2. El otro Louis.

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«Puedes correr pero nunca escapar, una y otra vez ¿Veremos alguna vez el final? No vamos a ninguna parte»



Louis no se sintió sorprendido. Se sintió asustado. En alguna parte de él, suponía que se día llegaría pero no pensó que sucedería tan pronto. Era la misma sensación de asfixia que había experimentado la primera vez, el mismo sudor en las manos y la misma seguridad de que todo comenzaría a derrumbarse pedazo a pedazo.

— ¿Estás bien? -preguntó Darcy con el ceño fruncido. Miró el suelo, el pincel había dejado una mancha verde en el piso.

Louis asintió rápidamente saliendo de esa especie de trance que había entrado. — Claro -dijo. — Lo siento, solo me distraje un poco.

En es momento, la puerta se abrió. Se trataba de Harry.

— Cariño, tus padres ya llegaron.


— Bueno -dijo todavía aturdido. —, voy a despedirme de Nathan. Te espero en el auto.

Salió rápidamente de la habitación, preguntándose si Harry y Darcy habían intercambiado una mirada interrogativa entre ellos. Tenía miedo de que comenzaran a notar que tenía miedo y que las preguntas comenzaran a llegar.

¿Cómo les decía que parecía que las voces habían vuelto?


El viaje fue silencioso como nunca antes. Louis venía pendiente de su mente, de cualquier pequeño susurro que pudiera oír y que no le pareciera real. Quería convencerse de que sólo se trataba del estrés, que no tenían de que preocuparse porque no volvería a oír nada, sin embargo, cada murmullo que escuchaba cuando se detenían en un semáforo rojo le hacía preguntarse si lo que oía era real o no.

Bajó del auto. No dijo nada y Harry no lo detuvo. Louis miró no miró hacia atrás y bloqueó su mente para no pensar en otra cosa que no fuera su trabajo y mantenerse lejos de Harry ¿Cómo le explicaba que su mente podría estar más jodida de lo que pensaba?

Firmó la hora de llegada rápidamente; sentía los pasos de Harry tras él y rápidamente se escabulló a su pequeña oficina. Le había pertenecido a Parker en su tiempo, y tras su jubilación se le había sido designada a él.

Estando solo, decidió colapsar. Apretó sus ojos con el dorso de sus manos para no llorar; temblaba como si estuviera desnudo en medio del invierno más crudo. Tenía miedo, estaba asustado. Se había acostumbrado a la paz, al silencio ¿Qué se suponía que debía hacer? Hablar era una opción, pero también era aceptar que los problemas que creía haber enterrado volvían arrastrándose lentamente.

Tomó bocanadas de aire muchas veces, tratando de calmarse. Se repitió que estaría bien, que debía calmarse. Estaba en el trabajo y no era el lugar, ni el momento para perder la cabeza.

Salió de su oficina, y fue profesional. Ayudó a todo mundo como una excusa para evitar a Harry. No sé sentía preparado para mirarlo cuando él no era bueno mintiendo. Harry lo conocía de memoria, cada gesto por más pequeño que fuera no pasaba desapercibido para él. No podía mentirle, aunque quisiera, no lo lograría.

Volvió a su oficina. Estaba cansado. En Future For Me nunca se habían visto tantos niños con ese año. Ellos eran más escurridizos y por supuesto, más caprichosos al momento de comer.

Suspiró mientras se apoyaba contra la puerta y se calmaba. Pensó en pedir una semana de descanso. El trabajo era más agotador que de costumbre.

— Louis.

— ¿Mmmh? -abrió los ojos y se quedó estático. No supo que dejó de respirar hasta que sus pulmones se lo demandaron; sentía fuego en el pecho y un nudo en la garganta que se volvía casi insoportable.

Save me from The Dark » Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora