48. Tirando las armas.

146 17 1
                                    

—Tienes que comer algo, aunque sea una tostada—insistió su amiga, Harry no le encontraba mucho sentido a estar en el gran comedor, todos lo observaban con miradas apenadas, de alguna manera eso le recordaba a su estadía en años pasados, cuando siempre que algo iba a mal la gente se limitaba a observarlo con lástima.

Lo que sucedía es que la noticia sobre su pelea con Draco se había esparcido por el castillo como una plaga, como todo lo que era secreto en el castillo, era naturalmente cierto que toda la escuela lo supiera.


No era la intención de Harry y sabía que tampoco era la de Draco, pero la escuela parecía estarse dividendo en bandos, sobre todo por parte de Gryffindor y Slytherin, lo cual lo ponía muy mal.
No quería que sus amigos se separaran por el distanciamiento de la pareja.

Harry estaba como un zombie, no sabía nada de Draco y la impotencia lo estaba consumiendo, el chico no se veía por ningún lado en el gran comedor y Harry estaba comenzando a preocuparse, no quería que el chico se mal pasara, no entendía cómo funcionaban sus emociones en esos momentos, ¿cómo era que sentía tanta preocupación por la persona a la que más rencor le tenía en esos momentos?
Harry jugaba con el plato de avena que Ginny le había servido, la chica se veía preocupada por él, al igual que el resto de los alumnos en la mesa.

Ese mismo día, cuando se encontraba en la biblioteca afinando los detalles para la poción junto a Theo, no pudo evitar preguntarle por Draco.

—¿Cómo está?—cuestionó nerviosamente mientras pasaba las yemas de los dedos por la página del viejo libro, no estaba reteniendo mucha información y aunque se sentía agradecido porque dentro de poco serían las vacaciones de pascua, se sentía devastado al saber que no las pasaría con Draco.
Theo levantó la mirada al escuchar la pregunta y arqueó las cejas.

—¿Por qué no se lo preguntas tú mismo?—sugirió con algo de fastidio en su voz.
Harry apretó los labios y rogó a Theo con la mirada, el chico suspiró y habló—. Está mal, pero Blaise y Pansy están cuidado de él.

—No lo vi en el desayuno—murmuró Harry.
—Bueno, tú tampoco estabas comiendo mucho que digamos, te estuve observando—contestó Theo.

—No sé qué hacer—admitió Harry—. ¿Crees que estoy exagerando?

—Harry—suspiró Theo—. Ambos son mis amigos, no puedo tomar lados, tampoco puedo decirte que estás exagerando, sé que no estás así por gusto, claramente te pesa toda la situación, pero no arreglarán nada si no conversan.

Harry dejó caer la cabeza a sus manos, lo que Theo le había dicho no lo ayudaba en lo absoluto, aunque se lo agradecía.

—Tal vez deberías hacer una balanza, piensa que te duele más, si estar lejos de Draco o estar con él a pesar de lo que hizo, pero si algo es seguro, es que él te ama—habló Theo arrastrando las palabras.

—Gracias Theo, eres un buen amigo.

Theo le respondió con una mueca en su rostro, estuvo a punto de decir algo más cuando giró su rostro hacia la entrada y Harry sintió que la sangre se le iba a los pies en cuanto hizo lo mismo, Draco estaba parado en la entrada de la biblioteca con Valerie a su lado y una pila de libros.
Se le veía algo demacrado, había unas moradas ojeras debajo de sus ojos y tenía los labios algo resecos, Harry estuvo a punto de hechizarse a si mismo para evitar salir corriendo hacia él.


Draco paró en seco en cuanto lo vio, el choque de sus miradas nunca se había sentido tan letal, apenas habían pasado dos días de su pelea pero ya se sentía como si fueran dos extraños, eso le rompía el corazón a Harry.
Pensó en la sugerencia que le dio Theo, hizo una balanza mental y aunque no estar con Draco le dolía hasta el alma, sentía demasiado orgullo como para admitirlo, como para pedirle que arreglaran las cosas, así que se limitó a bajar la vista al libro y siguió con la investigación sobre antídotos.
El problema, es que estaba teniendo problemas para concentrarse, aunque no estuviera viendo a Draco podía seguir sintiendo su presencia y el delicioso aroma le invadía las fosas nasales, harto por eso, decidió pararse e ir a una de las estanterías a buscar uno de los libros que necesitaban, había decidido que se concentraría en el estúpido torneo, al menos eso lo distraería, al menos si ganaba podía tomar el dinero e irse a vivir a otro país, esa idea sonaba bastante prometedora en esos momentos.

The calm before (after) the storm | Drarry |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora