Capítulo 27: Llega la tormenta.

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     —Me sabe muy mal tener que dejarte a ti solo —susurró Makoto, tendida en su sofá.

     —Estás enferma, no pasa nada, tú solo procura descansar. —Kakashi besó su frente y la arropó.

     —Anímalos por mí, por favor —dijo ella, cerrando los ojos.

     —Lo haré, no tienes de qué preocuparte —habló él, subiendo su máscara—. Volveré en cuanto pueda, procura no moverte demasiado, tienes caldo de pollo en la nevera y dos mantas más en la silla.

     —Nos vemos, amor. —Makoto sonrió. —¿O debería decir mamá?

     —Muy graciosa, adiós. —Antes de salir por la puerta, el Hatake la miró. —Makoto, ¿sabes una cosa? Me haces feliz. —Sin darle tiempo a contestar, se fue.

     —Es terriblemente adorable —murmuró la mujer, poniéndose colorada.

     La Senju se removió incómoda en el sofá, no sabía qué era peor, si estar enferma o luchar durante catorce horas seguidas.

     —Por Dios, Makoto, has matado a criminales de rango S y puede contigo una gripe... esto es lamentable —se dijo a sí misma.

     Su vista pasó por toda la estancia, no tenía ni una misera foto de ellos dos como pareja en su casa, aunque, pensándolo bien, nunca se habían hecho una. Resopló y se arropó más todavía con la manta. Si alguien le hubiera dicho a la Makoto del pasado que acabaría con Kakashi de una manera romántica, ella habría dicho que era imposible y, que la única manera en que acabaría con él sería mantándolo.

     ¿Quién hubiese predicho que Makoto se encariñaría tantísimo con él? Rio por lo bajo y se levantó, dispuesta a dar una vuelta. Qué más daba, total no iba a dormirse y se estaba aburriendo muchísimo. Saltó al tejado de su casa y observó Konoha, había un ambiente extraño por toda la aldea, además, había ninjas que no eran de la Hoja vigilando los alrededores. Volvió dentro de su sala y se puso unos pantalones, una chaqueta gris y su porta armas, iba a comunicarle al Hokage todo lo que había visto.

     Justo cuando iba a salir, un Kunai rozó su oreja. Activó su Byakugan y observó sus alrededores. Sin duda alguna, los ninjas no querían que Makoto dijese nada. Según la hora, la prueba del bosque de la muerte ya habría acabado, así que ahora estarían en las peleas. Salió hacia el estadio, ignorando los Shurikens que el enemigo le lanzaba. Pero comenzó a cansarse de ellos más rápido que de costumbre, quizá porque estaba enferma.

     —Estoy harta de vosotros —masculló Makoto, agarrando un Kunai. Puso chakra en él y lo tiró en la misma dirección de la que provenían los Shurikens.

     Llegó al estadio y corrió hasta la grada del Hokage bajo la atenta mirada de Kakashi y sus pupilos.

     —¿Puedo hablar a solas un momento con usted, Hokage? —preguntó la Senju. El Tercero asintió y se retiró con ella, alejándose del Kazekage—. Creo que la aldea de la Arena está planeando un ataque, hay ninjas rodeando Konoha, y me han atacado, intentando detenerme —explicó.

     —Contaba con eso, Makoto, no te preocupes —dijo Hiruzen. Ella asintió—. Ve con los jonins y explícaselo. —Makoto saltó de la grada y corrió hacia Kakashi.

     —¡Makoto, pensábamos que estaba enferma! —exclamó Sakura.

     —Bueno, lo estoy, ha surgido un imprevisto, además, os echaba mucho de menos. —Sonrió. —Kakashi, ven. —Agarró al Hatake de la mano y susurró en su oído. —Nos van a atacar, avisa a los demás, diles que estén preparados, yo me quedo con ellos.

     —Bien. —El hombre corrió hacia el grupo de Jonins más próximo para explicarles la situación.

     El combate de Sasuke, había comenzado, Makoto lo miró atentamente, no era muy difícil adivinar que algo estaba mal con él y, cuando fijó su vista en el hombro del chico, pudo ver la marca de Orochimaru. Kakashi volvió con ella y le explicó que se llevaría al Uchiha para suprimir el sello, ella asintió. En cuanto acabó la lucha, el Hatake hizo lo que había dicho.

     Los combates pasaron hasta llegar al de Sakura e Ino, Makoto no se esperaba para nada que el azar hubiera juntado el camino de esas dos.

     —Buena suerte, Sakura, tú puedes. —La de ojos verdes asintió y bajó al campo de batalla.

     Makoto reconoció lo que Ino quería hacer y, siendo sincera, era una gran idea. Quería transferir chakra a través de su cabello, que había cortado. Tristemente para ambas, el combate acabó en una eliminación doble, pues ambas se noquearon al mismo tiempo.

     Los combates pasaban y pasaban, hasta que llegó el turno de Naruto contra Kiba, resultando en una victoria para el Uzumaki, como ella esperaba. Makoto observó toda la sala, los ninjas veteranos estaban avisados de que en las siguientes rondas iban a ser atacados, así que solo debía preocuparse por sus alumnos.

     —Ambos lo habéis hecho muy bien, estoy muy orgullosa de vosotros —dijo la Senju, abrazando a Sakura y Naruto—. Debo irme un momento, si me necesitáis, estaré en casa.

     —Gracias por confiar en nosotros, Makoto, recupérate pronto —habló Naruto, sonriendo.

     Makoto estaba delante de las puertas del estadio justo cuando alguien sujetó su cuello y la estampó contra el suelo.

     —Pedazo de imbécil... ¡Solo un cobarde ataca a una mujer por la espalda! —exclamó ella, enfadada. Makoto acumuló chakra en su mano y golpeó al hombre, que salió despedido en cuanto recibió el impacto de la mujer.

     —Makoto Senju, no podrás impedir nada. —Rio tétricamente. —La Hoja no sabrá por dónde golpeamos, nunca. —El hombre desapareció.

El número favorito de Makoto es el diecisiete, fue el día que Kakashi le pidió matrimonio

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El número favorito de Makoto es el diecisiete, fue el día que Kakashi le pidió matrimonio.

El número favorito de Makoto es el diecisiete, fue el día que Kakashi le pidió matrimonio

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Raíz | Kakashi HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora