35. San Valentín en cabeza de puerco.

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Los alumnos de Hogwarts caminaban emocionados, era San Valentín y como todos los años, visitarían Hogsmeade para pasar la tarde.

Harry caminaba entre Ron y Hermione, a pesar de que sus mejores amigos fueran novios, no solían excluirlo cuando visitaban el pueblo lleno de tiendas, preferían tomarse una cerveza de mantequilla juntos, o comerse un helado.

Harry se encontraba particularmente nervioso, sus manos sudaban mientras veía a unos metros de distancia aquella nuca, Draco caminaba animosamente con sus amigos, Harry quería correr a él y tomarlo de la mano, comportarse como una de esas ridículas parejas que caminaban por las calles con globos de sapos flotando sobre sus cabezas.

No podía creer que pudiera llamar a Draco su novio, horas después de que el chico se lo pidiera, acordaron que se lo dirían oficialmente a sus amigos, no necesitaban que las demás personas fuera de su círculo social lo supieran, pero si de alguna manera lo terminaban averiguando, no importaba mucho.

Dejó de ver a Draco en cuanto dobló en una esquina, lo último que alcanzó a escuchar es que Draco reía a carcajadas, adoraba verlo feliz.

Habían acordado que se encontrarían dentro de un par de horas en cabeza de puerco con sus amigos para contarles la nueva noticia.

Harry no sabía si debía de comprarle algo a Draco por San Valentín, tal vez sería correcto regalarle aunque sea un detalle, por lo cual compró unos macarrones en una dulcería.

—¿Puedo agarrar uno? —preguntó Ron mientras veía como Harry guardaba la cajita intacta en su mochila.

—No—negó Harry—. Son para Draco.

—Ustedes dos insoportables—murmuró Ron.

—Yo creo que son adorables—replicó Hermione—. ¿Por qué no estás con él? —preguntó tímidamente.

—Nos veremos dentro de poco, de hecho, apenas les iba a decir que lo veríamos en cabeza de puerco, Neville y Luna ya están enterados.

Hermione y Ron se dieron miradas, como comunicándose un mensaje secreto que sólo ellos sabían, pero no dijeron nada más.

Compraron un par de cosas más, como ropa, artículos de magia y un par de libros que Hermione juró que los necesitarían (a pesar de que dentro de poco se graduarían).

Cuando entraron a cabeza de puerco, Draco, Theo, Blaise y Pansy ya los estaban esperando en una mesa redonda, Pansy se veía horrorizada por aquél lugar y pareció invocar un encantamiento para limpiar algo la mesa.

Cuando Harry llegó, Draco se paró de inmediato y le regaló una sonrisa nerviosa, Harry se acercó y le devolvió la sonrisa.

Ron y Hermione iban tomados de la mano y se balanceaban de un lado al otro sin saber muy bien qué hacer.

—Por favor, tomen asiento—dijo Draco en un tono demasiado formal que consternó a los presentes, extendió ligeramente los brazos para indicarles que se sentaran, Harry se apretó el puente de la nariz.

Esto iba a ser un jodido show.

Ron no se veía muy contento, pues le había tocado sentarse a lado de Blaise, en realidad, ellos nunca se habían llevado de mala gana, en realidad nunca se habían tratado, pero la incomodidad invadió el lugar, siempre había parecido existir una palpable rivalidad entre Gryffindor y Slytherin.

—Luna y Neville no deben de tardar—murmuró Harry con una sonrisa, haciendo que los chicos de Slytherin abrieran los ojos al escuchar los nombres de aquellas personas.

—Oh, mira—dijo Draco observando hacia la puerta, pues como por arte de magia Luna y Neville estaban parados ahí.

Luna caminó hacia ellos de manera animada, su largo cabello rubio estaba amarrado en una trenza que le caía despeinada sobre el hombro y llevaba puestos sus característicos lentes y un conjunto de ropa demasiado brillante, Harry notó que Pansy Parkinson quiso reírse, pero Draco le dio una mirada retadora que hizo que se callara de inmediato, por lo cual de su garganta sólo logró salir un ruido extraño en lugar de una risa.

The calm before (after) the storm | Drarry |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora