12. Amor y egoísmo.

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«Solo hemos estado separados un mes, pareces más feliz»

A pesar de la culpa, Harry no había podido detenerse. A pesar de que tenía esa vocecita que se lo recordaba constantemente, y sobre todo, cuando miraba la cara de sus hijos. Estaba obrando mal, lo sabía, pero no podía detenerse y no quería hacerlo. No había sido solo una vez, aunque lo hubiera intentado, se conocía. Y sobre todo, conocía del cuerpo de Amy; de cada recoveco que redescubria, de sus besos, de su amor prestado por escasas tres horas.

Harry se volvía a sentir amado.

El tema era más complejo si se ponía a pensarlo. Harry no amaba a Amy, pero le gustaba la forma en la que Amy lo amaba; el sabor del licor que le quedaba en sus labios, cuando una copa llevaba otra y así, sus ropas terminaban desparramadas al final de la cama. Le gustaba eso que hacía meses, no compartía con Louis. Eso que Amy le daba en un ratito y le hacía feliz por el resto del día.

Ver a Louis había dejado de ser un problema. Se había acostumbrado y Louis parecía no notar que otra, tocaba su piel. Louis se mantenía distante, taciturno. Se le quedaba viendo, y Harry lo había pillado en varias ocasiones haciendolo y se preguntaba que podía estar pensando en esos momentos.

Si lo había descubierto.

Pero cada vez que veía a Amy, menos le preocupaba eso. Y comenzó a recapacitar el divorcio. Un día lo pensó seriamente, con Amy dormida desnuda a su lado. Lo pensó toda la noche cuando llegó a su cama y Louis dormía en el otro extremo. Y llegó a una sola conclusión mientras lo miraba porque sus dedos no resistían la tentación de tocar su rostro.

No podía dejarlo ir. Ni a ella. Ni a él.

Amy lo amaba, pero él amaba a Louis. Y Harry necesitaba ser amado, y amar a alguien.

Louis no lo tocaba. Louis vivía en su burbuja con la vista puesta en algún lado y frustración tras frustración. Se veía más delgado. Dos meses después de que Amy había llegado, Louis había dejado de inventar excusas para no comer y solo no lo hacía. Harry no le insistía, por supuesto que no lo hacía. Louis estaba fallando en algo, pero el también lo hacía y de cierta forma hasta lo veía justo.

Louis ya no lo hacía sentir como antes. Louis no lo miraba de esa forma ni lo tocaba como quería, ni mucho menos usaba el sexo como una excusa para disfrazarlo todo. Harry había dejado de preguntar. Louis de intentar ocultar la verdad.

Louis había dejado de quererlo.

Y quizás… Harry comenzaba a querer a alguien más.

***

Louis debía reconocer que no era fácil para el mantenerse lejos de Harry ni mucho hacerse el indiferente. Conocía a Harry. Lo estudiaba en silencio. No necesitaba de William susurrando lo obvio, porque el también lo notaba.

Harry andaba distraído.

Harry se había vuelto una persona distinta. Fría, distante. Y ver que no insistía le daba una señal de alerta en su cabeza; era cuando le dolía el pecho al pensarlo. Cuando se lo imaginaba, y lo hacía llorando, porque odiaba la idea de Harry estando con alguien más.

Amando a alguien más cuando todo lo que Louis necesitaba era a Harry amandolo.

No de sus preguntas tontas. Las odiaba. No quería tener que escuchar ¿Estás bien? Porque no lo estaba, pero eso no lo diría en voz alta. No necesitaba escuchar lo obvio.

Necesitaba un abrazo sin tener que pedirlo. Quería que Harry leyera la señales de su cuerpo, que lo abrazara despacito y luego fuerte y que no insistiera en el tema. Un abrazo por cada vez que la tristeza ensombrecía sus ojos.

Un abrazo por cada vez que se iba, y lo dejaba por alguien más.

Justo como hacía ese jueves.

— No tienes que irte -murmuró Louis estando parado en la puerta. Harry nunca se arreglaba tanto para ir a trabajar, pero ahí estaba, acomodando su cabello, pretendiendo que era joven otra vez. —. Los niños no irán a la escuela hoy y pensé que…

— No tienes trabajo y tengo que mantenerlos. No es una opción -dijo Harry rápidamente, mirándolo a través del espejo —. Además, siempre estás cansado ¿No? Ve a dormir hasta que los niños despierten de la sienta, no lo sé.

Louis limpió con la punta de sus dedos las lágrimas que se escaparon. El tono tan distante que utilizaba era más doloroso de que era capaz de admitir. Y no le daría la satisfacción de saber cuánto le jodía el corazón verlo arreglarse para alguien más.

No le daría la satisfacción de saber que estaba haciendo un trabajo excelente con destruirlo.

— Solo pensé que podríamos ir al parque con niños -dijo cuando encontró voz; cuando las manos no le temblaron pero las piernas si lo hicieron —. Es un bonito día para hacerlo.

— Y yo te dije que tengo que trabajar. Quizás otro día ¿Vale?

Entonces Louis entró a la habitación; con cólera y los ojos desbordantes en lágrimas.

— ¿Con quién irás? -le preguntó — ¿Quién es más importante que tu familia? ¡Dímelo!

— ¡No empieces con esto! Te he dicho miles de veces que no hay nadie ¡Deja de fastidiar con ese tema!

— ¡Entonces quédate!

— ¡Tengo que trabajar!

— Quédate -insistió bajando la voz. Se quitó la remera y bajó su pantalón

La mirada tan desinteresada que le dio Harry le hizo pensar que estaba mal. Y por primera vez sintió vergüenza.

Por primera vez, Harry ya no lo veía bonito.

Y no entendía porque, si hacía mucho que no comía bien.

— Tengo que ir a trabajar, joder, no voy a follarte ahora ¡Vístete! Podrían entrar los niños y verte así.

Louis lo miró a los ojos, luciendo más pequeñito de lo que se sentía. Y llegó a la conclusión de que lo que William susurraba no solo era descabellado, era verdad.

— Volveré al anochecer -anunció acercándose a él. Harry suspiró y besó su frente.

Y Louis nunca había recibido un beso tan frío como ese.

Harry había dejado de quererlo.

Y quizás… Louis había comenzado a odiarse una vez más.




Save me from The Dark » Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora