Raíz | Kakashi Hatake

Capítulo 39: No soy capaz de entender este mundo.

—¡Kakashi! ¡Makoto! —exclamó Sakura, corriendo hacia la pareja, que estaba comprando flores en la floristería de Ino.

—¡Oh! Sakura, ¿qué tal? —preguntó la Senju, agarrando dos ramos de flores blancas.

—¡Muy bien! Justo ahora he vuelto de mi entrenamiento con Tsunade, me ha dicho que tú también estás entrenando con ella y que eres bastante buena, ¿es verdad?

—Claro que sí, se lo pedí hace relativamente poco. —Sonrió.

—Por cierto, ¿sabéis dónde está Hinata? Quiero hacer una noche de chicas, se lo he dicho a todas menos a ella, no soy capaz de encontrarla... —murmuró la Haruno.

—¿Hinata Hyuga? Está en una misión con Naruto y su equipo, ¿no? —dijo Kakashi, su prometida asintió.

—Ya veo, se lo diré más tarde, ¡muchas gracias, nos vemos! —exclamó ella, saliendo del local.

—Estos chicos están llenos de energía... —susurró el Hatake.

—No hagas que parezca que tenemos ochenta años, suficiente tenemos con que nuestro pelo parezca canoso de por sí —bromeó ella.

—Mi maestro tenía razón... —comentó Ino, saliendo de una habitación con otros tres ramos blancos—. Fuera de las misiones no os despegáis, ¡por favor, invitadme a vuestra boda! Si lo hacéis, yo me encargaré de las flores.

—Muchas gracias por la propuesta, Ino —susurró la mujer, Kakashi pagó y agarró las flores.

—¡Muchas gracias por la compra! —dijo la rubia.

Ambos salieron de la floristería y caminaron en dirección al cementerio. Al llegar, pusieron flores en las tumbas de Minato, Kushina, Sakumo y Naomi. Solían hacerlo por su cuenta cada dos semanas si no tenían ninguna misión.

—Hace mucho que no vamos los dos juntos a ver a Rin y Obito, siempre tenemos misiones cuando el otro no... —susurró el Hatake, ella asintió.

—Creo que ambos estarán contentos de vernos por aquí juntos —comentó Makoto, poniéndose delante del monumento y dejando ahí algunas flores.

—Seguro que sí. —Agarró la mano de la mujer y se despidieron de sus amigos. —¿Dónde habíamos quedado con Asuma y Kurenai?

—En la barbacoa cerca de Ichiraku, ¿no? —susurró ella. Kakashi asintió y caminaron hasta el lugar.

—¡Llegáis tarde! —exclamó Kurenai, viéndoles entrar al local—. Siempre igual, antes erais tan disciplinados...

—Lo siento, nos hemos perdido en el camino de la vida —dijo el Hatake.

—Os hemos pedido una cerveza a cada uno porque tenemos algo que deciros —explicó Kurenai, acercando las bebidas a sus lugares en la mesa. Kakashi tomó asiento delante de Asuma, al lado de Makoto, ella estaba en el extremo exterior, frente a Kurenai.

—Muchas gracias —susurró Makoto, le dio un sorbo a la cerveza y sonrió—. ¿Son buenas noticias?

—Claro que sí —respondió Asuma, agarrando un pedazo de carne.

—¿Es niño o niña? —cuestionó Kakashi, Kurenai casi se atragantó con la bebida.

—¡Oye, no es nada como eso! —exclamó ella, Makoto rio.

—¿A qué esperáis? Tengo muchas ganas de saber de qué se trata —dijo la Senju.

—Díselo tú, Kurenai —ordenó Asuma, poniendo un poco de carne en el plato de la nombrada. Kakashi le dio un trozo a Makoto de sus palillos.