Capítulo 38: La mentira es el único privilegio del hombre.

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Tras dos semanas de servicio, las labores de Makoto ya no eran necesarias, por lo que pudo volver a Konoha.

En cuanto puso un pie en su aldea, la notó más vacía que de costumbre, activó su Byakugan y se dio cuenta de que ni Kakashi ni muchos integrantes de los doce de Konoha se encontraban ahí. Sasuke se había ido, lo sabía.

Corrió hasta el despacho de su prima e irrumpió en él. La miró con pena, estaba triste se le notaba en la sonrisa.

—El informe de la misión, todo ha salido a pedir de boca —explicó Makoto, entregándole unos papeles grapados.

—Muchas gracias... Supongo que te has dado cuenta, la ausencia de esos chicos se nota —susurró la rubia, guardando los papeles en el escritorio—. He mandado a alguno de los compañeros de Sasuke en su búsqueda, incluido Naruto.

—Kakashi también está con ellos, ¿no? —Tsunade no respondió. —¿No?

—Está haciendo una misión por su cuenta —contestó la Hokage.

—Iré tras Naruto, conociéndoles, querrán pelear o algo así —susurró la peliblanca, la sannin asintió.

Makoto salió a toda prisa del lugar e invocó a algunos tigres para que, junto con su Byakguan, pudiesen encontrar a los chicos.

Eventualmente salió de Konoha, y, durante el trayecto, se encontró a varios ninjas malheridos. Shikamaru había sido el chunin encargado y justamente él era uno de los pocos que se encontraba en un buen estado, posiblemente gracias a la ayuda de los de la Arena.

Ordenó a los tigres que buscaran a los chicos con heridas y los llevaran de vuelta a Konoha con suma rapidez y cuidado.

Con su Byakugan pudo ver a Naruto en el agua, no había podido retener a Sasuke. También de dio cuenta de que Kakashi estaba corriendo hacia ellos. La Senju avanzó hacia el chico tan rápido como pudo y le abrazó al llegar a su lado.

—Naruto... —susurró, realizando la Palma Mística y curando algunas heridas del chico—. Lo has hecho bien.

—Parece que hemos llegado tarde —murmuró Kakashi, arrodillándose a su lado, ella asintió—. Volvamos rápido a Konoha, los otros chicos están muy malheridos y estoy seguro de que Tsunade querrá contar con tu ninjutsu médico para heridas menores.

—Sí, Naruto, dentro de lo que cabe, solo está exhausto, ya me he encargado de los daños. No vayas tras Sasuke, Kakashi, no podemos detenerle, lo sabes bien. —Él asintió. Makoto cargó al Uzumaki en su espalda y ambos corrieron hacia la aldea.

Al llegar, Nozomi le llevó junto a su prima, que la encomendó curar las heridas de Shikamaru, que eran bastante superficiales a excepción de un dedo roto. No podía hacer más por ellos y no pudo evitar pensar en que hubiese deseado que Rin le enseñase algo más de ninjutsu médico. Fue entonces cuando decidió que le pediría a su prima que le instruyera en las técnicas curativas, junto a su Byakugan serían una combinación increíble.

Kakashi abrazó por la espalda a la mujer, apoyando su cabeza en el hombro de la misma, que no podía evitar estar extremadamente preocupada, no solo por Naruto, sino por Sasuke. Itachi pasó por su cabeza, debía comunicarle lo sucedido, lo haría en cuanto tuviera tiempo.

—¿No quieres pasar por casa? —preguntó su prometido.

—No hasta que todos estén fuera de peligro, por si mi Byakugan fuera necesario. —Él asintió y le quitó la mochila de la espalda a Makoto.

—Está bien, dejaré nuestras mochilas en casa y volveré con algo de comer.

—Muchas gracias —susurró ella mientras el Hatake se perdía por los pasillos.

Raíz | Kakashi HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora