Capítulo 10

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No puedo parar de reírme al sentir las manos que las manos de Josh me hacen cosquillas mientras me sostiene e intenta abrir la puerta de mi casa con mis llaves.

Josh empuja la puerta con fuerza y me hace entrar, consigo zafarme de su agarre y darle una rara mirada.

─Oye, gruñón. No destruyas mi puerta o tendrás que repararla ─sentencio y consigo que salga un gruñido de él.

─No voy a destruir tu puerta ─me explica de inmediato─. Y si ese fuera el caso, voy a repararla.

Me da una mirada seria, por supuesto que no miente.

Estoy por hablar, pero siento un enorme punzón en la cabeza, es muy intenso que arrugo el ceño deseando que se vaya.

─¿Tienes aspirinas por aquí? ─Me pregunta mientras se mueve por la cocina en busca de alguna. Rápidamente niego al tiempo que me tumbo sobre el sofá, en estos momentos me vendría bien tener una cama en vez de continuar durmiendo en el sofá, no es nada cómodo pero seguro mejor que dormir en el suelo.

─No tengo nada ─respondo luego de unos minutos─. No he podido comprar todo lo necesario, mi madre congelo mis cuentas, ¿sabes?

Me acomodo mejor en el sofá y volteo a ver al techo como si este también pudiera escucharme, por suerte, Josh no está viéndome hacer un puchero y contener las ganas de llorar.

─Está castigándome, pero está vez el castigo es más feo ─aprieto los labios y tomo una bocanada de aire que dejo caer segundos después en un suspiro que encuentro exagerado─. Alejada de todos, de ella, de su esposo, de Ava...

Creo que me duele más saber que estoy alejada de Ava, no es que no quiera a mi madre y no aprecie a David, pero Ava es mi hermana y nos llevamos bien a pesar de nuestras diferencias y discusiones. Me invade una amarga sensación y aprieto los labios con fuerza cuando me siento lo suficientemente nostálgica como para romperme.

¿Por qué el alcohol suele tener tanto poder sobre nosotros?

Sé que todas las emociones que estoy experimentando en estos momentos es a causa de este.

De repente, el sueño comienza a apoderarse de mí, pero es interrumpido por el gruñido de Josh cuando se acerca a mí.

─Necesitas beber agua ─me dice extendiéndome un vaso de agua, por lo menos pudo encontrar vasos porque conseguí comprar una pequeña vasija en la tienda del pueblo, hubiese sido una pena que no encontrara nada. A regañadientes, me siento en el sofá para aceptar el vaso y beberme el agua y le extiendo el vaso de un golpe cuando siento que la cabeza me continúa punzando.

─Necesito dormirme ─le aseguro, sé que se me pasará una vez que duerma y quizás mañana tenga que lidiar con la resaca, pero ya lo solucionaré. Me vuelvo a acostar en el sofá y me intento acomodar mejor para poder dormirme.

─¿Por qué no vas a la cama? ─Pregunta Josh con algo de irritación, puedo ver que le desagrada la idea de dormir en el sofá.

─No tengo una cama.

Otro gruñido sale de él, pero esta vez no dice nada, se queda en silencio y yo agradezco la poca paz que hay en la habitación, no estoy en mis mejores ánimos para conversar, cosa que es fácil para él considerando que no es alguien conversador, al menos, no conmigo.

─Necesitas acondicionar mejor este lugar.

─Lo sé.

Cierro los ojos, su voz suena alejada.

Escucho que dice otra cosa, pero sus palabras suenan en mi cabeza tan alejadas que no entiendo nada de lo que dice, y después ya no oigo nada, me quedo dormida sin saber en qué momento Josh se ha ido.

Amor en construcciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora