Capítulo 2

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─¡Ay, niña! ─exclama la mujer frente a mi cuando baja la bolsa que tiene consigo, me parece una mujer grande físicamente, quizás esté entre sus sesenta y tantos─. ¿Estás bien?

Hay un poco de preocupación en su voz y lentamente asiento.

─Ha sido un pequeño susto.

Rio nerviosamente y ella niega.

─No ha parecido de esa forma, parece que viste a un fantasma. Como sea, lamento el alboroto ─dice con una pequeña sonrisa en los labios─. Soy Quinn, una de las tantas habitantes de este pueblo ─me parece que lo dice con orgullo, como si vivir en este pueblo fuera la gran cosa.

─Un gusto Quinn, soy Savannah ─me presento amablemente y mantengo a pesar de los inconvenientes una sonrisa en la boca─. ¿Puedo preguntar a qué se debe tu visita?

Su sonrisa se ensancha un poco más.

─Alguien me ha dicho que eres nueva por aquí y que probablemente necesites algo de cenar.

─Oh.

Es lo único que sale de mí, realmente no veía venir esa respuesta, pero es cierto que a veces las personas se aparecen en el momento menos esperado a ayudarnos.

─¿Puedo pasar? ─Me pregunta y rápidamente me hago a un lado al tiempo que asiento con la cabeza. Por la forma en que Quinn se mueve por la casa, me da la impresión de que quizás ya ha estado aquí antes, que la conoce bien.

La sigo hacia la cocina donde coloca las cosas sobre la mesa.

─Te he traído pollo frito ─dice con una sonrisa y me da una mirada de arriba abajo─. No eres de esas chicas que solo comen ensaladas o solo son vegetarianas, ¿no?

Me pregunta enarcando las cejas.

─Las ensaladas son riquísimas ─decido defenderlas─. Pero el pollo frito también lo es.

Quinn me da una sonrisa con ese comentario y es suficiente para que comience a sacar las cosas de la bolsa del super.

─Imaginé que no tendrías platos así que vine preparada con un par de desechables.

─Oh gracias Quinn, es muy amable de tu parte. Tengo que decir que me hubiera muerto de hambre sin nada para la cena. ─No es una mentira después de todo porque esta mañana no pude desayunar.

─Bueno, para eso estamos los vecinos ─dice con una sonrisa y mis cejas se enarcan.

─¿Somos vecinas?

Pregunto y ella asiente.

─Vivo a dos casas más de aquí.

─Vaya, es bueno saberlo ¿no?

─Por supuesto, además, hace mucho que no tenemos a alguien nuevo por aquí.

Quinn comienza a contarme sobre el resto de los habitantes, aunque tengo que admitir que no le presto demasiada atención porque tengo la cabeza un poco perdida en el hecho de que ella parece bastante familiarizada con la casa.

─¿Te gusta el puré de papas? ─me pregunta mientras me sirve un poco, asiento a casi todo lo que me pregunta a pesar y no nos toma mucho tiempo sentarnos a la mesa a comer juntas.

─¿Puedo hacerte una pregunta? ─Me armo de valor para preguntarle y ella asiente.

─Adelante.

─¿Ya has estado aquí antes?

─Sí, conozco a Landon desde... ─hace una breve pausa y creo que es consciente de que se ha referido a él en presente, la nostalgia de pronto me inunda y creo que es porque el recuerdo de mi tío siempre está tan presente que me es difícil no sentirme así cuando alguien lo menciona─. Éramos amigos, muy buenos amigos.

Amor en construcciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora