13. El pacto.

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«Te quise con un fuego rojo que ahora se está volviendo azul, y tu dices "lo siento" como el Ángel del cielo que pensé que eras, pero lo siento, es muy tarde para pedir perdón»

Aquel día frío había marcado un antes y un después en la relación. Porque había una notable diferencia de tener a Harry durmiendo a su lado, a verlo llegar a hurtadillas por la madrugada.

Una notable diferencia de tener a Harry desayunando, a estar mañanas sin tenerlo ahí, y los niños preguntaban y Louis agradecía tener una imaginación muy activa.

Quizás no era tan malo las historias que se dibujaban en su mente.

Y Louis intentaba acostumbrarse al cambio; a lo fría que se sentía su piel si Harry no lo abrazaba, a rebajarse tocándose así mismo porque extrañaba a Harry. Intentaba calmar las voces de esa inseguridad que le aseguraba que lo estaba perdiendo.

Louis se preguntaba muy a menudo que era lo que había hecho mal, y lo hacía generalmente cuando sus ojos vagaban del techo hacia el lado izquierdo de la cama; ese lado que solo era frío si Harry no estaba ahí. ¿Era él? ¿Era su cuerpo? ¿Por qué de pronto se iba, lo dejaba,cuando antes haría todo lo contrario? Louis a veces lloraba, sin poder evitarlo. Lloraba porque la sola idea de perderlo lo aterraba; lo hacía sentir vacío, sin aire. También abrazaba la almohada de Harry y aspiraba su olor; la fragancia nueva que se había comprado estaba intacta ahí. Y Louis lloraba en voz baja, para no alertar a los niños, para que nadie lo viera sufriendo como lo hacía.

Porque quizás, era lo que se merecía.

Louis trató de no pensar en dónde podía estar Harry; porque había llegado a las ocho de la mañana y a las nueve, se había ido luego de despedirse con un adiós general. Louis tuvo que llevar a los niños porque Harry de pronto, actuaba como si ellos no existieran. Cómo si ellos, no fueran una familia.

A veces, le gustaba estar solo en casa, como esa mañana de día jueves. Afuera llovía ligeramente, también soplaban heladas ráfagas de viento pero era el clima favorito de Louis. Le gustaba el frío que sentía cuando se levantaba la remera en frente del espejo y notaba que el pantalón le quedaba enorme. No comer comenzaba a dar sus frutos, y a Louis le gustaba mirarse sin tener que pensar en que dirían sus hijos, o en lo que diría Harry si lo viera así. Era su nuevo cuerpo. El que comenzaba a marchitarse, a envejecer, pero el que todavía, se mantenía delgado y plano.

William apareció tras de él. Louis lo notó a través del espejo. Lucía tan aterrador como era costumbre, solo que esta vez, no tenía una sonrisa grande y torcida. Tenía más bien, una mueca de tristeza que a Louis se le antojo hermosa, porque William, era la persona más hermosa y horripilante que hubiera conocido.

— ¿Crees que es suficiente? -preguntó de repente William, y Louis lo miró curioso a través del espejo —. Quiero decir, mírate, ¿Crees que ver que te queda un poquito suelto el pantalón está bien? ¿Qué es suficiente? Dime ¿Crees que realmente estás bonito?

Louis no supo si lo decía con mala intención. Le confundió el tono de voz; triste, decaído. Sin embargo, había sembrado la semilla de la duda y comenzó a ver todo a través de los ojos de William. ¿Había pensado que era suficiente? Louis se inspeccionó con más detenimiento y quizás, sus costillas no se notaban tanto como quisiera que lo hagan.

— ¿Por qué no te engañaría? -preguntó otra vez William, colocando la palma fría de su mano sobre la cintura de Louis — Mírate… dime ¿Por qué no lo haría?

Louis tragó saliva, temblando ligeramente — Porque me ama -dijo y no supo si lo había dicho para convencer a William o convencerse así mismo de ello.

Save me from The Dark » Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora