Capítulo 14: Espérame.

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     —¿Makoto? —susurró Kakashi sin darse la vuelta—. ¿Pasa algo? —La Senju agarró el chaleco con más fuerza.

     —¿Por qué intentas apartarme de ti? —preguntó ella.

     —¿A qué viene esto? No tengo tiempo para tonterías. —Kakashi movió su cuerpo bruscamente. Makoto soltó su agarré y apretó los puños mientras él se alejaba.

     —¿Desde cuándo soy una tontería? —preguntó la Senju, siguiéndole.

     —Desde que solo te preocupas por tus sentimientos. —Kakashi se dio la vuelta abruptamente, haciendo que Makoto chocase contra él. Agarró su muñeca con fuerza y la miró con rabia. —Eres un ninja, no deberías tener sentimientos, deberías ser alguien fuerte y aquí estás, corriendo detrás de alguien como si tuvieras cinco años. —Apretó más su agarre.

     —¡Para! —Makoto activó su Byakugan involuntariamente e intentó zafarse del Hatake, sin éxito alguno. —Si no querías que estuviese contigo, ¿¡por qué solicitaste mi ayuda con el equipo 7!? ¿¡Por qué te comportas tan bien algunas veces!?

     —¡De no ser por mí, ya no serías un ninja! ¡Ahora entiendo por qué el Tercero no te consideraba apta! Yo te admiraba, Makoto, te tenía en muy alta estima y lo único que has hecho ha sido decepcionarme. —Makoto entreabrió la boca, sorprendida y después apretó la mandíbula, furiosa.

     —¡¿En qué te he decepcionado si se puede saber?! ¡Soy más fuerte que antes! —Kakashi soltó la muñeca de la chica.

     —¿Física o mentalmente? —soltó la mano de Makoto.

     —¿Por qué...? ¿Por qué de repente me tratas como basura? No te he hecho nunca nada... he intentado estar contigo, quería que sintieses que alguien te quería y estaba contigo. —Makoto apretó sus puños, clavando sus uñas en ellos, haciendo sangrar sus palmas al mismo tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas. —Kakashi, quería para ti lo que yo nunca tuve. —Dejó escapar una carcajada sin gracia. —Pero, si me lo vas a pagar así... si vas a apartarme tanto, creo que es mejor que te deje ir. —La Senju se dio la vuelta y comenzó a andar de vuelta a su casa.

     No quiso llorar por el camino, así que se concentró en su rabia hasta llegar a su casa. Abrió la puerta de su hogar y rompió en llanto en cuanto la cerró. No podía controlarlo, llevaba tanto tiempo sin llorar que se le hacía extraño.

     —Rin era perfecta para él. Pero yo me interpuse, lo siento tanto, yo debía haber muerto ese día, no ella. Seguro que Kakashi y ella estarían bien de no ser por mí. —Pasó sus manos por su cara, queriendo dejar de llorar. —¿Cómo que no sería ninja? —se preguntó mientras intentaba controlar su respiración.

     Makoto se quitó su abrigo y fue a su habitación. Se sentó en la cama sin poder parar de llorar. Kakashi no sentiría ni la mitad de dolor que ella, y, en cierta manera, eso la entristecía. Parecía no darse cuenta del daño de sus palabras, y, si lo tenía, no le importaba herirla. Se tumbó en la cama boca arriba y suspiró. Al cabo de un rato, las lágrimas cesaron.

     Había decidido que no pensaría en él. No merecía la pena sufrir en vano. Poco convincente, sí, pero no estaba como para ser quisquillosa. Enjuagó su cara y salió de su casa. Sumergida en su rabia, haría algo que planeaba hacer desde hacía mucho: reclamaría lo que era suyo desde hacía mucho tiempo.

     Caminó hacia el clan Hyuga con seriedad. El mismo Hiashi se encargó de recibirla.

     —¿Qué te trae por aquí, Makoto? —preguntó el hombre.

     —Vengo a reclamar algo que me pertenece —dijo la Senju con cara de pocos amigos.

     —¿Y qué es? —Hiashi y ella entraron en una sala de reuniones. Se sentaron en unos cojines y la mujer acomodó su pelo.

     —Tengo entendido que las mujeres ya pueden liderar clanes. O al menos pueden hacerlo desde que tus dos descendientes son mujeres... —Hiashi asintió, sabía adónde quería llegar y no le gustaba.

     —Sí —masculló él.

     —Bien, reivindico mi derecho como heredera —habló Makoto, haciendo sonar su voz un poco más grave para aportar seriedad al asunto. Hiashi negó.

     —Lo siento, pero no. —Makoto sonrió de lado.

     —Lo siento, pero "no", no es una respuesta válida. —Makoto aclaró su voz. —Derramaré la sangre que haga falta para conseguir lo que mi madre no pudo. Hace tiempo leí que si desafiaba al líder del clan y ganaba, podía acceder a la soberanía. Si perdías debías salir del clan.

     —Makoto, no vamos a hacer eso. —El Hyuga intentó apaciguar a la majuer.

     —Obviamente no. ¡Cambiaremos las reglas! Así será más justo —exclamó la Senju—. Si yo pierdo, no vuelvo a preguntar nada sobre el clan, pero, si gano, dentro de unos años me haré su líder.

     —Te he dicho que no. —Makoto activó su Byakugan y apuntó dos dedos hacia el Hyuga.

     —No me importa. Te arrebataré el título que ganaste gracias a la sangre de mi madre. Haré que pagues lo que has hecho.

     —No puedes dirigir el clan si solo quieres el título por venganza. —Hiashi se levantó, ella lo siguió, desactivando su poder ocular.

     —Tienes miedo, ¡me tienes el mismo miedo que a mi madre! ¡Por eso la mataste!

     —Eres igual que mi hermana, ambas testarudas y temerarias... me arrepiento de haber matado a mi hermana, pero fue lo mejor para el clan. ¿Quieres luchar? Lucharemos. Pero no seré indulgente.

     Makoto y él fueron al campo de entrenamiento, Hinata y Hanabi estaban ahí.

     —¡Makoto! —exclamó Hinata, sorprendida de verla. La Senju solo sonrió.

     —Id a vuestras habitaciones —ordenó su padre—. Iré a buscar a alguien que esté presente para tener testigos. —Al cabo de unos dos minutos, el hombre volvió con una mujer.

     Ambos se situaron en el centro del patio y activaron su Byakugan simultáneamente. Makoto alzó su Palma derecha, apuntando al hombre, Hiashi, hizo lo mismo que ella solo que con la mano izquierda.

     —¡Comenzad! —exclamó la mujer.

Makoto siempre ha podido ver los puntos de chakra

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Makoto siempre ha podido ver los puntos de chakra. Sin el Byakugan los ve borrosos pero puede hacerse una idea de su ubicación.

 Sin el Byakugan los ve borrosos pero puede hacerse una idea de su ubicación

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Raíz | Kakashi HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora