Capítulo 4

1.6K 174 18
                                    

Por un momento consideré en irme a casa y buscar otro empleo en el pueblo, si Josh es el dueño de la construcción, cosa que me sorprende bastante, no me dará el trabajo fácilmente, pero Quinn me dijo que insistiera a pesar de la terquea del jefe.

Ahora entendía por qué decía que no sería muy fácil.

Necesito el trabajo, pienso. Es mejor no arrepentirme ahora.

Decido seguir a Josh hacia la parte trasera del lugar donde al parecer, están trabajando con un par de tablas, en su mayoría, hay hombres cosa que es de esperar porque definitivamente esto es un trabajo para los hombres.

No es que una mujer no pueda hacer un trabajo de un hombre, pero siempre he considerado qué hay trabajos que sí deberían ser específicamente solo para hombres, al menos, personalmente, yo no me veo levantando sacos de cemento y colocando ladrillos, es un trabajo rudo para alguien como yo.

Aprieto los labios con fuerza mientras observo a mi alrededor, algunos hombres comienzan a dejar de hacer lo que están haciendo y voltean a verme, divido a Dean a lo lejos quien también me mira con sorpresa y al ser la única persona que conozco, le ofrezco una sonrisa que él responde con una extraña mueca, está sorprendido de verme.

Me toma algo de tiempo divisar a Josh junto a unas tablas que parece cortar con una herramienta que no sé ni como se llama, nada de esto tiene qué ver conmigo, con trabajo sé identificar un martillo, pero aquí estamos.

─Josh ─llamo su nombre mientras me muevo entre la tierra con cuidado de que mis tacones se hundan en lo que me parece que es lodo porque la tierra luce húmeda─. ¡Josh!

Insisto cuando el hombre no responde. Cuando lo hace, su mirada es brusca.

─Ya te dije que te vayas a casa ─exige y aprieto los labios.

─Pues no pienso irme ─digo colocándome las manos en mis caderas, cosa que hace que Josh me vea de pies a cabeza, su mirada me hace sentir cohibida pero lo disimulo bien─. Quinn me dijo que estás ocupando una secretaria y realmente puedo ser yo.

No creo que el trabajo pueda ser tan complicado, el esposo de mamá tiene una secretaria y sé que solo sigue sus órdenes y hace apuntes la mayor parte del tiempo, yo puedo hacer eso. Aunque no soy buena preparando el café y por lo general, las secretarias también sirven café.

Me muerdo el labio mientras me hundo en aquellos pensamientos.

Josh niega.

─No necesito una secretaria.

─¿Seguro? ─Frunzo el ceño, ya veo que esto no será sencillo. El hombre es de lo más difícil.

─Sí.

Josh deja de hacer lo que está haciendo para pasar a mi lado y dirigirse a quién sabe dónde, decido seguirlo, aunque es complicado porque camina demasiado rápido y mis zapatos no me lo permiten.

─Con permiso, disculpen ─murmuro a unos de los hombres que pasan frente a mí con tablas de manera. Que pasen frente a mí me hacen perder a Josh de vista por un momento, pero sigo avanzando hasta llegar a la oficina.

Josh abre la puerta con brusquedad y entro segundos después detrás de él, por supuesto, ignora mi presencia al ponerse a revisar unos papeles en el desordenado escritorio que tiene.

¿Cómo es que puede saber lo que está buscando? Su escritorio es un desastre.

─Yo pienso que si necesitas una secretaria ─le dejo saber mientras observo toda su oficina. Le hace falta color a las paredes, un par de cuadros, un escritorio nuevo y esas carpetas que ayudan a tener todo en orden entre los estantes. Sí que necesita ayuda.

Amor en construcciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora