Capítulo 20: ¿Qué somos?

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     Makoto estaba sentada en el sofá de casa de Kakashi, acababan de llegar a Konoha de la misión en la Niebla, y ambos se iban a curar las heridas el uno al otro. El Hatake llegó a la sala con un botiquín.

     —Túmbate en el sofá y quítate el chaleco y la camiseta —dijo la Senju, agarrando la caja con medicamentos para abrirla y sacar un antiséptico y unas vendas. Kakashi levantó una ceja—. Venga ya, Kakashi, no te voy a matar. —Él le hizo caso y se quitó todas las prendas de la parte superior, incluida su máscara y banda ninja. La Senju agarró una gasa y lavó la herida con agua y jabón. Comenzó a deslizar una gasa seca por las abdominales del hombre, que habían sido cortadas por la espada del criminal.

     Al acabar, se le quedó mirando, tenía los ojos cerrados, pero sabía que no estaba dormido. Observándolo se dio cuenta de lo que había hecho, mejor tarde que nunca. Muchas personas hubiesen matado por estar así de cerca del hombre.

     —¿Has acabado? —preguntó Kakashi, levantándose, quedando cara a cara con Makoto, que estaba con una rodilla a cada lado de él y sentada casi en la pelvis.

     —Sí —susurró la Senju, enrojeciendo. El Hatake agarró a Makoto por la cintura y la atrajo hacia él—. No hagas eso, tus heridas no...

     —Lo que menos me importa ahora mismo soy yo. —Besó suavemente los labios de la mujer. —Mírate, estás llena de hematomas y no puedes mover bien tu brazo.

     —No puedo hacer nada para arreglarlo, me recuperaré con el tiempo —comentó ella, sonriendo. Kakashi la atrajo más todavía hacia él—. Kakashi... —susurró la Senju, poniendo su cabeza en el hombro de su compañero.

     —¿Quieres? —preguntó Kakashi, acariciando su cabello.

     —Sí —respondió ella. El Hatake la sentó encima de su pelvis y le quitó la camiseta. Ambos se miraron, Kakashi observaba a la mujer con atención, quería conservar cada detalle de su cuerpo en su memoria. Mientras que ella disfrutaba de la cercanía entre ambos.

     —He querido hacer esto durante mucho tiempo —comentó Kakashi mientras la chica desabrochaba su sujetador.

     —Ten cuidado. —Kakashi se levantó del sofá y agarró un preservativo de una caja en su mesita. Mientras tanto, la chica se tumbó boca arriba en el sofá. No tenía miedo, con él se sentía segura.

     —Podemos alargar esto todo lo que quieras... —Comenzó a besar el cuello de la chica, después puso su mano derecha en su pecho y comenzó a jugar con él, mientras bajaba su pantalón. La chica hizo lo mismo.

     —Kakashi... ya... —dijo ella entre susurros. El Hatake bajó sus calzoncillos y después la braga de la peliblanca, se puso el condón y la miró a los ojos. —¿Has hecho esto alguna vez?

     —Ni una sola. —Acarició la cintura de la mujer.

     —Pareces tener práctica... —susurró ella.

     —Parezco, tú lo has dicho. —Puso un brazo a cada lado de la Senju y miró su cara, legeramente roja, avergonzada. —Me encanta la cara que estás poniendo ahora mismo. —Entrelazó sus manos con las de la mujer, que asintió. Fue entonces cuando Kakashi introdujo su miembro en ella. Makoto entreabrió la boca, sorprendida de que doliese tanto. —¿Estás bien?

     —Nunca he estado mejor —respondió mientras Kakashi comenzaba a moverse. La mujer deshizo el agarre de manos y abrazó la espalda del Hatake. El hombre aumentaba la velocidad a medida que los minutos pasaban.

     —Makoto... yo... —susurró el Hatake entrecortadamente.

     —Y yo... —murmuró ella entre gemidos.

     Al acabar, Kakashi abrazó a la Senju, quedando él contra el respaldo del sofá y con ella entrelazada en sus brazos.

     —¿Kakashi, qué somos? —preguntó Makoto.

     —¿Que qué somos? —repitió él, jugando con su pelo—. Somos uno.

     —Qué romántico, ¿de qué libro de Icha Icha lo has sacado? —Makoto, sonriendo.

     —Volumen dos —respondió él, sonriendo—. Ahora en serio, ¿qué quieres que seamos?

     —Me gusta como estamos ahora, pero quiero dar un paso más contigo, a tu lado —contestó ella, dándose la vuelta, quedando cara a cara con el hombre.

     —Entonces, Makoto Senju, ¿me harías el enorme favor de ser mi novia? —cuestionó el Hatake.

     —Si no queda más remedio... —susurró ella para después besarlo.

     —Te quiero, te quiero tanto que hasta duele —comentó Kakashi cuando se hubieron separado.

     —No debería dolerte nada a ti, precisamente —dijo la mujer, sonriendo.

     —Muy graciosa, Makoto —habló Kakashi con sorna—. Ni que te hubiese obligado.

     —¿Sabes? La próxima vez, tenemos que hacerlo mejor, ¿me prestarías tus libros? —susurró ella, sonriendo pícaramente.

     —¿Próxima vez? —preguntó él.

     —No tiene por qué ser ahora... —Kakashi se puso encima de ella, sonriendo de lado.

     —Solo un poco más... me he quedado con ganas de ti —murmuró Kakashi.

     —Está bien, pero solo porque me lo pides con esa carita, Kakashi. —Él la besó.

     —Y, sobre los libros, ya lo hablaremos —aclaró él.

Bien, antes de que os tiréis encima mío, perdón por no haberos puesto un "MAKOTO Y KAKASHI VAN A FOLLAR, OK?" Le quitaba gracia al asunto

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Bien, antes de que os tiréis encima mío, perdón por no haberos puesto un "MAKOTO Y KAKASHI VAN A FOLLAR, OK?" Le quitaba gracia al asunto. Además, yo he sido la que peor lo ha pasado escribiendo, de verdad lo digo XD

Makoto odia la impuntualidad en otras personas que no sean ella o Kakashi.

Makoto odia la impuntualidad en otras personas que no sean ella o Kakashi

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Raíz | Kakashi HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora