7. La amiga psicóloga.

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«Azul es el color del planeta visto desde arriba. Larga vida a nuestro reino, larga vida a nuestro amor.
Verde es el planeta ante los ojos de una tórtola, hasta que se vuelve rojo,se vuelve rojo con sangre»

Elizabeth había decidido el rumbo de su vida luego de dar a luz. Una de sus metas fue superar la anorexia y dedicarse de lleno a estudiar psicología para tratar de entender esa enfermedad que alguna vez, la intentó consumir.

Se mudó a Irlanda junto con Niall cuando sus hijos cumplieron un par de meses de nacidos. Ser padres lo había terminado por madurar. Niall había conseguido un trabajo estable con su padre. Había dejado la secundaria para dedicarse a la fábrica textil mientras que Elizabeth, estudiaba por internet y a la vez, criaba de su par de gemelos.

Obtuvo su título por internet.

No era lo que había pensado, pero estaba capacitada para hacerlo. Ser madre a tan temprana edad, le había privado de algunas cosas.

La vida cotidiana de Beth se basaba entonces de tener de vez en cuando, un paciente al azar un fin de semana o entre días de la semana. Nadie la tomaba en cuenta a pesar de haberse graduado con honores. Algunos no veían demasiado intelectual un título obtenido por internet.

Las personas sencillamente a veces no entendían de razones.

Un timbrazo la distrajo de su lectura. Beth leía libros una y otra vez cuando los niños dormían o jugaban. Quería capacitarse aún más, y demostrar que podía ser mucho más de lo que pensaba. Cerró el libro y se quitó las gafas. Tenía leves mareos cada vez que se ponía de pie, y sonreía cada que esto pasaba. Con dos meses de embarazo, esas cosas se hicieron habituales en su vida.


Se abrigo con una bata lila y se dirigió a la puerta. El timbre sonó una segunda vez antes de abrirla.

— ¿Louis? -preguntó suavemente, no creyendo que lo veía. Cuando había regresado, se había propuesto buscarlo pero nunca lo encontraba en el trabajo. Eventualmente, Beth dejó de insistir. — ¡Louis! -exclamó rodeando su cuello con sus brazos.

— Hola Beth -murmuró abrazándola con sus brazos rodeando su estrecha figura. Seguía como la última vez que la había visto; quizás con algo más de peso pero tan auténtica y radiante como siempre.

— Pasa, pasa -le invitó mientras se hacía a un lado y le daba el espacio suficiente para entrar. —. No pude contactarme con vos después de que volví. Y en Future For Me no me quieren decir dónde vivís ni nada por algo de política del establecimiento.

Louis asintió a lo que decía. — Si hubiera sabido que habías vuelto, te buscaba hacia tiempo.


Ella sonrió. El tiempo parecía no hacer extragos en su cuerpo. Parecía una niña jugando el papel de mujer, de mamá.


— ¿Y como me encontraste? -preguntó curiosa mientras caminaba hacia la cocina y Louis seguía sus pasos.

Louis sacó del bolsillo de su chaqueta un anuncio. Beth quiso reírse de la vergüenza; Niall los había mandado a imprimir hacia tiempo cuando pensó que se sentía estancada cuando era todo lo contrario. Pero Niall era difícil y demasiado terco.

— Ya veo -murmuró sonriendo cálidamente. —. Esos anuncios… -rió, avergonzada y a la vez feliz.

— ¿Y los niños? -preguntó Louis dejando el anuncio sobre la mesa. Estaba arrugado y rotos en algunos lados.

— En la escuela -murmuró poniendo agua a calentar. Ni siquiera debía preguntar si quería algo, el té era algo que Louis jamás rechazaba.

Save me from The Dark » Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora