil.

Dejó que el alfa guiara su cuerpo hasta cama, pero no soportó sentirse encerrado por él. Era claustrofóbico.

—Craig, no —dijo.

Trató de empujarlo con sus manos, sin embargo, Craig parecía pegado a su cuerpo. En vez de alejarse lo apretó con mayor fuerza contra la cama. Sus labios furiosos fueron a su cuello para olfatearlo y besarlo.

Tenía pocos recuerdos de todo lo que habían hecho durante el celo, pero no había forma de que Craig hubiera querido besarlo, mucho menos acariciar su cuerpo como si realmente lo deseara. Tembló cuando la mano del alfa acarició por debajo de su camiseta, primero yendo hacia su pecho y luego bajando.

"Zorra"

Era la forma en la que lo había llamado, Tweek no quería que Craig pensara así de él. No quería darle la razón, aunque le gustara como lo hacía sentir en ese momento. Respiró profundo y lanzó un golpe hacia el alfa, estaba molesto. No era lo que se merecía, no merecía nada de lo que Craig le hacía.

—Te dije que me dejes —dijo firmemente.

Craig lo miró de mala gana, estaba excitado, pero obedeció y se sentó sobre el borde de la cama.

—No me había dado cuenta...—habló, como si realmente estuviera reflexionando sobre algo. — Puedo tener al omega que quiera, hay tantos esperando por mí, pero yo sigo viéndote a ti como la única opción.

Tweek abrió sus ojos ante la confesión, una parte muy profunda se sentía a gusto con lo que acababa de escuchar. Podía sentir lo que Craig hablaba, para él también había sido único en toda su vida.

—Olvídalo, Tweek. Supongo que simplemente tengo buscar a otro omega —dijo Craig con una pequeña risa. —Da igual que seas tú, ¿no? Solo son omegas.

Craig pasó su mano por su propio cabello, su rostro reflejaba cierta tranquilidad, como si acabara de darse cuenta de algo que había estado hiriéndolo por mucho tiempo. Sin embargo, para Tweek fue todo lo contrario; no le daba nada de tranquilidad sus palabras. Craig acababa de darse cuenta que era fácilmente reemplazable, que lo que sentía con él iba a ser lo mismo que con cualquier otro omega.

Sintió una nube en sus pensamientos, había estado seguro que no quería a Craig de nuevo sobre él. Pero ahora, ahora sentía una gran desesperación. Sintió su cuerpo temblando, tenía unos pocos segundos para decidirse, Craig estaba a punto de irse, lo sabía bien.

Había una marca en su cuello, una marca tan pequeña que desaparecería en unos días. Había marcado a Craig como su alfa de una forma tan pobre.

Un pensamiento fugaz hizo que su respiración comenzara a volverse torpe, debía morder a Craig. De esa forma no podría estar con nadie nunca más, debía ser una mordida que cortara su piel, que quedara una cicatriz tan horrible que ningún otro omega deseara si quiera tocar su cuello. O en su defecto, que la mordida sea lo suficientemente fuerte como para perforar su yugular.

La vida es sueño. (CENSURA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora