25. La torre de astronomía.

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''Está bien si no quieres hablar, pero al menos dime que estás bien, por favor'' escribió Harry, no sabía si L le respondería, era sábado y jodidamente temprano, Harry había tenido que levantarse a las 5 am para prepararse para el entrenamiento de quidditch, el próximo juego estaba a la vuelta de la esquina y el equipo quería estar en la mejor forma posible, pues anteriormente Ravenclaw les había ganado varias veces durante la temporada, era preciso que Gryffindor ganara todos los juegos posibles si querían llegar a la final.

Y Harry se encargaría de eso, su meta era clara, esa copa tenía que ser suya.

Por primera vez en toda su vida, Harry se estaba sintiendo como una persona normal, claro, dentro de lo normal que un hechicero se podía sentir.

Cuando no estaba en clases y en la biblioteca quemándose las pestañas por las grandes tareas que le encargaban, estaba entrenando, Ginny lo hacía trabajar más duro que al resto de sus compañeros, pero gracias a eso Harry de poco a poco estaba recuperando el ritmo.

Durante las tardes pasaba tiempo con sus amigos, sobre todo con Luna y Neville debido a que Hermione se la pasaba todo el día en la biblioteca, estaba hasta algo obsesionada con la idea de graduarse con calificaciones perfectas, Harry y Ron sabían que lo lograría.

En el desayuno y en clases, Draco y él se limitaban a saludarse con asentimientos en la cabeza, rara vez compartían palabras, pues no querían soltar sospechas de cualquier cosa que fuera la que estaba sucediendo entre ellos dos.

Las noches eran completamente suyas, ya sea que estuvieran en la sala de los menesteres, en la sala de trofeos o incluso en las orillas del lago negro, cada noche parecía más especial que la anterior pero menos que la siguiente.

Era hasta emocionante, tener que fingir que eran simples compañeros de clase para horas después escabullirse entre los rincones más ocultos y oscuros del castillo para conversar de sus días, tomar un poco de vino y besarse durante horas.

Harry se sentía feliz.

Pero, a pesar de lo normal y feliz que se sentía, no podía evitar sentirse preocupado por L, pues el chico rara vez le escribía, Harry intentaba no sonar insistente, no tenía en qué momento su amistad había comenzado a desmoronarse, se sentía algo triste por ello.

''Estoy bien''  respondió L en el papel, Harry miró el pergamino sorprendido, definitivamente había extrañado ver aquellas preciosas letras verdes.

''¿Por qué has estado ignorándome?'' escribió Harry impacientemente.

''No te he estado ignorando'' contestó su amigo.

''L, sabes que sí''

''Nunca debí de enseñarte aquél estúpido poema'' aparecieron las letras verdes.

''¿Por qué?'' cuestionó Harry confundido.

''J, mira, sería más fácil si te explicara en persona'' el corazón de Harry dio un vuelco.

''Pues explícame en persona''  le respondió.

''No''

''Tengo que irme ya, L, más tarde nos escribimos'' escribió Harry rápidamente, pues dentro de poco tenía que estar ya en el campo.

O tal vez simplemente ahora era él el que quería ignorar a L.

Cuando Harry llegó al campo dispuesto a olvidarse de la corta e incómoda conversación que había tenido con L.

Estaba seguro que Ginny lo exprimiría al punto de que no pudiera pensar en otra cosa que no fuera atrapar snitches, lo cual en ese momento le agradaba.

The calm before (after) the storm | Drarry |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora