La vida es sueño. (CENSURA)

Capítulo cinco

Tweek no comprendió lo que ocurría, pero no había tiempo para preguntar. Pete lo metió en la ducha gritando que se apresurara. Cuando salió con la toalla envolviéndolo, observó nervioso todas las personas que estaban allí, todos omegas, pero a pesar de ello le incomodaba estar desnudo.

Pete lo sentó frente a un gran espejo rodeado de focos, dos mujeres se acercaron son cremas y herramientas de peinado. Primero le secaron el cabello, luego con sus dedos y unas cremas comenzaron a armarle rulos en su cabello. Tweek no consideraba que su cabello fuera rizado, mucho menos lacio, pero con poco esfuerzo las mujeres le dejaron su cabello similar a las representaciones pictórica de cupido.

Nunca había intentado peinarse bien, había creído que era imposible.

—Solo tapen sus ojeras y pónganle un rubor suave —ordenó Pete después de inspeccionar su rostro. —Sus labios tienen que quedar color durazno, no muy brillante.

Tweek se sintió nervioso, no había forma que quedara bien. Nunca se había maquillado, pero se sentía ridículo. El maquillaje solo resaltaría lo horrible que era.

Ni siquiera quería mirarse al espejo.

Era tan repulsivo. ¿Qué mierda estaba haciendo allí? ¿Tan desesperado estaba como para aceptar hacer el ridículo otra vez en público?

Cuando terminaron de maquillarlo, los omegas se sintieron orgullos de su trabajo y se fueron con una sonrisa llena de satisfacción. Pete estaba alterado, ya era la hora en la que debía estar entrando a la iglesia. Tweek tenía la esperanza que al llegar nadie estuviera allí.

Ya había visto el traje blanco antes, pero nunca se había probado el velo ni la cola traslúcida que estaba sujeta a su espalda. No quiso mirarse al espejo a pesar de la insistencia de Pete, no tenía ninguna duda de que la ropa era de ensueños, pero era imposible que su aspecto estuviera a la altura.

Fue incómodo meterse al Mercedes Benz blanco que estaba esperándolo afuera, Pete le hizo el favor de sentarse al lado para acompañarlo. Todo iba a ser un desastre, lo sabía, pero estaba paralizado como para huir.

—Tweek, te lo diré porque te tengo cariño. Incluso empecé a considerarte de mis mejores amigos en estos días que pasamos juntos. Thomas dijo que lo golpeaste después de salir del restaurante, Craig no me dejó ni hablarle del tema, pero su papá sí me escuchó. Thomas lo hizo público, se sacó fotos y dio tu nombre. No te asustes, ¿sí? Las redes son algo difíciles, más cuando solo escuchan una parte de la historia.

Tweek empezó a temblar, sabía a lo que se refería. Las personas comenzaron a hablar de él y lo odiaban. Craig y Thomas habían tenido una relación demasiado pública, eran celebridades de alguna forma.

—Tu video, ya sabes... —dijo Pete, Tweek alzó la vista hacia él sintiéndose estupefacto. No quería saber nada con ello, no quería revivir la humillación. —El padre de Craig se encargó de que se borraran los videos, en teoría no deberían ser público. Pero...

—Ya todos están hablando de ello. —su respiración se agitó, no podía aparecerse en la boda así, no lo toleraría. —¿Qué estoy haciendo aquí?! Pete ayúdame a huir.

—Lo siento, yo... yo también lo vi cuando estuve en la secundaria. Pero déjame decirte algo, eres hermoso. Tweek, eres la fantasía de miles de alfas. Ese video no debería importarte. Tú podrías hacerte millonario por cuenta si lo quisieras.

¿Hermoso? La existencia de ese video le hacía sentir todo lo contrario. Se sentía repulsivo, sin ningún valor. Lo odiaba, se odiaba a sí mismo.

Quería morirse.