Capituló 34

870 45 77
                                    

Un día después del suceso del misterioso hombre, Finney se encontraba arreglándose para ir a casa de Robin y poder ayudarle con sus tareas, este iba con esa única intención ya que por cuanto más le gustara acostarse con el moreno sabía que tenía que controlarse. Mientras Finney pensaba en eso Gwen se recargó en el marco de la puerta y con los brazos cruzados.

— Ya me dijeron que vas a salir — dijo, caminando hacia la cama — y con Robin, ¿que le ves a ese tipo?

— Gwen, no es que le vea, es que me gusta su personalidad, como piensa, su actitud y... — de pronto se dio cuenta lo que decía así que se detuvo — Si te tomarás el tiempo de conocerlo no pensarías así.

— ¿Ah si? — la menor puso una mano en su pecho — pues fíjate que me tome el tiempo de conocerlo una vez y resultó siendo un idiota que terminó golpeándote y aprovechándose de la confianza que le tenías, resultó siendo un patan, un horrible ser humano que no merece siquiera haber nacido.

El castaño se detuvo en lo que estaba haciendo y se giró lentamente hacia la menor quien lo miraba sentada desde la cama.

— Eso fue tres años, Gwen.

— Pues en esos tres años siguió haciéndote toda esa misma mierda y por algún "milagro" que sigo sin entender el porque, empezó a tratarte "bien" y ahora te vas a su casa a follartelo.

— ¿Perdón?, para empezar. No voy a "follarmelo" solo voy a ayudarlo en unas cosas, y segunda, empezó a tratarme bien por... — hizo una pausa para pensar y se dio cuanta que ni el sabía porque lo había hecho.

— ¡Ves! ¡Ni tú sabes porque empezó a tratarte así! — dijo la castaña parándose de la cama y acercándose al mayor — Finn... solo quiero que estes bien, no quiero que por culpa de el te termines metido en lo que no debes o... que te pase algo. Por favor, no te juntes más con Robin.

Finney analizaba todo en su cabeza mientras veía directamente los ojos de Gwen, claramente molesto.

— Y a ti que te importa con quien me junte, es mi vida, no la tuya y no eres nadie para decirme que hacer — murmuro lentamente sin quitar la mirada de Gwen.

— Finn... por favor — dijo con un hilo de voz.

El castaño solo se apartó y agarró su mochila para salir de la habitación sin antes mirar de reojo a Gwen a quien se le llenaban los ojos de lágrimas. Suspiro y azoto la puerta molesto, dejando a la menor en completa soledad y silencio.

(...)

Finney salía de su casa sin mirar lo que tenía enfrente, veía sus piernas caminando mientras pensaba en lo que había hecho. De pronto, sintió un golpe a un costado de su cabeza lo que hizo que alzara la mirada encontrándose a un chico en una bicicleta quien se detuvo en seco al darse cuenta de lo que había hecho.

— Oh dios... ¿Estas bien? — dijo el joven mientras se acercaba rápidamente al castaño — perdóname no quise. 

— No te preocupes, estoy bien — el castaño se agarro justo donde lo habían golpeado y miró hacia abajo encontrando un periódico en el suelo — ¿repartes periódico? 

— Ah... si, empecé hace poco y bueno, no es como que sea muy bueno en esto — dijo soltando una risa nerviosa — soy Billy Showalter, una disculpa.

— Finney Blake — sonrió levemente — nunca te había visto por aquí, ¿te mudaste hace poco?

— Ah, si, aunque el próximo año me voy, tener padres divorciados es muy difícil — rió.

— Oh — también rió — bueno, me tengo que ir. Un gusto conocerte Billy, espero verte de nuevo.

— Igualmente — sonrió — nos vemos Finney.

𝘔𝘺 𝘉𝘦𝘢𝘶𝘵𝘪𝘧𝘶𝘭 𝘉𝘰𝘺 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora