Capítulo veintiocho

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Se removió en la cama, no había podido dormir en toda la noche pensando en que Token podría comunicarse con él en cualquier momento. ¿Encontraría algo? Estaba nervioso, quizás había sido un error haber dado el nombre de Thomas, si no encontraban nada allí Craig no tardaría en enterarse y pensar en que había dado información errada por simple venganza.

Pero, ¿qué importaba lo que pensara ese hombre?

Su pecho dolía, pero ya era un dolor del que estaba acostumbrado. Craig lo había decepcionado una y otra vez, ya tenía claro que no podía esperar absolutamente nada de él. No valía la pena sus besos, sus caricias y sus cuidados si luego era él quien lo destruía.

"¿Ya almorzaste?" le preguntó Francis.

Tweek no había probado ni un solo bocado desde el día anterior, aún no se había levantado de la cama a pesar de la insistencia de la rubia en que comiera o tomara algo con ella. Sabía que debía mentirle a Francis, si decía que no había comido se preocuparía y era capaz de enviarle comida por un delivery.

Ya comenzaba a conocerlo bien, era un gran amigo. El alfa más cariñoso y sincero que había conocido.

Tweek le pidió fotos de sus comidas para asegurarse de que no estaba comiendo comida chatarra. Francis tenía mucha facilidad para caer en la comida rápida, aún tenía un paladar de niño mimado.

—Tweek, abre la puerta —le ordenó la voz de Craig. Ya no era dulce, ya no parecía haber amor en ella, sino que era demandante y cruel

Tembló al oírlo, había creído que no volvería a dirigirle la palabra mientras estuviera allí. Se levantó de la cama, no quería hablarle, mucho menos verlo. No lo soportaba, no soportaba el peso de su corazón herido.

Incluso si podían borrar el video de internet, su existencia seguiría en algún lado y eso era lo lastimaba a Craig. Era la razón que impedía que el alfa lo tratara como una persona con sentimientos y no un objeto de odio.

—Abre la puerta, Tweek, necesito saber que estás bien —dijo con más enojo que antes.

Su respiración se agitó, sentía odio hacia Craig, un odio tan intenso que apenas podía creer que fuera real. Había esperado mucho de su amor, había esperado encontrar el apoyo que alguna vez le había dado en el pasado.

Pero Craig era incapaz de sostenerlo.

Ni siquiera él era capaz de soportar todo aquel dolor.

Tomó un trozo del vidrio del suelo, lo apretó con fuerza en su mano. No le importaba la sangre que brotaba de su piel, no era nada en comparación. Solo había una forma de acabar con toda esa tortura.

Solo bastaba unos minutos, y ya nada más importaría.

Apoyó la punta del vidrio sobre el reverso de su brazo izquierdo, la sangre empezó a brotar luego del primer centímetro recorrido. La vergüenza, el miedo y el asco desaparecerían si apretaba con más dureza, si penetraba su piel.

Pero también desaparecerían sus sueños, sus deseos y su intensa búsqueda de paz. Ya no habría nada, sería la noticia de la semana y luego su existencia desaparecería de una vez por todas.

—Tweek, háblame por favor —pidió el alfa. Se escuchó un golpe contra la puerta, estaba intentando abrirla a la fuerza.

Abrió su mano, dejó caer el vidrio que sostenía, la sangre caía sobre el piso. Solo le bastaba un poco más de fuerza para alcanzar la arteria.

¿En qué carajo había pensado? ¿Por qué tenía que ser él quien muriera?

No había hecho nada malo. Y aún tenía mucho para dar al mundo, Satán lo haría realidad.

La vida es sueño. (CENSURA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora