«Cuando dijiste tu último adiós, morí un poco por dentro»
La siguiente vez que Harry vió a Louis, fue en un juzgado. Después de un semana sin verlo, finalmente lo hacía. Pero nunca pensó que lo haría en esa circunstancia, ni por esos motivos. Había pensado que aquello, les pasaría a otra pareja, no a ellos.
Pero tal parecía, se habia equivocado en eso, así como también en muchas cosas de Louis. Quizás no le quería tanto, quizás por eso, estaban ahí con un abogado cada uno para llevar a cabo el divorcio.
Harry no pronunció nada cuando estuvieron reunidos en una sala, discutiendo varios aspectos sobre los bienes y la tenencia de los menores. Su abogado hablaba por él pero en realidad, no hubo mucho que objetar. Harry estaba dispuesto a ceder muchas cosas, hasta incluso llegar a un acuerdo de tenencia compartida. No obstante, el abogado de Louis había pronunciando explícitamente que su cliente solo quería el divorcio y terminar con eso de una vez por todas.
El juez por su parte, había quedado ligeramente sorprendido por aquello. Pero era lo que Louis quería y ya. Y Harry no había dicho nada respecto a eso. Si así lo quería, si quería hasta incluso sacar a los niños de su vida, le daría el gusto. Se lo debía, luego de todo lo que le había dicho y hecho.
Sin embargo, no fue fácil digerirlo en su momento. Dos meses atrás, no imaginó que las cosas terminarían así. Y por supuesto, no tuvo más remedio que aceptar, y para alguien que no estaba acostumbrado a bajar la cabeza y resignarse, resultaba completamente imposible de hacerlo.
Había un papel que decía que legalmente no eran nada ¿Pero y las historias que había detrás de ese papel? ¿Las palabras de amor, la intimidad infinita, el dolor? ¿Quién borraba eso de mente y piel? ¿Quién le ayudaría a fingir que Louis realmente no había existido en su vida?
Y como si no fuera poco el malestar que experimentaba en ese momento, Stan apareció y miró a Louis de una forma que no le gustó; como si Louis lo fuera absolutamente todo para él. Y no le parecía justo. No llevaban ni una hora divorciados, pero Louis ya se encontraba recostado con la cara escondida en el cuello de Stan.
Lo peor fue cuando Stan notó que los miraba. Y sonrió. Harry sintió en los huesos las ganas de acercarse y borrar a golpes esa sonrisa que solo la llevaba aquel que se sabía ganador. ¿Ganador de qué? Si Harry había sido el primero en poner una sonrisa en su delicado rostro, y venía a Stan a mirarlo de aquella forma ¿Con qué derecho lo hacía? Le odiaba.
Y le envidiaba.
Su día solo parecía querer empeorar luego de salir. Luego de dejar a Louis ser consolado por Stan, aunque dudaba que a Louis realmente le doliera lo que estaba pasando. La terrible desición que había tomado no podía afectarlo realmente, si él la había propuesto después de todo. Harry aún creía que había otras soluciones además de aquella.
No fue sencillo llegar a casa y comentarle a los niños como serían las cosas de ahora en más. Al llegar, Darcy y Nathan lo esperaban en el sofá, ansiosos por escuchar como había resultado todo, pero también temerosos de hacerlo.
— ¿Y papá? -preguntó Darcy. Su voz comenzaba a retomar fuerza con el paso del tiempo. Ya no parecía afectarle el intento fallido de suicidio.
Harry tragó saliva y se sentó en medio de ellos. Les rodeó los hombros con los brazos y los miró, buscando las palabras correctas para decirles lo que sucedía. Y solo esperaban que fuera fuertes.
— Papá… -dijo Harry y sacudió la cabeza — Papá y yo, nos separamos. Para dejar las peleas a un lado. Y porque los queremos, y creemos que esto, es lo mejor para ustedes.
Darcy tenía los ojitos brillosos y Nathan un puchero asomándose en sus labios. Los abrazó fuerte y prefirió omitir el hecho de que no estaba del todo seguro si Louis los volvería a ver o si quería realmente hacerlo. Y agradeció que no hicieran preguntas al respecto. Asumió que lo había dicho y todo había quedado claro.
Pero al día siguiente fue cuando la ausencia de Louis realmente se notó. La diferencia está vez, era la seguridad de que no volvería. Los niños miraban desilusionados el puesto vacío en la mesa. Habían despertado con la pequeña esperanza de que aquello no estuviera realmente pasando, pero recibieron el mismo duro golpe que Harry.
Y fue más duro, cuando llegó del trabajo ese mismo día y notó la llave de Louis tirada en el tapete. Harry entendió de que iba aquello cuando abrió la puerta. Y fue peor cuando caminó y las cosas de Louis ya no estaban. Como si él realmente quisiera borrar todos sus recuerdos de ahí; como si quisiera volverlo loco.
Pero su esencia todavía estaba allí. Cómo un fantasma agitando las cortinas. Casi podía imaginarse a Louis rociando perfume en toda la casa con el mero propósito de hacer notar su ausencia; de obligarlo a extrañarlo con el alma.
Y quizás… lo estaba logrando.
Era su turno de acostarse en la cama fría, esperando a alguien que está vez, no regresaría.
Regreso al tabaco ese mismo día. Luego Mark los dejó en casa, cinco minutos después de acabar su tercer cigarro.
Los niños no dijeron nada respecto al obvio vacío de la habitación, y Harry lo prefirió así. No quería preguntas que no sabría contestar, ni ver la tristeza abundantes en su hijo. Y para su (mala) suerte, le tocaba siempre ser el fuerte, el que sonreía para mantener las cosas en calma y no avivar más el caos.
— Vimos a papá -comentó Nathan en la cocina, con medio plato de fideo derramado sobre su ropa —. Y Stanie. Me compró cosas.
Darcy entonces chasqueó la lengua molesta — No me agrada ese tipo. De me gusta que bese a papá ¡No debería hacer eso en frente de nosotros! -y luego, pareció pensativa. Harry trataba de no gritarles que se callaran porque él no quería saber absolutamente nada de lo que decían.
No quería tener que imaginarse a Louis besando a alguien más, cuando todavía se sentía con el derecho de reclamarle esto último.
— Siento que él no quería vernos.
Harry la miró. Le prestó su total atención. Nathan, por su parte, le dió igual.
— ¿Por qué dices eso?
Pero ella no contestó. Y esa ocasión fue la última en la que vieron a Louis. Tres semanas después, se habían acostumbrado al cambio, a aceptar lo que estaba pasando. Y evitaban hablar del tema.
Mark y Johanna iban con menos frecuencia hasta que un día, no lo hicieron más y Harry tuvo que contratar una niñera. Los niños también tuvieron que habituarse a ello. Y por supuesto, no preguntar.
Los buenos niños, solo sonreían y no preguntaban.
Las cosas tienen un ciclo, un fin. Y les costó tres semanas fingir que lo aceptaban.
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Save me from The Dark » Larry Stylinson
Fanfiction[...] El problema quizás comenzó cuando los vió tan delgados, tan devotos y entregados a la que alguna vez, también fue su Diosa [...] [🥀] Segunda temporada de "In the dark" Disponible en mi perfil.