Me la paso ansiosa en el trabajo no viendo la hora para ir a casa, aunque se disimularlo bien gran parte del día. Después de que Josh me dejara en casa, procesé todo lo que había pasado, lo que había confesado y aunque estoy segura de que yo tampoco busco algo serio, realmente me veo deseando tener una cena con Josh, lo cual debe ser extraño.
En el trabajo, ninguno de los dos hemos cruzado palabras, salvo esta mañana cuando Josh nos saludó a todos y me dio las indicaciones sobre los documentos que debo organizar, el resto del día se la ha pasado con el resto de los trabajadores y cuando entre a la oficina por un poco de agua, solo compartimos una que otra mirada, pero no decimos nada.
Para en eso de las seis y media, los trabajadores están de vuelta y todos estamos listos para marcharnos, espero a que cada uno firme la salida para ser la última y asegurarme de que todo está en orden como de costumbre, sin embargo, Josh parece aguardar por mi cuando todos están por irse.
Él se aclara la garganta cuando se acerca a mí, llamando mi atención.
─Pasaré por ti a las ocho si te parece bien ─habla, tengo el presentimiento de que suena un poco nervioso, pero no me enfrasco en eso, me limito a seguir la conversación y doy un pequeño asentimiento.
─Me parece bien, ¿me dirás a donde iremos? ─Pregunto y veo una mueca en él─. Oh si prefieres mantenerlo en secreto aún me parece bien.
Respondo y eso parece tenerlo aliviado. Me gustan los misterios cuando de citas se tratan, quizás es alocado, pero a veces esos pequeños acertijos y juegos es lo que mantiene el interés en mí. Josh es todo eso, un acertijo, juego y misterio que quiero conocer.
─Seré puntual.
Aclara, asiento levemente. Seguro que cree que soy de esas clases de chicas que lo hacen aguardar por un largo periodo de tiempo en la puerta de sus casas esperando por ellas.
Estoy por decirle algo cuando Dean aparece.
─Oye Savannah, tengo un par de vueltas qué hacer y pasaré por tu casa, ¿quieres que te lleve?
Me pregunta y la mirada de Josh repara en su amigo y después en mí. Comparto una pequeña mirada con Josh ya que la mayoría de las veces el suele llevarme, pero termino aceptando la invitación de Dean y me despido de Josh de la manera más casual, sin revelarle a Dean que los dos nos volveremos a ver más tarde.
El trayecto a casa con Dean se pasa bastante rápido mientras conversamos, además de que no vivo muy lejos de la constructora. Sin esperar más tiempo voy directo a tomar un baño y comenzar a prepararme para salir con Josh.
Por mucho que quiera ignorarlo, siento un revoltijo en el estómago, se siente como esas famosas mariposas en el estómago que la mayoría habla cuando son adolescentes y arrugo el ceño mientras lo pienso.
Quizás no es correcto que me sienta de ese modo.
Cuando salgo de bañarme, voy a buscar mis opciones para vestirme, envuelta en una toalla analizo toda mi ropa. Como Josh no es la clase de hombre con los que estoy acostumbrada a salir, no puedo pensar bien qué es lo que podría gustarle.
Ya sé que hoy en día se dice que a una chica no debería de importarle si le gusta o no al chico con el que sale lo que lleva puesto, pero cuando eres insegura o sientes la más mínima atracción hacía la otra persona, si que te importa verte bien, arreglarte o ponerte algo lindo con la intención de que a esa persona le guste.
Pienso en la idea de ponerme un vestido rojo ceñido al cuerpo, recordando las veces en las que me he puesto una falta de lápiz y Josh suele mirarme lo suficiente como para hacerme creer que siente interés por mí.
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Amor en construcción
Teen FictionJosh arregla cosas. Es su trabajo y cuando conoce a Savannah la nueva chica en el pueblo sabe que ella necesita ayuda para arreglar el desastre que está pasando en su vida. Darle un trabajo en su compañía como la decoradora de interiores parece ser...