Capítulo 37: No tengo el derecho de ayudar a nadie.

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Makoto llegó a Sunagakure y fue recibida por los tres chicos de la Arena, Gaara, Temari y Kankuro, que le agradecieron su colaboración varias veces a lo largo de su conversación. Dejaron que se acomodase en su habitación antes de la reunión con los líderes de la villa.

La habitación no era demasiado grande, pero cumplía su función. Tenía una cama, un escritorio, un armario y un baño individual. Puso su ropa en una cajonera y se sentó en la silla del escritorio. Sacó su cuaderno y un bolígrafo y comenzó a redactar su carta para Itachi.

"Hola, Rubí,
Muchas gracias por la información, se la comunicaré al maestro de Naruto. Las cosas en Konoha van mejorando poco a poco, la muerte del Tercero ha sido un golpe duro. ¿Cómo estás tú?

Sobre tu hermano, tiene pensado irse con Orochimaru para hacerse más fuerte. Le propuse entrenarle yo misma como lo hice contigo, pero lo rechazó. Ahora sabe que tú y yo fuimos amigos. No quiero que te mate, pero aceptaré tu futuro con resignación porque es lo que tú quieres. Espero que pueda volver a encontrar el camino correcto gracias a Naruto, de verdad lo hago.

Escríbeme de nuevo cuando puedas,
Perla."

Makoto invocó a uno de sus tigres y le ordenó entregarle la carta al Uchiha. Agarró unas toallas y un conjunto nuevo y se duchó. Una vez hubo acabado, se vistió y salió de la habitación, en busca de Baki, el líder de los de la Arena. Activó su Byakugan y le vio junto con sus alumnos en la planta de abajo. Caminó hasta llegar frente a la puerta y la golpeó, una vez le dieron permiso, entró.

—Muchas gracias por aceptar la misión —dijo Baki, ella asintió y se sentó a su lado—. Queremos imitar la política de Konohagakure, esperamos contar con su apoyo.

—No tienen de qué preocuparse, daré lo mejor de mí. He estado algunas semanas manejando Konoha y puedo ayudarles en todo lo necesario —comentó la Senju, sonriendo.

—Muchas gracias —susurró Temari, la chica que había combatido contra Shikamaru en los exámenes chunin—. Llamaré a los ancianos para comenzar la reunión cuanto antes.

—Kankuro, acompáñame a coger los papeles y tratados que debe firmar Makoto —ordenó Baki, el chico asintió.

Los tres abandonaron la sala simultáneamente, dejando a Gaara y Makoto a solas. Ella le sonrió, haciendo que él apartara la mirada. Después de lo que le había hecho a la Hoja, no merecía ser tratado con amabilidad por aquella mujer.

—Eres Gaara, el amigo de Naruto, ¿no? —preguntó la peliblanca, aunque ya sabía la respuesta.

—No sé si podemos considerarnos amigos —respondió el pelirrojo con sequedad, ella rio.

—Oh, pues Naruto se llevaría un disgusto si supiese que piensas así. Él te aprecia mucho —explicó Makoto. El chico entreabrió la boca, sorprendido. —Naruto es un buen chico y se ve reflejado en ti, por favor, piensa en considerarle tu amigo. —Sonrió.

—Entiendo —susurró él.

La sala comenzó a llenarse paulatinamente. La reunión dio comienzo en cuanto los asientos estuvieron completos. Comenzaron a intercambiar ideas sobre el posible nuevo Kazekage. Makoto no pudo evitar sorprenderse de lo inteligente que era Gaara, incluso siendo de la edad de Naruto, pensaba como un gran líder.

—Creo que deberían esperar un par de años para proclamar al siguiente Kazekage —sugirió la mujer—. Si no os incomoda mi propuesta, diría que la persona más adecuada para el cargo es Gaara.

—¿Co-cómo? —susurró Kankuro, desconcertado. Sus hermanos estaban igual.

—Su padre fue el Kazekage, es alguien increíblemente poderoso y, además, inteligente. Sigue siendo joven, pero creo que en sus manos, la aldea prosperará, al fin y al cabo, los jóvenes son el futuro —explicó la Senju.

Raíz | Kakashi HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora