18. La actuación.

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«Disfruta tus problemas»

Louis no terminó de entender muy bien las razones que le daba William cuando le explicaba algo de poner en marcha un plan. Solo pudo acatar órdenes, deslizándose en sus jeans que le quedaban grande, peinándose el cabello hacia un costado, poniéndose ese perfume que había dejado de usar desde hace un tiempo. Se puso un suéter suyo, notando que también comenzaba a quedarle grande; esto último lo hizo sonreír.

Se miró en el espejo. Lucía pequeñito con esas prendas. Casi bonito. Casi enfermizamente delgado.

— ¿Qué mierda se supone que estás haciendo? -preguntó Harry, parado contra la puerta. Lo observaba con los cruzados sobre su pecho.

— ¿A ti que te parece? -preguntó Louis en un susurro bajito, mirándose de pies a cabeza en el espejo.

— Deja tus estupideces, y dime qué mierda planeas hacer saliendo a estas horas -se acercó hacia él, pero no lo tocó —. Deja de actuar como un idiota, y ve a dormir de una vez.

Louis lo ignoró. William no paraba de decirle que no le hiciera caso. Le tocaba la cadera con las puntas de los dedos cubiertas de sangre y le sonreía. Louis se preguntó porque Harry no podía notarlo, porque no podía verlo si lo tenía ahí, a centímetros.

Suspiró acercándose a la puerta. Fue cuando Harry lo tomó del brazo y lo atrapó con el cuerpo.

Louis le miró a los ojos. Harry sentía que hacía tiempo, no lo hacía.

— ¡Basta de una vez! -exclamó sin levantar mucho la voz; casi se podía imaginar los pasos ligeros de Darcy hacia la habitación de Nathan — Arreglaremos este asunto de mierda aquí y ahora, porque no creas que te irás con total impunidad a hacer lo que te venga en gana ¿Me oíste? Aún eres mí esposo, aún tenemos una puta familia. No lo hagas por mí, hazlo por los niños, que está mañana preguntaban por ti y no sabía que decirles.

— ¡Se ingenioso! -exclamó Louis intentando alejarlo, pero Harry lo volvía a acorralar contra la puerta — ¡Haz lo que hice yo! Les decía… papi se fue al espacio, a buscar queso en la luna -rió sin hacerlo realmente —. Pobres, ni se imaginaban que tú… gran hijo de puta, te revolcabas con la perra de Amy ¡Ahí sí que no tenías familia y te olvidabas de que yo era tu puto esposo! ¡Tú si puedes hacer lo que querias! ¿Verdad? ¡Tú, tú, tú, tu!

— ¡Deja de gritar! -exigió Harry, enojado. Lo tomó del mentón, ejerciendo más fuerza de la que debía — Los niños están durmiendo con un demonio. Haré corto esto, Louis. No te irás a ningún lado mientras seas mí esposo, mientras aún seas mío ¿De acuerdo? Así que acaba con esta estupidez de una vez, y ve a dormir.

Louis logró empujarlo fuertemente, y luego se quitó la alianza, arrojandoséla al pecho — Vete a la mierda. Es mí cuerpo, y tú no eres mí puto amo.

Dicho esto, salió de la habitación. Por supuesto, Harry no lo siguió pero lo escuchó maldecir. Louis intentó no mirar atrás cuando salió de casa, porque ahí estaba esa voz que le decía que debía volver.

Pero también estaba William, caminando a su lado.

****

No entendió si fue cosa del destino, o si más bien una casualidad. A Louis le había llevado una hora caminando para llegar a aquel parque donde había encontrado a Stan (porque no recordaba donde vivía Stan).

Lo sorprendió verlo sentado ahí, mirando a todos lados, con una botella semi vacía de whisky en la mano. Fue cuando Louis tragó saliva y se acercó a él, sin saber que diría, que haría o cómo reaccionaria Stan.

Save me from The Dark » Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora