21. H.

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Narcissa se encontraba leyendo un gordo libro en su elegante sillón rojo de terciopelo, al escuchar el estruendo de la chimenea a causa de alguien llegando sacó la varita de golpe, pero la bajó en cuanto notó a Harry parado ahí, lo miró con confusión.

Harry salió de la chimenea, se intentó aplastar el cabello contra la cabeza, no obteniendo mucho resultado.

—¿Harry? —preguntó Narcissa acercándose a él, llevaba un elegante vestido negro, se veía mejor que la última vez que la había visto, el día de la batalla en Hogwarts.

—Hola—musitó Harry contemplando el lugar, nunca antes lo había visto tan vacío, pues siempre había estado lleno de personas.

Mortífagos para ser preciso.

Voldemort para ser aún más preciso.

Los ojos de Narcissa parecían que iban a salir de sus orbitas oculares, miraba a Harry como si no fuera real.

—¿Vienes solo? —le preguntó con tono de intriga.

—Sí, creo que es mi primera vez aquí solo—dijo débilmente.

—¿Quieres algo de tomar? —preguntó Narcissa, Harry tosió algo incómodo, nunca había intercambiado muchas palabras con Narcissa Malfoy, cuanto menos esta le había ofrecido algo de beber.

—No, estoy bien, gracias—le agradeció Harry, Narcissa asintió con la cabeza.

Se veía tensa, sus hombros estaban rígidos, y aunque había guardado su varita, Harry tenía la sensación que en cualquier momento la sacaría si él se atrevía a hacer algo extraño.

—Vengo en son de paz, ya sabes, Voldemort murió—dijo soltando una risita al final, Narcissa no movió ni un solo músculo de la cara, Harry volvió a carraspear.

—¿Cómo has estado? —le preguntó Harry rascándose la nunca, Narcissa levantó las cejas—. Feliz navidad, por cierto.

—Igualmente—le contestó Narcissa con un tono algo seco.

—Tiene una casa encantadora—dijo observando el lugar, como si nunca hubiera estado ahí.

—Gracias—agradeció la bella mujer.

Harry asintió con la cabeza y comenzó a balancearse sobre sus pies, de pronto pensó que tal vez todo había sido una idea estúpida, Narcissa se veía bastante tranquila, eso significaba que Draco tenía que estar bien.

Dios, él y su maldito instinto impulsivo Gryffindor.

—Narcissa—decidió hablar, su garganta le picaba por conversar con ella—. Quiero agradecerte.

Narcissa le regaló una mirada confundida y le apuntó uno de los sillones para que se sentara, Harry se sentó y Narcissa trajo una taza de té con ayuda de su varita, a pesar de que Harry no se lo hubiera pedido.

—¿Por qué? —preguntó Narcissa mientras Harry daba un traguito al té, por poco lo escupía, pues este era más fuerte de lo que él estaba acostumbrado, tuvo que forzarse a tragarlo.

—Aquél día en el bosque, fue muy valiente lo que hiciste—le dijo Harry, recordando como Narcissa había fingido que Harry estaba muerto—. Sé que lo hiciste por Draco, lo cual es asombroso, todo fue posible gracias a ti.

—Harry—dijo Narcissa con lágrimas en sus ojos—. Toda la situación, fue horrible, yo nunca quise estar con ellos, estar de su lado, pero Lucius, y luego Draco, yo—decía con palabras atropelladas, Harry asintió con una leve sonrisa en su rostro.

—Fue horrible todo lo que hice—dijo Narcissa bajando su mirada y limpiándose la nariz con un pañuelo de seda.

—Tal vez—admitió Harry—. Pero hiciste lo que tuviste que hacer para proteger a tu hijo, no necesitas dar explicaciones—le dijo Harry sinceramente, Narcissa asintió.

The calm before (after) the storm | Drarry |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora